Si hay algo que define –bajo un marco de referencia– esta generación, es la enorme cantidad de distracciones que tiene, especialmente en la muy conocida «industria del entretenimiento». Es increíble la forma tan sutil y casi imperceptible, en la que aquellos detrás de los medios de comunicación, nos están «adoctrinando» a su manera de pensar. Esto ocurre sin que nos demos cuenta, llevándonos a pensamientos, sentimientos, deseos y en algunos casos a acciones determinadas.
Hace poco hablaba con una amiga y ella me decía que es increíble cómo nosotras las cristianas nos habíamos envuelto tanto en las redes sociales, que hemos llegado al punto de ver como una «necesidad» o algo casi obligatorio, el tener que ventilar gran parte de nuestras vidas por las mismas. Es como si dicha plataforma fuera nuestro mundo. Esto nos entretiene, nos motiva y, lamentablemente, nos desenfoca. Llegamos al punto de buscar aplicaciones con las que podemos agregar filtros y maquillaje a nuestras fotos con el fin de lucir bien, aunque nuestro mundo se esté cayendo a pedazos.
Al pensar en lo que sería un excelente «filtro» para evaluar lo que nos entretiene, hay uno que entiendo es muy idóneo: Filipenses 4:8
«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad».
Esta no es una recomendación, ¡es un mandato!
Si evaluamos de manera objetiva qué es lo que disfrutamos, bien sea música, películas, libros, lugares, hobbies, etc, bajo este lente, ¿qué encontraremos? ¿Son esas series que tanto nos apasionan? (Algunas hasta las terminamos en un fin de semana, o nos trasnochamos viéndolas). Pero debemos preguntarnos, ¿muchas de estas series modelan lo que debe ser una mujer? O acaso ¿elevan el matrimonio al lugar en que debe estar? ¿Presentan esas entretenciones lo que es realmente la vida de un creyente? Ojo, no estoy diciendo que no podemos disfrutar de una buena serie o película, lo que quiero transmitir es que debemos darle importancia a la evaluación de aquello que nos entretiene y pasarlo por el filtro de Filipenses 4:8.
Esas relaciones que nos vende la industria del entretenimiento, Hollywood o las redes sociales ¿son lo que define la Biblia como «verdadero»? Muchas veces vemos e idealizamos las relaciones de famosos, que llegan a volverse virales. Un ejemplo actual es la historia romántica que ya está siendo promocionada: la futura boda real en Inglaterra. Este tipo de eventos nos envuelve y nos hace olvidar ciertas prácticas comunes en los protagonistas de estas historias, que sabemos que no poseen un estándar de pureza o de una vida que honre a Dios.
Siempre he insistido en que las historias de cuentos de hadas son las que más daño nos han hecho a las mujeres de mi generación y creo que aún a las de esta generación. No tengo nada en contra de las princesas, solo que hay que tener cuidado con lo que hay detrás de cada historia. ¡La Biblia nos enseña que nuestro corazón es engañoso y es malo! Si no ponemos un filtro, un centinela en nuestro cerebro y nuestro corazón, seremos fácilmente arrastradas a toda corriente del mundo; llegando a alabar y a aplaudir a mujeres que ciertamente no representan lo que la palabra de Dios nos llama a ser. Nos veremos aplaudiendo vidas, acciones y hasta formas de pensar, de mujeres que promueven y animan a un feminismo y una vida de libertinaje, que deliberadamente rechazan a Dios y su diseño. Todo esto ocurre sutilmente y, cuando no está ese centinela, fácilmente nos podemos dejar llevar por toda clase de corriente.
Es imperante la necesidad de poder evaluar, filtrar y analizar de una manera intencional primero nuestros corazones, nuestras motivaciones, el tiempo invertido en nuestros pasatiempos, y luego pedir a Dios que nos ayude a ver si cada una de esas actividades es verdadera. Si lo presentado o modelado ahí es honesto, si sus acciones o conducta son justas, si nos lleva a la pureza y si es amable. Si hay virtud alguna, si es algo digno de alabanza por parte de nuestro Dios y de quienes están a nuestro alrededor.
No pretendo que vivamos en una burbuja o un mundo irreal. A mí me gustan las series y en algunos casos he tenido que dejarlas porque llega un momento en que es muy obvio para mí que el mensaje que me transmiten no glorifica a Dios, no trae beneficios a mi vida, contrista al Espíritu Santo dentro de mí y puede llevarme a aceptar cosas que a la luz de la palabra no son aceptables. Algunos podrán decir que los tiempos han cambiado y hay que ser menos legalistas, pero no, la Biblia nos enseña que no hay nada nuevo debajo del sol y que el mismo enemigo que con sutileza engañó a Eva es el mismo que hoy va a utilizar cualquier medio para vendernos la misma mentira y hacernos caer. Qué Dios nos ayude a poner un centinela que nos guarde aún de las cosas que nos entretienen, y que nos dé la gracia para correr a Él en arrepentimiento si hemos pecado en esta área. ¡En Cristo podemos encontrar perdón y Su Espíritu nos da el poder para vencer toda tentación!
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