De las últimas ocho navidades, siete las he pasado “lejos de casa”. Pero, ¿qué es “casa” para mí? Nací y me crié en Latinoamérica y como todos los latinos tengo fuertes vínculos familiares. Y como la mayoría no tengo una familia perfecta pero la distancia me ha recordado cuánto los amo, cuánto los extraño y estoy rodeada de cientos de estudiantes universitarios a quienes he ministrado en los últimos años y quienes han derramado lágrimas al comer una comida navideña “hecha en casa”.
Indudablemente la época navideña es una época de celebraciones y melancolías. Esto parecería una contracción pero con el avance de los años nos damos cuenta que eso está más cerca de la realidad. Todos los que hemos visto la vieja película “Mi Pobre Angelito” nos vemos familiarizados entre el querer descansar en ocasiones de nuestros “problemas familiares” para que luego, nos demos cuenta al pasar por circunstancias y situaciones que nos mantienen lejos de nuestras familias imperfectas, anhelemos más profundamente dicha familiaridad.
Para otros, como yo, quienes a la luz del mundo estamos “solos” (cuando en realidad si pudiéramos ver las nubecita con comentarios en la cabeza, significa que todavía no tienes novio o no te has casado), en estas circunstancias con el asumir de la gente, y muchas veces el de nosotros mismas, hacemos la meditación de “otra Navidad sola” nuestra realidad. Sin embargo, soltero y solo nunca deben ser aceptados como sinónimos pues esto solo daña nuestra perspectiva.
Claramente al recibir estas preguntas que bombardean nuestra mente y se convierten en la meditación de nuestro corazón pensamos “¿Y de nuevo con lo mismo?.” Te sientes cansada cuando te hacen la misma pregunta una y otra vez. Muchas nos hemos aislado, en ocasiones, de asistir a reuniones de familiares o amigos casados para evitar estas preguntas que en nuestro interior a veces pensamos vergonzosa.
• La frase “OTRA NAVIDAD…” debería representar un motivo para estar agradecida: ¡estás viva! Esta es una de las bendiciones que más tomamos por dado. Cada año he perdido a alguien en los últimos años que era importante para mi. Cuando alguien en tu vida muere, valoras el regalo precioso de esa vida. Pero de igual forma esto debería llevarnos a meditar en la realidad de TU VIDA. Piensa en la maravilla que representa.
• SOLA: Este título puede ser mal dirigido y no tan fiel a la realidad. Es fácil exagerar nuestra realidad. Si nos fijamos en incontables promesas bíblicas que nos aseguran que Dios no nos dejará ni nos desamparará. Si realmente, creemos en que la Palabra de Dios es real y es la expresión misma de Su carácter. Si realmente hemos decidido que lo que Dios dice es verdad y cierto, aún cuando nuestras emociones, el mundo que nos rodea y circunstancias nos dicen lo contrario. Si pensamos en todas estas expresiones entonces sabemos que la “realidad” de estar sola no es más que falta de perspectiva y falta de fe. En estos casos lo que creemos y nos convencemos que necesitamos (compañía) no es en realidad lo que necesitamos. Lo que necesitamos es fe para creer que Dios, su presencia eterna a través de la persona del Espíritu Santo, el Consolador y Ayudador que está permanentemente en nosotros, entonces sabemos que nunca, nunca, nunca estamos solas. Es una promesa. Es tan real como la circunstancia.
A veces nos sentimos solos por falta de agradecimiento. Hay alguien que de forma especial tiene nuestra atención y cuando esta persona no está entonces es fácil generalizar y hacer desaparecer a decenas de personas que están a nuestro alrededor. Créeme yo he estado ahí más veces de las que quisiera reconocer. Pero al final si realmente pido a Dios Su perspectiva Él me permite ver que realmente siempre Él ha provisto amigos, hermanos y compañía disponible para mí.
