Sentimientos de angustia, tristeza y miedo pasaron sobre mí al escanear la cordillera de montañas. Respiré el aire fresco esperando que el aire libre me hiciera algo de bien. La vida era difícil en este momento – realmente, realmente difícil.
Estaba a la mitad de mis veintes y completamente angustiada por una decisión que cambiaría mi vida. Mis opciones eran seguir avanzando en mi relación y casarme o terminar la relación y regresar a la soltería. En lo profundo de mi corazón, sabía qué era lo que tenía que hacer. Sabía que no podía casarme por temor a que este muchacho fuera “el último barco zarpado de la isla de la soltería”.
Después de mucho orar, llorar, y más llorar, finalmente rendí mis esperanzas y sueños al Señor y dije, “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).
La relación terminó pronto después de haber orado esas dolorosas palabras.
Los días que siguieron fueron unos de los momentos más transformadores en mi vida. Pasé de ser una chica quien ponía mis esperanzas y sueños en el matrimonio, muchachos y estado civil a una chica quien estaba desesperada por encontrar descanso y contentamiento en el Señor.
Dios ha sido tan bueno conmigo en el despertar de esa transformación. Él me ha dado abundante paz, descanso y contentamiento. A pesar del hecho de que los últimos años han sido un tipo de sequía en cuanto a muchachos, estos han sido verdaderamente unos de los años más fructíferos en mi vida.
¿Pero qué si él es mi última esperanza?
Imagino lo que muchas de ustedes están pensando, no quiero dejar a este muchacho porque él pudiera ser mi última opción. Quieres estar en una relación. Quieres casarte. Quieres al muchacho. Quieres la atención y la soltería suena como una pesadilla. Te sientes desesperada. Te sientes triste. Te sientes llena de temor. Te preocupas por tu futuro. Así que consideras conformarte para evitar angustia y tristeza prolongada.
Lo entiendo. Recuerdo esos sentimientos bastante bien. Y eso por eso que te estoy escribiendo.
● No quiero que te conformes con un muchacho por miedo o desesperación.
● No quiero que justifiques la falta de carácter de un muchacho porque te gusta tu estado civil.
● No quiero que pongas en peligro tus convicciones porque él te halaga.
● No quiero que te cases con un muchacho simplemente porque tienes miedo de que su propuesta sea “el último barco zarpando de la isla de la soltería”.
Sea que se trate de tu relación actual, una relación potencial o un futuro desconocido, quiero que consideres estas tres cosas:
1. ¿Estoy dispuesta a buscar y escuchar consejo externo?
Si yo no hubiera buscado y escuchado el sabio consejo a mi alrededor, habría tomado unas decisiones muy necias en mi relación. Aun cuando no apreciaba la sabiduría que me era ofrecida en el momento, hoy estoy muy agradecida. Te reto a buscar y escuchar consejo externo. (Eso quiere decir voces fuera de la de tu propia cabeza.) Pídeles a tus padres su comentario. Considera la sabiduría que ellos tienen para ofrecer. Pide a una hermana mayor que te aconseje a través de la relación, y toma seriamente en tu corazón lo que ella tenga para decir.
No asumas que lo sabes todo y que vas a tomar la mejor decisión. Confía en la sabiduría a tu alrededor y considera seriamente el consejo de aquellos quienes más te aman.
Sin consulta, los planes se frustran,
pero con muchos consejeros, triunfan (Prov. 15:22).
2. ¿Estás sosteniendo la relación con manos abiertas?
Mis manos estaban fuertemente cerradas alrededor de mis esperanzas para mi relación. Sostenía esas esperanzas fuertemente por muchos muchos meses. Yo quería lo que quería y no estaba dispuesta a ceder. Me tomó demasiado tiempo para finalmente abrir mis manos y decirle al Señor, “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Te reto a evaluar tu corazón y a preguntarte si estás sosteniendo tu relación/muchacho con una mano abierta o con un puño cerrado. ¿Verdaderamente deseas la voluntad de Dios por sobre todas las cosas? ¿O solo quieres lo que tú quieres? Si deseas la voluntad de Dios por sobre todas las cosas, vas a necesitar ceder el control. Necesitas estar dispuesta a dejar la relación/muchacho si esto es necesario. Abre tus manos, y dile al Señor que quieres lo que Él quiere para ti.
Por tanto, someteos a Dios (Santiago 4:7).
3. ¿Estás dispuesta a ser honesta respecto a este muchacho?
Jamás voy a olvidar a mis papas diciéndome, “Un muchacho no es quien él dice ser. Él es lo que sus acciones dicen que es.” Ellos estaban recordándome que el hablar es poco costoso. Todos necesitamos respaldar nuestras palabras con acciones. Si eres como yo, eres una experta en hacer excusas para el muchacho en el que estás interesada.
● “Él está intentando.”
● “Realmente no lo dijo en serio.”
● “Dijo que lo sentía.”
● “Lo va a hacer mejor la próxima vez.”
● “Tiene buen corazón.”
Es momento de ser completamente honesta sobre tu chico. No endulces sus acciones. No justifiques su comportamiento. No imagines que él es el muchacho que sueñas que él sea. Acepta las verdades de quién es él justo ahora. Se totalmente honesta sobre sus fortalezas y debilidades. Basa tus puntos de vista de su carácter en hechos, no en emociones.
Una página de mi diario
Aquí está la oración que escribí el día después de terminar mi relación. Te animo a hacerla tu oración también.
Señor, rindo mis esperanzas, sueños, expectativas y deseos a Ti. Oro que Tú me llenes de sabiduría y me ayudes a seguirte a Ti. Por favor abre mis ojos a la verdad y ayúdame a buscarte como tesoro escondido. Señor, Tú tienes un plan mucho mejor para mí que el que yo tengo. Por favor ayúdame a correr a Ti y buscarte a Ti por sobre todas las cosas. Muéstrame la verdad, y dame consuelo. Por favor ayúdame a correr a Ti y a enfocarme en Ti. ¡Amén!
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