Lo que necesitas saber antes de tomar una decisión

Cada día tomamos decisiones, aquellas que nos impulsan a un objetivo. Es posible que estés sentada cuestionando tus elecciones o confundida buscando respuestas para interpretar cuál será la mejor decisión. Es ahí cuando surgen las preguntas: ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cuál? ¿Por qué sí? ¿Por qué no? Pero, ¿acaso habrá algo que me evite tomar una decisión, que me mueva a otra dirección o me confirme una elección? 

Dios es el punto de referencia que nos indica qué es lo mejor para nuestras vidas. Cuando llega la hora de decidir, estamos no solo frente a nuestros deseos y motivaciones, sino también delante de la voluntad de Dios. Ahí es donde radica la verdad que nos confronta y nos trae claridad ante toda circunstancia e incertidumbre: la verdad de Dios y Su voluntad para mí.

Nuestras emociones y deseos pueden estar puestos sobre una meta que buscamos alcanzar, un plan de estudio, un proyecto de vida, invertir tu dinero en algo que deseas o evitar alguna circunstancia o persona. Por otro lado, puedes estar frente a una circunstancia en la que te encuentras impotente y buscas tomar decisiones exigiendo tus derechos, argumentando una injusticia frente a un maestro, un jefe, tus padres o alguna autoridad.

Es entre la espada y la pared que nuestras emociones pueden llevarnos a tomar decisiones apresuradas y no considerar la voluntad de Dios para nosotras en nuestra situación actual. 

Entonces, ¿qué debemos considerar antes de tomar una decisión?

1. No dejes de orar. Tomar una decisión sin orar nos aleja de la implicación eterna y profunda que tiene nuestra decisión terrenal. No se trata de nosotras, sino de la voluntad de nuestro Padre celestial.

 «No se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto». -Romanos 12:1-2

Oremos: «Dios abre mis ojos espirituales para ver la vida como Tú la ves. Muéstrame tu voluntad».

2. Comprueba cuál es tu motivación. ¿Buscas complacerte, complacer a otros o que Dios sea complacido? Cuando proclamamos que estamos satisfechas en Dios es porque hemos dirigido nuestra motivación hacia Su honra y gloria, alineando nuestros pensamientos a Su voluntad.

«Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno». -Salmos 139:23-24

3. Mantente alerta ante las señales de egoísmo. Una señal de alerta puede estar encendida en estos momentos recordándonos que necesitamos tomar el control de la situación, pero cuando estés en el proceso de decidir, redirige el Yo y libérate de la carga de controlar la situación y las personas. Decide mirar por encima del sol y decirle a Dios: «Heme aquí, úsame conforme a tu perfecto plan».

«Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas». -Proverbios 3:5-6

4. Busca consejo sabio. En tu comunidad es posible que estés rodeada de mujeres sabias llenas del Espíritu Santo que pueden guiarte a entender la voluntad de Dios. Aquellas que caminan contigo, conocen tus debilidades, tus luchas, las circunstancias que has atravesado y tu caminar con Dios, y pueden acompañarte en este tiempo en el cual necesitas buscar Su voluntad. Pero en caso de que no tengas esta comunidad, te animo a buscar aquellas personas que te hablen con la verdad de la Palabra de Dios.

«Donde no hay buen consejo, el pueblo cae,pero en la abundancia de consejeros está la victoria». -Proverbios 11:14

Finalmente, recuerda que es en el centro de la voluntad de Dios que puedes encontrar plenitud y paz porque las decisiones que se toman guiadas de acuerdo a Sus propósitos son Su voluntad para nosotras. Pero si al tomar la decisión fallas, recuerda que Su gracia es mayor para cubrirnos con misericordia y perdón. Puedes venir delante de Él y rendir tus derrotas sabiendo que Él es un Dios soberano, fiel, presente en todo momento, que nos fortalece para levantarnos una vez más y continuar adelante con los ojos puestos en Él. Espera en Dios con humildad y paciencia mientras persigues Su voluntad.