Por Kaitlin Dendekker
Confesión: Cuando la vida se pone demasiado difícil y surgen los problemas unos tras otros, yo no siempre voy hacia el único que puede ayudarme y sanarme. Algunas veces prefiero ignorar todo el dolor y angustia porque es demasiado abrumador enfrentarlo.
¿Así que qué es lo que hago? Lleno mi agenda para mantenerme ocupada y evitar que mi mente este en los problemas en mi vida. Leo libro tras libro y comienzo pasatiempo tras pasatiempo. Encuentro algunas series de TV interesantes y navego en el mundo de Netflix. En lugar de enfrentar mis problemas y lidiar con ellos, intento huir mentalmente.
Esencialmente estoy diciendo:
Libro, rescátame.
Trabajo, lléname.
Película, se mi escape.
Comida, satisfáceme.
Ninguna de estas cosas son malas en sí mismas. Estas solo llegan a ser problemas cuando vamos a ellas buscando escape y buscando consuelo, como si fueran los mejores remedios disponibles.
¿Hacia dónde corres cuando llegas al final de tu soga? ¿Buscas consuelo en tus amigos, trabajo, vacaciones, comida o novelas románticas? Estas no son las soluciones a lo que nuestros corazones verdaderamente necesitan. Ellas no van a resolver los problemas que surgen en nuestras vidas por estas sencillas razones:
No pueden borrar todos nuestros temores y dolor
Cada vez que miramos a alguien que no es Jesús para salvarnos y consolarnos, estamos confiando en ese objeto (o persona) más de lo que confiamos en Él. Estamos poniendo nuestra confianza en algo destinado a perecer. Un libro o una película no pueden enjugar nuestras lágrimas u ofrecer dulce ánimo para nuestra alma abatida. No nos pueden dar la fuerza para seguir adelante, ni tampoco pueden traernos paz duradera en el caos de la vida.
Seguro, proveen un escape, pero solo por poco tiempo. Una vez que la página ha sido leída y la última escena ha terminado, nos encontramos una vez más con la realidad. Pudiéramos ir a nuestros amigos para que nos den todas las respuestas de por qué estamos como estamos, pero ellos pudieran estar igual de confundidos que nosotras e incapaces para proveer las respuestas que necesitamos desesperadamente. Nuestra decisión de satisfacernos con comida cuando estamos estresadas en última instancia nos provoca dolor de estómago y peso extra no deseado. La conclusión es la siguiente: Ninguna de estas cosas pueden verdaderamente calmar nuestro dolor o borrar nuestros temores.
Nos distraen de nuestra relación con el Señor
Buscar refugio en libros, películas, amigos o comida es un intento de salir del valle por nosotras mismas. Nos marchamos con nuestra carga que va creciendo cada vez más pesada sobre nuestros hombros en lugar de llevarlos al Señor. Entre más ignoro los problemas en mi vida en lugar de traerlos al Señor en oración, más sufre mi relación con Él. Cuando mis ojos están pegados a algo más que no es Cristo, es más fácil que el pecado se anide en mi corazón. ¿El resultado? Una joven perdida en un estado desordenado, sintiéndose más sola que nunca.
En nuestra desesperación y confusión, ¿por qué aferrarnos a un libro o una película cuando tenemos a Jesús como nuestra línea de vida?
Hebreos 4:15–16 nos recuerda, “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna”.
No tenemos que huir de los problemas de nuestra vida. Podemos valientemente ir a Jesús porque Él comprende. Él ha estado allí. No hay necesidad de escapar o ignorar nuestro dolor. “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Sal. 46:1). Él siempre está allí para nosotras.
Permitir que esa verdad penetre en mi vida me da una mayor determinación para continuamente y primordialmente venir a Él cuando las luchas y sufrimientos surgen en mi vida. En lugar de huir, puedo confiar al Señor mi quebrantamiento y desesperación, dejando ir todos mis temores y luchas y dolor. Puedo experimentar un gozo sobrenatural y paz descriptiva que ningún libro o película o pasatiempo puede darme.
La mejor manera de enfrentar
Pasar tiempo en oración y en la Palabra de Dios es la mejor manera de lidiar con nuestros problemas. Jesús no es solo "otra manera" para intentar hacer frente; ¡Él es la única manera! Su Palabra puede dar luz a cada situación y también promete que cuando Dios escoge dejarnos en nuestras dificultades, Él nos va a llevar a través de ellos e incluso los usará para nuestro bien.
Únete a mí al correr a Jesús no después de haber agotado todos los otros medios, sino primero y antes que nada. Busquemos principalmente y diariamente Su rostro y encontremos todo lo que necesitamos y jamás pudiéramos esperar en Él. Ya que “en [Su] presencia hay plenitud de gozo; en [Su] diestra, deleites para siempre” (Sal. 16:11).
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