La memorización bíblica: ideas para una joven ocupada

La memorización de las Escrituras ha sido parte de mi vida desde mi niñez. Mi mamá nos guió a mis hermanas y a mí en esta práctica mientras crecíamos. Recuerdo claramente cómo nos motivó y animó en la memorización de Salmos 91. Hasta el día de hoy recuerdo las promesas que contiene: «Jehová es mi esperanza», «Castillo mío, mi Dios, en quien confiaré».

Al entrar a la secundaria, mi escuela tenía como parte de su curriculum aprender un versículo a la semana, y los viernes recibíamos una pequeña prueba para confirmar que lo habíamos aprendido. Esto, aunque puede parecer un proyecto escolar, era un proyecto espiritual, una manera de mantenernos meditando en una porción de las Escrituras cada día, lo cual tuvo un gran impacto en mi adolescencia.

La última experiencia de memorización de las Escrituras que practiqué fue junto a mi esposo hace unos meses. Durante nuestro noviazgo decidimos memorizar Salmos 145 y el día de nuestra boda lo recitamos delante de la iglesia. Esta práctica se volvió una bendición para nosotros, aprovechamos los pequeños momentos de nuestro día juntos para repasar los pasajes; camino a una actividad, en casa de nuestros padres, en nuestro tiempo devocional, entre otras. Los 21 versículos que contiene este salmo se volvieron parte de nuestra historia y en el tiempo oportuno llegan a nuestra mente y recordamos: «Grande es Jehová y digno de suprema alabanza», «Él sostiene a todos los que caen», «Guarda a todos los que ama», «Su reino es reino por todos los siglos». 

Recientemente conocí el testimonio de Janet Pope, una mujer piadosa que ha dedicado su vida a la memorización de las Escrituras. Ella memorizó 14 libros de la Biblia, equivalentes a 121 capítulos, lográndolo en un periodo de 17 años. Es autora de un libro titulado: «Su Palabra en mi corazón» (solo disponible en inglés «His Word in my Heart»). Ella nos anima a sumergirnos en la Palabra de Dios y a guardarla por medio de la memorización de las Escrituras. Nos recuerda que la meta de esto es conocer a Dios y caminar más cerca de Él.

Por eso decidí escribir este artículo para ti que quieres conocer más a Dios y Su Palabra pero en medio de las ocupaciones de la vida no has encontrado la manera de hacerlo. Me gustaría compartir contigo algunas ideas sobre esta herramienta efectiva para crecer en tu fe.

Puedes adaptarlo a tu propio contexto, horario y estilo de vida. Se trata de incluir dentro de tus actividades el hábito de la memorización bíblica, así que no hay una regla perfecta para lograrlo, pero si hay un factor en común: tener un genuino deseo de conocer más a Dios y crecer en Su Palabra. Si esto está en tu corazón, entonces ya empezaste la carrera. 

A continuación, 5 puntos claves para empezar tu propio plan de memorización basado en las Escrituras, algunas experiencias personales que he tenido y algunos consejos que aprendí de Janet Pope en su libro. 

¡Aquí vamos!

  • Incluye el versículo o pasaje bíblico que vas a memorizar en tu rutina diaria.

Todos tenemos muchas cosas que hacer, pero algunas de nuestras actividades no requieren de concentración o esfuerzo, ¡este es un momento perfecto para memorizar! Por ejemplo, mientras esperas tu turno en algún lugar, mientras te maquillas o te arreglas para salir, en los recesos de la escuela o la universidad, en tu tiempo devocional, mientras esperas a una amiga para un café, entre otros espacios. Estos son momentos en los que puedes ir memorizando y repasando pasajes. 

Puedes anotarlos en fichas de papel y llevarlos contigo a todas partes. De igual manera puedes escucharlo en la Biblia en audio o grabarlo con tu propia voz en el reproductor de audio para escucharlo en momentos específicos. Siempre tenemos esos espacios disponibles para memorizar la Palabra de Dios, ¡te animo a descubrirlos! 

  • Conoce y aplica el pasaje bíblico a tu vida. 

