Un grupo de chicas se sentaron en mi sala mientras compartíamos un pan de banano. Esta sería nuestra última reunión antes de que estas mujeres jóvenes regresaran a sus respectivos países. Hablamos de temas de actualidad y, como era frecuente, nuestro encuentro evolucionó a una sesión de preguntas y respuestas bíblicas y de la vida diaria. De repente, una pregunta sobre sexualidad surgió. Y de allí, sentí que algunas de ellas estaban un poco titubeantes de preguntarle a quién hasta entonces habían conocido como “líder cristiana”. Al percibir esto, con mucha naturalidad les dije: “en vez de preguntarle a Cosmopolitan, y recibir información distorsionada, prefiero que vayamos a la Biblia”. Todas se rieron, se relajaron y nuestra conversación prosiguió con naturalidad.
¿Cuál es el punto de esta historia? Si eres una joven lectora, muchas veces vas a tener consejeros en distintas categorías. Si necesitas consejo de trabajo o estudios, posiblemente le preguntas alguien que conoces. Si necesitas consejos de belleza, le preguntas probablemente a quién tiene buen sentido de estilo. Cuando tienes preguntas de sexualidad, quizás te resulte más fácil acudir a fuentes diferentes a la Biblia. Llegando a cumplir mi cuarta década de vida, estoy casi segura de que este artículo será leído en su mayoría por mujeres más jóvenes que yo. Por esto, creo que puedo afirmar que cuando se trata del sexo, tu líder de jóvenes, discipuladora o mentora (y mucho más si la ves como “maestra de la Biblia”) no representará tu primera opción al buscar información o consejo acerca de la sexualidad.
Cuando el sexo es un tema tabú
No soy una experta, y ni siquiera me acerco a ser la persona con más conocimiento del tema. En mi caso, y posiblemente al igual que en el tuyo y en el de muchas otras jóvenes, como es común entre las latinas, el tema de la sexualidad fue inexistente en casa. Durante mi niñez y parte de mi adolescencia, sólo sabía que habían ciertas escenas en películas en donde dos personas empezaban a acercarse físicamente o darse un beso, pero inmediatamente mis padres me sacaban de la habitación o cambiaban la película. No es extraño entonces, que por mucho tiempo pensara que eso era “intimidad” entre dos personas. Hasta años más tarde, después de que mis compañeros en un colegio cristiano descubrieron que había mucha “información” básica acerca de la sexualidad que yo no tenía, siendo ya una adolescente, ellos conversaron con una de mis maestras y esposa de un pastor, quién me explicó cómo “funcionaban" las cosas. Pero eso solo cubría la parte física.
Pasaron años antes de que entendiera que la sexualidad era mucho más que lo físico y que la Biblia, el consejo y revelación de Dios, no estaba silente en cuanto a lo que yo necesitaba saber para caminar en piedad (2 Pedro 1:3-11). Para la joven común de hoy en día, muchos programas educativos tienen clases de educación sexual. Sin embargo, estas clases tienen sus limitaciones. En algunos casos, los consejos que estas clases promueven como normales, por ejemplo, son la experimentación sexual fuera del matrimonio, lineamientos que son completamente contrarios a la verdad bíblica.
Los primeros responsables en instruir acerca de la sexualidad deberían ser los padres. Sin embargo, muchas de ustedes, amadas jóvenes lectoras, tal vez no tengan padres que poseen una cosmovisión bíblica de la sexualidad. Más aún, hoy día en el pueblo hispano existen muchos tabúes acerca de la sexualidad. En algunos casos, nuestros padres también crecieron en hogares donde el tema era prohibido, así que no debemos recriminarles por tener temores a la hora de hablar de este tema con nosotras.
Recuerda, la sexualidad es mucho más que el acto sexual. Todos los seres humanos somos seres sexuales aunque no estemos activos sexualmente, y Dios tiene cosas que aconsejarnos acerca de la sexualidad. Sí, esta es un área que necesitamos entender y atender de manera honesta, clara y propiamente informada, de manera tal, que nuestras opiniones y aproximación sea útil y correcta por nuestro bienestar. Dios no está en tu contra, Él está a tu favor, a fin de que puedas agradarle a Él y al hacerlo encontrarás el mayor gozo y deleite que puedas experimentar y que no se compara a ningún otro placer terrenal.
