Mientras atravesamos las diferentes etapas de nuestra vida, nuestras emociones juegan un rol muy importante que se derivan de aquellos pensamientos que pueden causarnos felicidad, tristeza, enojo, admiración, miedo, soledad, curiosidad o culpa.
El DYM Market Research realizó un estudio1 sobre los diferentes retos que encontramos en la juventud en estos días. Aunque enfocado en el país de España, es muy similar a los que podemos ver en la mayoría de los países. Los resultados arrojaron que las personas entre 18 a 25 años se sienten solas en un 80%. Otro dato es que el 15% de los jóvenes se sienten incomprendidos, mientras que el 70% relacionan la tristeza con la depresión. Además, el estudio publica que las mujeres se han sentido más solas en algún momento de su vida alcanzando casi el 70% frente al 56% de los hombres.
Las emociones no tienen una explicación sencilla, todas percibimos nuestro entorno a través de un filtro formado por nuestros sentidos y nuestras interpretaciones. Saber que nuestros pensamientos generan emociones nos ayuda a entender sus implicaciones y así tener una herramienta para poder enfrentar aquellos momentos donde nos sobrecoge la soledad y la tristeza, la culpa o el enojo.
Pero, ¿qué dice Dios sobre mis emociones? «Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida» (Prov. 4:23). Las emociones están relacionadas con el corazón, lo que sentimos se relaciona con lo que pensamos, y por esto también la Palabra de Dios nos advierte en Jeremías 17:9: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas». Dios creó las emociones no para que las anulemos cuando nos sentimos con tristeza, enojo, desánimo o soledad, sino para que, a pesar de su intensidad, las sometamos y conduzcamos por la Palabra de Dios. La Biblia nos dice: «La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, pero la buena palabra lo alegra» (Prov. 12:25).
Como mujeres, Dios nos diseñó por naturaleza con cambios físicos y hormonales que pueden variar en las diferentes etapas de nuestra vida e inciden en la forma en que interpretamos las situaciones que Dios trae a nosotras cada día. Además, hay tantas situaciones difíciles en nuestro entorno: el pecado, las guerras, las enfermedades, problemas relacionales… que no sabemos cómo sentirnos al respecto y nos puede llevar a un rincón de soledad y desesperanza.
Entonces, ¿cómo podemos trabajar con nuestras emociones a la luz de la Palabra de Dios cuando nos sentimos desalentadas y solas? Aquí algunos consejos que pueden ayudarnos:
- Guarda tu corazón. No escondamos nuestras emociones, sino llenemos nuestros pensamientos de la Palabra de Dios. Haz una lista de aquellos pensamientos que acompañan tus sentimientos de soledad y cargan tu mente. Busca lo que Dios dice en Su Palabra para que nuestro Señor te llene en medio del vacío que sientes.
- Ama a Dios con todo tu corazón. Cuando Dios ocupa el primer lugar en nuestra vida, acudiremos a Él, rindiendo nuestras emociones y aferrándonos a quien Él es: a Su poder, Su cuidado, Su fortaleza, Su soberanía, Su sostén. Cuando dejamos de amar a Dios con todo nuestro corazón, comenzamos a amar otras cosas y ponerlas en el lugar de Dios. Las emociones que no nos llevan a acercarnos más a Dios y hacer Su voluntad vienen de la carne y no del Espíritu. La ilusión de lo que pudo haber sido o la idealización de lo que queremos que represente una compañía para nosotras, puede nublar nuestro entendimiento y apartarnos de las verdades de Dios y Sus designios perfectos para nuestra vida.
«Y Él le contestó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”». -Mt. 22: 37
- Pelea la buena batalla. El Espíritu nos da el poder para dominar nuestras emociones y distinguir si son de la carne para ser desechadas o son aquellas que me ayudarán a crecer. No está en mis fuerzas, sino en Dios. Podemos verlo en 2 de Timoteo 1:7: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio».
La valentía radica en hacer frente a los obstáculos porque estamos aferradas y seguras que el Espíritu Santo pelea por nosotras, intercede diariamente y es nuestra ancla en momentos de soledad. Mientras luches con tus cargas, habla con una hermana madura en la fe o tus líderes de la iglesia para que te acompañen en oración y en rendición de cuentas mientras enfrentas estos períodos de desesperanza. Ellos te ayudarán a traer estas verdades a tu corazón.
- Dios está presente. Esta es una de las cualidades que más me asombran de nuestro Dios desde muy pequeña. Recuerdo que mi madre siempre me decía: «Dios siempre está contigo y conmigo, Él no te dejará». Yo me preguntaba: «¿Cómo puede estar Dios en tantos lugares al mismo tiempo y para tantas personas?». Aunque nuestras mentes no lo comprendan, nuestro Dios está presente, como dice su Palabra:
Levantaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi ayuda?Mi ayuda viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.No permitirá que tu pie resbale; no se adormecerá el que te guarda. Jamás se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. El Señor es tu guardador; el Señor es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te herirá de día, ni la luna de noche. El Señor te protegerá de todo mal; Él guardará tu alma. El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre. -Salmos 121
Podemos concluir, mis queridas amigas, que la raíz de nuestra soledad radica en dos preguntas claves: ¿Qué es lo que creo? y ¿A quién le creo? Si mis emociones de soledad me ayudan a estar más cerca de Dios y me ayudan a pensar en verdades que alientan mi caminar, puedo entonces descansar en el ancla que sostiene mi vida y decirle a mi corazón: «No estoy sola. Dios conmigo está y aunque cruce por el fuego no me dejará».
Derrama tus pensamientos en la presencia de Dios y créele en fe Él no cambia. Necesitamos a Jesús, necesitamos confiar en Él. Él sabe lo que hace. Él siempre está cerca. Aunque las tormentas no nos agraden, Él las mueve para que ese dolor y este periodo de soledad puedan ser de gran bendición para nuestra vida.
Ten ánimo, amiga mía, espera en nuestro Dios.
1.El 80% de los jóvenes de entre 18 a 25 años afirman que se sienten solos (antena3.com)
La soledad en la población española - DYM - Market Research (institutodym.es)
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