No tomes ese primer bocado

Sé que hacer trampa no es necesariamente correcto, pero me ayudará a obtener una mejor calificación en esta clase.

Él es tan lindo y me pidió una foto. Una foto sexy no hará daño. Nadie más lo sabrá.

Esta película tiene algunas escenas sensuales, pero la estoy viendo sola. Estaré bien.

Pensamientos como estos a menudo se deslizan en nuestras mentes cuando se presenta un pecado tentador. Son los pensamientos que usamos para justificar una elección pecaminosa que sabemos que probablemente no deberíamos tomar.

Podríamos regresar al Jardín del Edén e identificar algunos de estos pensamientos. En el encuentro entre Eva y la serpiente (i.e. Satanás), observamos cómo Eva hizo tres declaraciones, convenciéndose a sí misma de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Y nosotras no somos diferentes, porque a menudo compramos las mismas mentiras para justificar nuestro pecado hoy en día.

Cuando la mujer vio que el árbol era…

Tómate un minuto para leer Génesis 3:

La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo creados por Dios el Señor, se le acercó a la mujer y le preguntó: ¿Es verdad que Dios no les permite comer de ningún árbol que hay en el jardín? La mujer le contestó: Sí podemos comer los frutos de cualquier árbol, menos del que está en el centro del jardín. Dios nos dijo que, si comemos o tocamos el fruto de ese árbol, moriremos. ¡Mentira! —silbó la serpiente—. ¡No morirán! Lo que pasa es que Dios sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, obtendrán todo el conocimiento, pues podrán conocer el bien y el mal. ¡Ese día ustedes serán como Dios!

La mujer contempló el árbol y se convenció de que su fruto era bueno para comer. Además, lo vio muy hermoso, y pensó que era su oportunidad para conseguir la sabiduría. Así que agarró el fruto y comió. Luego le dio de comer a su marido, el cual estaba con ella. Tan pronto lo comieron, se dieron cuenta de que estaban desnudos y sintieron vergüenza. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrir su desnudez.

Acerquémonos al verso 6 y meditemos en los tres razonamientos de Eva que «justifican» su pecado.

1. «¡Necesito esto!»

Eva vio que el árbol era bueno para comer. Así que ella razonó que comer la fruta satisfaría una necesidad, aunque Dios había prohibido expresamente comerla.

A veces, el pecado nos llega con el pretexto de que satisfará una necesidad.

Nuestra «necesidad» de sexo.

Nuestra «necesidad» de éxito.

Nuestra «necesidad» de ser conocidas.

Nuestra «necesidad» de ser aceptadas.

El pecado podría «satisfacer» una necesidad temporal, pero siempre nos dejará insatisfechas, lastimadas y buscando más.

Tratar de satisfacer nuestras propias necesidades en lugar de confiar en el Señor para satisfacerlas solo nos llevará a nuestra destrucción, tal como lo hizo con Eva.

Hay una razón por la que Dios nos prohíbe hacer ciertas cosas, y es para nuestra protección. Dios prohibió a Adán y Eva del fruto para evitar que el pecado entrara en el mundo; desobedecieron, y toda la humanidad continúa sufriendo por esa decisión.

2. «Luce bien para mí.»

El pecado se ve bien, ¿no es así? La biblia incluso reconoce que el pecado a menudo trae un placer temporal. (Hebreos 11:25)

Las fotos de la fiesta del fin de semana que salpican en tus redes sociales siempre cuentan una historia de diversión, buenos momentos, y aventuras.

Cuando estaba en la escuela secundaria, deseaba ir a fiestas y beber; pero el lunes por la mañana escuchaba historias de malas decisiones tomadas o de personas desmayadas y sin recordar lo que había sucedido. A pesar de que era deseable, sabía que no quería participar en este tipo de comportamiento.

También he hablado con chicas que han caído en pecado sexual con chicos, y algunas veces dicen: «¡fue maravilloso!» Se veía bien. Él era deseable y su pecado con ese niño trajo placer... Pero solo por un momento.

No importa cuán bien se vea el pecado, cuán atractivo, cuán divertido, cuán salvaje, recuerda la verdad: porque la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23).

3. «Esto me ayudará.»

El último pensamiento registrado de Eva antes de comer del fruto fue, «ser deseada y ser sabia» (v.6).

Ella creía que comer del fruto la ayudaría de alguna manera. Esencialmente, ella ganó algo: el conocimiento del bien y del mal, pero a un precio muy terrible que tuvo consecuencias sorprendentes.

Este tipo de pensamiento (justificación del pecado) también puede manifestarse de otras maneras, como:

  • Si plagio este artículo, me beneficiaré al obtener una mejor calificación.
  • Si publico esta selfie sexy en Instagram, me beneficiaré al obtener más “likes” y seguidores.
  • Si bebo en esta fiesta, me beneficiará socialmente porque finalmente seré popular.
  • Si tengo relaciones sexuales con él, él me amará más y nuestra relación será más fuerte.

Sin embargo, no importa cuán beneficioso pueda parecer un pecado, solo traerá destrucción.

La Escritura es muy clara acerca de lo que el pecado trae a nuestras vidas. No son consecuencias beneficiosas. Es la muerte, el pecado no nos ayuda. Nos causa daño.

Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.

Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte (Santiago 1:14-15).

Escúchame otra vez: ¡No hay nada beneficioso acerca del pecado!

El pecado solo destruye, pero Dios perdona.

Sin la ayuda de Dios, no somos diferentes a Eva en el jardín. Nos entregamos a nuestra carne porque pensamos que el pecado nos satisfará... porque se ve bien… porque tal vez nos pueda beneficiar...

Pero ninguna de esas justificaciones es cierta.

Si has estado justificando un pecado, es hora de confesarlo y pedirle a Dios que Dios te libre a volver a caer en él.. ¡El pecado solo destruye, y deseo que nuestras lectores vivan una vida victoriosa en Cristo!

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y para limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9).

Cuando nos arrepentimos, ¡Dios promete perdonar nuestro pecado y limpiarnos! Y es en Su voluntad que encontremos la verdadera libertad, no en el doloroso callejón sin salida del pecado.

¿Cuáles son algunas maneras en que has tratado de justificar el pecado en tu propia vida? Cuéntame de ellos en los comentarios. Bendiciones

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Sobre el autor

Sarah Garrett

Sarah Garrett es una educadora apasionada y fundadora de Transformed4More Ministries que dirige con su hermana gemela idéntica. Es su deseo llegar a las adolescentes y contarles sobre el poder transformador y el amor de Dios.

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