"Nosotros sin Dios" llegó a su fin | Leamos la Biblia juntas en Navidad | Isaías 7:14, Mateo 1:21-23

En el mes de diciembre haremos una pausa en nuestro recorrido por el libro de 2 Pedro y nos detendremos a observar algunos pasajes bíblicos relacionados con la llegada del Salvador al mundo. Es nuestra oración que nuestros corazones se llenen de esperanza con la buena noticia del Evangelio.

¿Has tratado de ver algo que brilla en la oscuridad a plena luz del día? No hay forma de que luzca como algo impresionante y lumínico, necesitas estar en un lugar muy oscuro para apreciar el resplandor fluorescente. Lo mismo pasa con las buenas nuevas del nacimiento de Jesús.

La buena noticia del Evangelio solo brilla en aquellos que tienen ojos para ver la oscuridad de las malas noticias que el pecado acarrea consigo. Si no somos capaces de apercibirnos de las tinieblas que envuelven a un corazón lejos de Dios, nunca podremos saborear la dulzura del anuncio de aquel cuyo nombre es “Dios con nosotros”.

“Nosotros sin Dios” llegó a su fin

“Nosotros sin Dios”, es la primera mala noticia que recibieron Adán y Eva en el Edén, el pecado trajo esa mala noticia y desde entonces solo una penumbra ha cubierto los corazones de los hijos de Dios; por años y años, la muerte y las tinieblas han sido el pronóstico diario para ellos. Tristeza y dolor han sido su pan de día y de noche. ¿Pero qué los mantuvo de pie durante todo este tiempo? Sólo la promesa de un Salvador, la promesa de vida y restauración era el único rayo de luz que guiaba su camino.

Esa promesa la vemos alumbrando en todo el Antiguo Testamento como reflectores, sonando como ecos de consuelo y esperanza. Hoy nos detendremos en una profecía que anunciaba esa buena noticia que tanto esperaban. #leamoslaBibliajuntas

Isaías 7:14

Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.

Esta profecía fue dada 700 años del nacimiento del Mesías, ¡sí 700 años! 255,500 días aproximadamente. El pueblo de Dios continuaba la crisis de confianza en su creador que inició en el Edén, el Rey Acaz al igual que Eva decidió confiar en la fuerza del hombre y despreciar el consejo de Dios. Esta señal tuvo su cumplimiento histórico y también un propósito profético que miraba al futuro, porque la historia del pueblo de Dios siempre ha tenido la misma trama y solo los personajes cambian, el pecado había embotado el entendimiento y la capacidad de correr al único consejo seguro.

El destello de luz profetizado por Isaías tiene su cumplimiento en el nacimiento del Salvador. El nombre del niño anunciaba el fin de largos años de peregrinaje lejos de Dios, “Nosotros sin Dios” ya había llegado a su fin. La oscuridad que produjo la desconexión del ser humano con su creador ya había terminado.

Mateo 1:21-23

Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: HE AQUÍ, LA VIRGEN CONCEBIRA Y DARA A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRAN POR NOMBRE EMMANUEL, que traducido significa: DIOS CON NOSOTROS.

“Dios con nosotros” lo cambia todo, la llegada de Jesús significó la salvación más grande del pueblo de Dios, la liberación del pecado y del poder de la muerte. Pero hacer las paces con Dios requería mucho más que el nacimiento de un niño, demandaba un pago tan alto que ningún ser humano podría pagarlo. ¡Ese fue el propósito del bebé en el pesebre! Nació para vivir la vida perfecta que ni tu ni yo somos capaces de vivir y para morir inocentemente en el lugar que merecíamos por nuestro pecado.

Dios mismo se acercó a nosotros en la cruz del Calvario, Él pagó el precio para restaurar la relación con su pueblo. Deja que estas verdades llenen de esperanza tu corazón, ya nada podrá separarte de Él, ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor. (Romanos 8:39-39)

Si estás en Cristo, “Dios con nosotros” será tu estado para toda la eternidad.

Reflexionemos juntas:

¿Has depositado toda tu confianza en que Jesús hizo todo lo que era necesario para que tu pudieras tener comunión con Dios?

¿Es el pecado asqueante para ti o te deleitas en él?

¿Cómo esta reflexión te lleva al arrepentimiento y al mismo tiempo te anima a alabar a Dios?

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Sobre el autor

Betsy Gómez

Betsy Gómez tiene una gran pasión por inspirar a otras mujeres a atesorar a Cristo en lo ordinario de la vida. Nació en la República Dominicana, y ahora vive en Irving, Texas, donde su esposo, Moisés, sirve como pastor hispano … leer más …

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