Cuando escoges un pasaje bíblico, debes de comprender el significado del mismo. Profundiza en las verdades que contiene. Lee comentarios bíblicos, habla con tus líderes de la iglesia si tienes dudas, ora a Dios que abra tu entendimiento y tu corazón para entenderlo y aplicarlo. Recuerda que el objetivo de la memorización es conocer a Dios y crecer en Él. Reflexiona haciéndote las siguientes preguntas: ¿qué me está diciendo este pasaje? ¿cómo puedo aplicarlo a mi vida diaria? ¿cómo veo a Cristo y Su carácter en este pasaje? Escribe tus respuestas en un cuaderno como parte de tu proceso de memorización.

  • Crea metas posibles de alcanzar. 

La memorización de las Escrituras nos lleva a asombrarnos de nuestro Salvador, nos ayuda a discernir lo que es correcto delante de Dios, enfoca nuestros pensamientos en las cosas eternas y no en las temporales, y nos ayuda a grabar la Palabra en nuestros corazones y llevarla a todas partes con nosotras. 

David dijo en Salmos 119:11-12: «En mi corazón he atesorado Tu palabra, para no pecar contra Ti. Bendito Tú, oh Señor; enséñame Tus estatutos». 

Empieza con pequeños pasos y ve creciendo poco a poco. Puedes comenzar memorizando un versículo y luego pasar a pasajes más largos. Escoge la versión de la Biblia que sea más cómoda para ti pero que no sea parafraseada, sino de una Biblia que se mantenga dentro de la traducción original. Algunas recomendaciones son la LBLA y la NBLA. 

No te desanimes si no estás memorizando pasajes bíblicos todo el tiempo. Puedes tomar pausas y retomar nuevas porciones cuando estés lista. Lo importante es no perder el hábito ya que esta es una gran herramienta para crecer en madurez espiritual y en nuestro conocimiento de Cristo.

  • Comparte tus objetivos con una amiga o crea un grupo pequeño de memorización. 

Es posible lograr tus metas de memorización de manera individual, pero tener una amiga o un grupo de amigos que se unan a ti en el proceso es también muy útil y edificante. Juntos pueden animarse, rendirse cuentas de su progreso, ayudarse con ideas, orar juntos o compartir unos con otros lo que han aprendido y cómo han visto la obra de Dios en sus corazones a medida que avanzan en el pasaje. 

  • La clave no es la disciplina. Necesitas hambre y sed por la Palabra de Dios. 

Cuando queremos algo con todo nuestro corazón, no necesitamos que nos obliguen a hacerlo, tenemos todas las energías y la intencionalidad para lograrlo. No tenemos caras tristes o aburridas, por el contrario, estamos emocionadas y activas en lograr nuestra meta. Igualmente para meditar y memorizar en las Escrituras no necesitas un plan intensivo, disciplinado y estricto para lograrlo; lo que necesitas es hambre y sed por la Palabra de Dios. 

Si te has dado cuenta que necesitas un anhelo mayor por conocer a Dios y Su Palabra, te animo a orar pidiéndole a Tu Padre celestial que ponga este deseo en tu corazón y que te ayude a ponerlo en primer lugar, que Su Palabra sea lo más importante antes que cualquier ocupación o entretenimiento. Que Su Palabra renueve tu mente y tus pensamientos. 

«Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto». -Romanos 12:2 

No te rindas. ¡Hoy es un buen día para comenzar! Toma unos minutos para orar sobre estas cosas, pide a Dios que te ayude a identificar por dónde puedes comenzar. Una idea puede ser comenzar por algún versículo o pasaje del libro de Salmos o Proverbios. Ora que tu corazón anhele profundamente conocerle y que Su Palabra se arraigue en tu corazón al meditar en ella de día y de noche, memorizando las maravillosas verdades que contiene. 

¡Dios te bendiga hoy y siempre!

En el siguiente video comparto contigo ese momento especial en el que recité junto a mi esposo Salmos 145: 

 

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Sobre el autor

Albelina Reyes de Hinojosa

Albelina Reyes nació en la República Dominicana y actualmente vive en México junto a su esposo Santiago Hinojosa desde el 2023 con quién disfruta compartir la Palabra de Dios y servir juntos para la expansión de Su reino. Disfruta de … leer más …

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