Durante esta época del año las emociones están a flor de piel y, aunque no es el propósito real de la temporada, esperamos regalos, ver a nuestros familiares, vacaciones y diversión para festejar, pero ¿qué festejamos? El mundo nos habla de una época de amor y paz, ¿no es esto gracioso? Hablan de esas emociones sin ir a la raíz primordial que nos sumerge en ellas.
Para algunas personas, y confieso que soy una de ellas, es un tiempo para recordar a aquellos que no están de este lado de la eternidad. Mi padre murió en diciembre del año 2015, así que tengo retos emocionales que al paso de los años no se vuelven más fáciles, pero el pensar en el verdadero significado de estas «fiestas», me trae esperanza y me apuntan al Verbo encarnado.
Creo que escogí un texto poco convencional para reflexionar sobre la verdadera esencia de la Navidad. Por favor, abre tu Biblia en Miqueas 5, te platico el contexto:
El pueblo de Israel es llamado a juicio y se menciona ahí una profecía en la que se les advierte que serán invadidos por los asirios. Esta condición les traerá humillación causada por su rebeldía. Dios promete un regalo maravilloso que no solo consiste en rescatarlos de sus enemigos, sino de un mal mucho peor: su pecado. Me encanta nuestro Dios que, a pesar de esta «tragedia», no ha olvidado a Su pueblo.
Quiero que pienses en el mejor regalo que alguien podría darte, algo que de veras deseas. ¿Lista? Ahora, ¿qué pasaría si ese regalo estuviera envuelto en una caja horrible, una envoltura rota, un paquete que pareciera haber sido atropellado por un camión?
Un regalo simple
El anhelo más grande del pueblo de Israel era ser una nación libre, propia y sin esclavitud, sin embargo, cuando llegó ese regalo no lo supieron reconocer porque esa envoltura era «demasiado simple» para ellos.
En el versículo 2 encontramos que vendría el libertador de Israel y nacería en un lugar insignificante: «Belén Efrata». De este mismo lugar es el rey David (1 Sam. 16:1, 18–19; 17:12) y esto es crucial, ya que así se establece la relación entre el Mesías y el pacto davídico. ¿Recuerdas que el Mesías vendría del linaje de David?
Nota el contraste entre lo pequeño del lugar y lo grande del Señor, pero el pueblo no lo veía así, simplemente era poca cosa. ¿No es esto lo mismo que hace el mundo? Pareciera que la celebración navideña es muy importante y festejamos a Jesús sin Jesús, o lo que es lo mismo, no nos damos cuenta de la importancia del regalo.
¿Y nosotras? ¿Reconocemos que este regalo es menos simple de lo que parece? ¿Reconocemos que somos necesitadas?
Un regalo con significado
Vemos, entonces, que nacerá el gobernante prometido que será humillado, de inmediato el texto nos da una característica más: «eternidad» (v. 2), habla de alguien que siempre estuvo, a esto se le llama «doctrina de la preexistencia». Por favor, nota este contraste: «de ti me saldrá…» y «desde los días de la eternidad…», parecieran conceptos contrarios, alguien que llegará, pero que siempre estuvo. ¿Acaso esto no apunta a las dos naturalezas de Cristo? Añadió humanidad a Su divinidad para identificarse con nosotras (Flp. 2:6-8).
Este gran regalo tiene entonces un significado más profundo de lo que parece. A simple vista, Jesús nació como un bebé que necesitaba de los cuidados más simples, pero Él existe desde siempre.
Ojo con esto, porque este regalo se puede entender a nivel intelectual y aun así no ser recibido. En Juan 1:11 nos encontramos con esta gran tragedia de vivir como ateas funcionales, como si el regalo prometido no tuviera significado alguno. Es importante tener en cuenta que no basta con entender a nivel intelectual estas verdades, debes tener también una vida funcional que verdaderamente refleje el evangelio.
Un regalo que cambia tu vida
Entonces este es un regalo que promete salvación: «Él será nuestra paz» (v. 5). El Mesías libraría a Su pueblo de sus enemigos y la salvación que trae con Él incluye el área espiritual y física, o sea, es integral.
Ahora vamos a ponernos un poco teólogas, ¿ok? Quiero que notes lo profundo de este capítulo porque el texto mezcla la primera y la segunda venida de Cristo, el plan completo del programa profético que comprende que Jesús vino y vendrá otra vez.
Él gobernará y pastoreará (v. 4), y aunque el mensaje viene envuelto de forma «simple», tiene un significado teológicamente profundo, ¡esto me encanta! Porque trae con él un resultado muy práctico: Jesús cambia tu vida.
Después de haber llegado hasta este punto, quiero que, por favor, te tomes un tiempo a solas y pienses:
- ¿Esta será otra Navidad sin Jesús?
- ¿Entiendo el regalo con un significado profundo, pero no lo obedezco?
- ¿Este regalo ya cambió mi vida?
Quiero que las respuestas a estas interrogantes sean claras para ti, porque solamente los que entienden su estado miserable, comprenden cómo el Regalo prometido es necesario para pasar de muerte a vida.
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