A la chica que quiere ser perfecta (y a la que cree que no)

¡Perfeccionista! ¿Te define esa palabra? ¡Quieres que todo salga siempre COMPLETAMENTE BIEN! Ahora, ¿quién define lo que está “bien hecho”? ¿Será que perfecto tiene más que ver con que las cosas salgan como “tú quieres”?

Déjame contarte un secreto sobre mí… Cuando estaba en la escuela mi meta siempre era la puntuación más alta, al punto que eso me definía… Recuerdo que una vez saqué 13 puntos sobre 20 en una prueba porque olvidé dar vuelta a la hoja y responder las preguntas que estaban detrás. Lloré durante horas al ver mi calificación y aunque el profesor me dio la oportunidad de enmendar mi error, mi orgullo seguía herido y solo decía: ¡Un 13 sigue siendo un 13! Lo recuerdo porque hasta años antes de morirse este maestro me saludaba cada vez que me veía con esa expresión.

Quizás en tu caso no son las calificaciones, quizás es la imagen en el espejo que no logra estar exactamente como quieres o esa amiga que tiene ese hábito molesto que no toleras. ¿Crees que no estás en este “equipo”? ¿Cuál es tu reacción cuando las cosas no salen como las pensaste o las deseabas?

Nunca seremos perfectas pero el único que sí lo es en lugar de someternos a un estándar de perfección nos somete a uno de gracia.

Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia. Juan 1:16

Nuestro Señor Jesucristo es la evidencia, la encarnación de esa gracia. Ya que aún cuando éramos todo lo contrario a perfectas, detestables y llenas de pecado, provocando la ira de un Dios tres veces santo, ¡Cristo murió por nosotras!

Si conoces ese Salvador, si le llamas tu Señor, es hora de que te detengas y analices si estás regalando a los demás y a ti misma la gracia que recibiste de Él.

Si te pasa como a mí, puede que estés tan acostumbrada a vivir bajo este estándar que no tienes una idea clara de cómo extender gracia a otros, ni a ti misma. Mientras más conozcas al Dios de toda gracia más clara será la imagen que tengas de cómo extenderla… A fin de cuentas la gracia que extendemos es un reflejo de la que reconocemos haber recibido. He aquí algunas cosas que he observado en mujeres que han aprendido a dar la gracia que han recibido, una mujer que regala gracia:

  • Libera a los demás de la prisión de sus expectativas.
  • Piensa lo mejor, recuerda que Dios está en absoluto control en cada circunstancia.
  • Si se equivoca, enmienda su error pero siguen adelante sin darse latigazos
  • Muere a su deseo de ser perfecta y descansa en la gracia abundante de Cristo
  • Espera errores, de sí mismas, de los demás y de todos por lo que no se sorprende cuando los errores aparecen
  • Reconoce que su punto de vista no es el único y que hay diferentes formas de procesar y hacer las cosas. ¡No es el centro del universo, Dios lo es y Él pone las reglas!
  • Se deleita en conocer más al Señor y como Su gran amor ha cubierto tus faltas
  • Permite que el amor cubra multitud de pecados en sus relaciones con los demás
  • No se ofende con facilidad
  • Recuerda que es tan capaz de fallar con lo son los demás y por tanto no es dura con ellos cuando sucede

¿Te caracterizan estas acciones? ¿No? ¡Qué gran noticia que tenemos un Dios que llama las cosas que no son como si fueran y que podemos correr a Él y suplicarle que nos llene de Su gracia.

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