Para la chica que quiere rendirse

¿Qué hace que te duela el alma hoy? ¿Qué dolores están punzandote, causando que cojees en debilidad? ¿Qué preocupaciones y miedos te han paralizado, llevándote a abstenerte de perseguir a Dios y Sus planes para ti? ¿Qué decepciones te han desanimado y luego te han hecho sentir derrotada? ¿Qué te carga? ¿Qué está haciendo que quieras rendirte?

Tú sabes, tu alma fue hecha para sentir profundamente. Fue creada para cantar y regocijarse y adorar... y llorar y experimentar dolor. Tu Creador no cometió un error cuando Él permitió que tú sintieras profundas y complejas emociones. Él sabía que tú, dulce joven, tendrías un alma que pudiese ser llena hasta el borde de indescriptible gozo, pero un alma que pudiera también ser drenada y seca en pena.

El enemigo sabe eso también. Él sabe cuán sensible eres a diferentes emociones. Él sabe cuán intensamente tú estás capacitada para sentir. Él usa esto para su ventaja. Él busca encontrarte débil y cansada, y te tienta a dudosos, desalentadores y desesperanzados pensamientos. Y a él le gusta dejarte con los peores pensamientos; esos que dicen que nunca serás amada, que nunca harás nada por Dios, que deberías también dejar de intentarlo.

Pero fuiste creada para más.

Fuiste creada para gozo. Fuiste creada para una fe inquebrantable. Fuiste creada para deleitarte en la gracia de la cruz de Cristo. Tú, preciosa y amada chica, fuiste creada para Él.

El Amante de tu alma te ha creado para la más hermosa tarea: glorificarlo a Él en radiante gozo.

No dejes que el enemigo te susurre facraso en tu alma ni por un momento más. No dejes que apague la vida de poder que estás llamada a vivir. No dejes que la oscuridad ensombrezca tu corazón.

Vuélvete a la gracia salvadora de Dios, el amor que tomó tu lugar en la cruz y aférrate a la libertad de la culpa, desesperación, destrucción y derrota. Cristo vive en ti. Vive a través de Él.

Tus lágrimas todavía pueden caer. Tu estómago todavía puede doler. Tu mente puede luchar para sacudir los pensamientos de autocondenación que buscan jugar como un reloj. Es difícil, yo sé. Porque es una batalla. Clamar por gozo en medio de un profundo y oscuro pozo requiere una pelea; pero es una pelea que Cristo promete ganar por ti a través de Su gracia. Deja que Su amor sea tu grito de batalla.

Aunque las sombras parecen fuertes, Su luz es más fuerte.

Así que, ¿a dónde vas desde aquí? A Su Palabra. No por unos rápidos y reparadores versos para sostenerte por unos días, sino por un bálsamo sanador donde encontrarás a Cristo cada día. Oh, cuánto necesita tu alma de Su palabra. Tú necesitas saber la verdad. Necesitas el fundamento de la fe que te conducirá más cerca de Cristo y a una intimidad más profunda en Él.

Es allí (en la Palabra) que encontrarás lo que necesitas para continuar en victoria. Fe. Esperanza. Gozo. Compañerismo con Cristo.

Dulce joven, no fuiste hecha para rendirte. Fuiste hecha para encontrar victoria en tu Salvador y brillar con Su luz en las sombras oscuras de este mundo.

Fuiste hecha para Él. Siempre recuerda eso.

Con amor,

Samantha

¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidarás para siempre?

¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro?

¿Hasta cuándo he de tomar consejo en mi alma,

teniendo pesar en mi corazón todo el día?

¿Hasta cuándo mi enemigo se enaltecerá sobre mí?

Considera y respóndeme, oh Señor, Dios mío;

ilumina mis ojos, no sea que duerma el sueño de la muerte;

no sea que mi enemigo diga: Lo he vencido;

y mis adversarios se regocijen cuando yo sea sacudido.

Mas yo en tu misericordia he confiado;

mi corazón se regocijará en tu salvación.

Cantaré al Señor,

porque me ha colmado de bienes.
(Salmos 13 – LBLA)

Protégeme, oh Dios, pues en ti me refugio.

Yo dije al Señor: Tú eres mi Señor;

ningún bien tengo fuera de ti.

En cuanto a los santos que están en la tierra,

ellos son los nobles en quienes está toda mi delicia.

Se multiplicarán las aflicciones de aquellos que han corrido tras otro dios;

no derramaré yo sus libaciones de sangre,

ni sus nombres pronunciarán mis labios.

El Señor es la porción de mi herencia y de mi copa;

tú sustentas mi suerte.

Las cuerdas cayeron para mí en lugares agradables;

en verdad mi herencia es hermosa para mí.

Bendeciré al Señor que me aconseja;

en verdad, en las noches mi corazón me instruye.

Al Señor he puesto continuamente delante de mí;

porque está a mi diestra, permaneceré firme.

Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija;

también mi carne morará segura,

pues tú no abandonarás mi alma en el Seol,

ni permitirás a tu Santo ver corrupción.

Me darás a conocer la senda de la vida;

en tu presencia hay plenitud de gozo;

en tu diestra, deleites para siempre.
(Salmos 16)

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Sobre el autor

Samantha Keller

A Samantha le encantan los días en el lago, el café fuerte y escribir sobre las formas en que Jesús transforma nuestros desórdenes cotidianos en hermosas historias. Le encantan las cuatro estaciones en el norte de Indiana y usualmente viste … leer más …

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