Una frase de John Piper me hizo meditar y pensar en lo importante que es adquirir perspectiva, bíblica, fresca y verdadera, que nos recuerde que esta temporada es una gran oportunidad para rescatar el propósito principal de estas celebraciones: ¡Gozo y esperanzas renovados!: “Si hay un anhelo en tu corazón durante este Adviento por algo que el mundo no ha sido capaz de satisfacer hasta este momento, ¿Pudiera ser que el regalo de Navidad que Dios ha preparado sea que veas a Cristo como la consolación y redención y el recibirle a Él por quién Él realmente es?[1]
La palabras de los ángeles que anunciaban la llegada del Mesías resuenan en Lucas 2:9-11:
9 Y un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. 10 Mas el ángel les dijo: No temáis, porque he aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; 11 porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.
La perspectiva es sumamente necesaria para ser felíz. ¿Te ha pasado alguna vez que algo es bueno o malo hasta que cambias de perspectiva? De igual forma las expectativas irreales no nos permiten saborear y disfrutar lo que tenemos por delante. A veces el pensar en lo que queremos y no tenemos (un regalo, más dinero, un novio, el último iPhone, o el zapato o ropa de temporada) , no nos permiten estar grandemente agradecidas por el clóset lleno de accesorios, todos los zapatos que tenemos, una casa segura y una cama cómoda donde dormir, amigos de infancia que nos aman, una colección de primos y primas que se meten en nuestras vidas y nos traen dolores de cabeza y a la vez innumerables risas. Los padres que tenemos (o a los que han perdido uno de sus padres, el papá o la mamá que aún nos queda.) Tenemos que estar agradecido por “amigos y amigas más unidos que un hermano” que Dios nos permite tener. Aún lejos de casa Dios me ha provisto de amigos unidos por una amistad profunda que me aman incondicionalmente, un hogar.
Sobre todo a veces nos encontramos con el privilegio inesperado de “ser Navidad para otros”. Abrir nuestro hogar para cenas y actividades navideñas, cantatas navideñas en una comunidad en donde muchos nunca han escuchado la historia de Jesús Dios encarnado que vino a traer esperanza al mundo. Podemos convertirnos en los “vasos imperfectos” que cargan buenas nuevas para otros.
Sé Navidad para otra persona ; muchos nos sentimos mal cuando no nos invitan a una fiesta de navidad, o a jugar el tan celebrado “angelito” donde esperas que alguien te deje regalos regularmente para culminar en un regalo mayor.
¿Por qué no decidir SER ese angelito no para uno sino para muchos? ¿Por qué no tomar nosotras mismas la iniciativa de ser las organizadoras o anfitrionas de esa fiesta de navidad, chocolate mañanero, cena de año nuevo o simple compartir durante las celebraciones de la época?
Desde muy joven empecé a tomar la iniciativa de organizar fiestas de año nuevo en casa de mis padres (Créeme que la mayoría de los padres prefiere que esa noche amanezca un grupo en tu casa a que seas tú la que vayas a casa de otros compañeros). Y todavía muchos guardan, y yo también, estos tiempos como algunos de los mejores en mi juventud.
Esta Navidad no estás sola porque Cristo habita en tu corazón. Si aún no tienes una relación personal con Él, entonces tienes delante de ti y a solo una oración de distancia al Salvador del mundo, tocando la puerta de tu corazón y diciendo, que si reconoces tus pecados y que Él murió por ellos en la cruz del Calvario, si te arrepientes de ellos y se lo pides, Él entrará a tu corazón y de seguro nunca, jamás estarás sola.
Sé Navidad para otras, abre las puertas de tu casa, lleva un chocolate caliente, haz una oración por personas que están sufriendo, ora por un extraño en el centro comercial, y sé Navidad para ellos. Pero sobre todo recuerda el ser agradecida por el mayor regalo y promesa inquebrantable que tenemos esta Navidad: Emanuel, Dios con nosotros. Cristo es tu hogar, tu casa y Él nunca, nunca está lejos.
Para reflexionar:
1. ¿Cómo puedes en una frase, resumir lo que sientes en tu corazón respecto a esta navidad? (Sé brutalmente honesta)
2. Haz un listado de 10 cosas que tienes en esta Navidad.
3. Ten un tiempo de oración con Dios y medita en lo que Lucas 2:9-11 representa para tí en esta navidad. Pídele al Señor que alinee tu corazón al suyo, que te dé esperanza y paz y te ayude a tener SU perspectiva en esta navidad.
[1]John Piper. The Dawning of Indestructible Joy (Kindle Locations 176-178). Crossway.
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