Ve a la fuente correcta: al Creador del sexo
El propósito de este artículo no es una crítica exhaustiva a Cosmopolitan. El asunto es que esta revista, según observamos a través de una búsqueda general en Google, pretende ser: “tu fuente para obtener los últimos consejos sobre sexo, noticias de celebridades, ayuda para citas y relaciones de noviazgo, tutoriales de belleza, tendencias de moda y más”. El primer propósito citado en la lista es ser tu fuente. Dentro de las diversas definiciones de la palabra “fuente”, se encuentran dos que aplican al contexto actual. Según la Real Academia de la Lengua Española, una fuente es: “principio, fundamento u origen de algo” y “persona o cosa que proporciona información”. El lugar de donde sacas tu información marcará o en el menor de los casos influirá en tu forma de pensar. La Biblia nos dice que nuestra forma de pensar definirá nuestra manera de vivir (Romanos 12:2). Si una revista limita la “diversión” al libertinaje sexual, entonces minimiza lo que la sexualidad realmente es. De igual forma, niega las consecuencias emocionales, físicas y espirituales de su mal uso fuera del diseño de Dios.
En otros artículos de esta serie hemos tratado diferentes aspectos y perspectivas de la sexualidad. Pero el tema es amplio y complejo, pues no se trata “sólo de sexo”. Y para eso estamos en el cuerpo de Cristo, para apuntarnos a Él, a ser más como Él. Recuerda que el Hijo de Dios caminó sobre la tierra y fue tentado en todo, pero sin pecar (Hebreos 4:15). Tus tentaciones y deseos no son un misterio o algo de lo que el Dios del universo no pueda compadecerse, o acerca de lo cual Él decidió callar. La Biblia tiene mucho que decir acerca la sexualidad humana. Cada instancia bíblica que habla de la sexualidad busca proteger al individuo y a la colectividad de las consecuencias del mal uso de la sexualidad. La sexualidad en sí misma nunca es tratada de forma negativa. En adición, la Biblia busca informarnos para que nuestra mente sea transformada con el consejo de Dios.
La Biblia tiene mucho que decir acerca de la sexualidad. Información profunda, correcta y proveniente de la fuente original: nuestro Creador.
- La sexualidad es un regalo. Es un regalo que nos fue dado por Dios para ser administrado. Él nos pedirá cuentas de lo que hacemos con dicho regalo porque “fuimos comprados por precio” (1 Corintios 7:23).
- La sexualidad es más que “satisfacción momentánea”. Es mucho más que eso. Es la forma en la que Dios ha diseñado que seres humanos disfruten y con responsabilidad conozcan un nivel de intimidad exclusivo. Tristemente, hoy en día se habla de la sexualidad como si fuera algo tan trivial como preparar el desayuno o tomar un café. Sin profundidad, sin intimidad, cuando en realidad es el área más íntima y privada del ser humano. Dios lo diseñó así. Tu sexualidad apunta a una intimidad mucho más trascendente, la intimidad con un Dios que nos conoce completamente y nos ama en Cristo.
- La sexualidad es poderosa. Pero nunca más poderosa que otros afectos y sentidos de Dios. El impulso sexual es poderoso, pero como dice Elizabeth Elliot en un corto artículo titulado “El sexo es más que diversión”: “Controlar tu impulso sexual es como controlar un caballo de carrera. Ciertamente, el controlarlo no arruina el caballo. Muy lejos de eso. Esto sólo incrementa su fortaleza”.
- La sexualidad es más que relaciones sexuales. La sexualidad es parte de tu identidad dada por Dios (aunque el mundo actual quiera decir lo contrario, el único con derecho a definir la sexualidad es su creador, y Él dice: "varón y hembra los creó.” Tu sexualidad involucra aspectos como tus pensamientos, el funcionamiento de tu cuerpo, los cambios hormonales y tu fisiología, tus emociones y deseo por intimidad y amor. Los límites que establezcas en tus relaciones interpersonales y en tu vida espiritual serán afectados por las decisiones que tomas acerca de tu sexualidad.
Reflexionemos:
- Si tienes padres cristianos: ¿ Te Sientes en la libertad de hablar de temas de sexualidad con ellos? ¿Te sentirías en la libertad de compartir tus dudas con algún líder de tu iglesia (Como mujer debes preguntarle a otra mujer) o Si no tienes padres cristianos o tus padres no tienen una cosmovisión bíblica: ¿qué preguntas tienes acerca de la sexualidad que te gustaría hacer? Antes de ir a Google o Cosmopolitan, ¿por qué no vas a la Biblia? (Hay todo un libro en la Biblia que hablar del amor y la sexualidad entre una pareja, el libro de Cantares. Si encuentras información compleja, podrías preguntarle a alguna mentora o líder juvenil de la iglesia)
- Si Dios está dispuesto a hablar abiertamente de la sexualidad, tú tampoco deberías titubear a hacer las preguntas que te aclaren, informen y ayuden a que este área de tu vida esté alineada a la palabra de Dios. Si a Dios le interesa el tema y lo trata abiertamente en tu palabra, deberías confiar en Él. El es tu Creador y Padre Celestial.
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