Nota: Una joven me mandó un email, pidiéndome consejos. “Me estoy enamorando de un ateo” me explicó. El hombre del que ella se está enamorando es su pareja en sus clases de baile, lo que significa que tiene que verlo varias veces a la semana. Sabiendo que ella no es la única joven que se ha enamorado de alguien que no comparte su fé, ella aceptó que yo compartiera mi respuesta contigo.
Querida “Me estoy enamorando de un ateo,”
Estoy tan encantada de que me escribiste. Por favor no leas esta carta como una que es cruel, con un tono de condenación, sino una con urgencia y tono de súplica. Estoy enormemente preocupada por ti. Si esta carta te hace sentir como si estuviera volteándote una cubeta de agua fría en tu cabeza, ¡es porque quiero que abras los ojos!
Vamos a empezar con quién es un Cristiano.
Un ateo y un Cristiano no son compatibles.
Un Cristiano es una persona que es uno con Cristo. Un Cristiano ha sido rescatado por Jesús de las tinieblas del pecado y ha sido traído a Su luz maravillosa—transformándolo desde su interior. ¡Un Cristiano tiene el Espíritu Santo morando en él! Un Cristiano es alguien cuya identidad ha sido cambiada por Cristo. Cristo es su vida. Cristo es la razón por la que él ahora es aceptado y amado por Dios el Padre.
Un ateo, por el otro lado, niega que Dios existe. Un ateo odia hasta la idea de que hay un Dios.
Un ateo y un Cristiano simplemente no son compatibles. ¿Cómo sé esto?
Bueno, años atrás, el apóstol Pablo le escribió a los Cristianos de Corinto, exhortándoles a que no entren en ninguna relación con un incrédulo. Después de decirles que no hicieran “yugo desigual con incrédulos” (imagínate un buey y un burro tratando de arar una línea recta… ¡fracaso! No va a pasar— cada uno querrá hacer lo suyo), Pablo los bombardeó con las siguientes preguntas:
“¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?
“¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
“¿Y qué concordia Cristo con Belial (Satanás)?
“¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
“¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?
“Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos,
Y seré su Dios,
Y ellos serán mi pueblo.
Por lo cual,
Salid de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor,
Y no toquéis lo inmundo;
Y yo os recibiré,
Y seré para vosotros por Padre,
Y vosotros me seréis hijos e hijas,
dice el Señor Todopoderoso”
(2 Cor. 6: 14-18)
Una manera en la que podemos aplicar esto a nuestras vidas hoy es que no nos casemos (y, por lo tanto, no saldremos, ni queramos salir) con alguien que no está persiguiendo los deleites del Señor con todo su corazón. El rey Salomón cometió este error y 1 Reyes 11:4 nos lo dice, “… Sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios…”
Tendrás que elegir entre Dios y este hombre. No puedes tener ambos. Santiago nos advierte, “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”
Déjame aclarar algo sobre esto. Si eliges a Dios en vez de a este hombre, Dios no te va a amar más de lo que Él ya te ama. No te vas a ganar unos puntos extras con Dios. Si de verdad confías en Jesucristo como tu Dios y Salvador, ya eres su hija amada al 100%.
¿Significa esto que tienes la libertad de salir con este hombre? ¡Claro que no! Además, ¿por qué querrías hacerlo cuando Cristo se ha revelado en tu vida como el tesoro más grande que ha de existir— en esta tierra y en la vida por venir?
Yo entiendo que tienes grandes afectos por él. He pasado por eso. Y si eres algo como yo, creo que lo que sientes no es amor verdadero, es algo que se acerca más a un deseo romántico… y hasta a lascivia. Te animo a que:
- Consideres el hecho de si verdaderamente has nacido de nuevo y si Cristo Jesús es tu Dios y Salvador (¡Él no puede ser uno sin ser el otro!).
- Habla con una mujer creyente mayor sobre tu situación. Se completamente honesta con ella y pídele que te haga responsable de tus actos y decisiones.
- Termina tu relación con este hombre. Deja de bailar con él. No le escribas. ¡Corre!
- Busca a Jesús por medio de Su Palabra. Conócelo. Aprende a disfrutar estar con Él de la misma manera que Él se deleita en ti.
Estoy orando por ti,
Paula
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