Jacob y Raquel | Reto del amor verdadero

Antes de saltar a la publicación, lee Génesis 29-30

La historia es complicada e incómoda de leer en voz alta en la escuela dominical, aunque a menudo recordamos este capítulo de la historia de Dios con esta frase muy de cuento de hadas: «Jacob, pues, sirvió siete años por Raquel, y le parecieron unos pocos días, por el amor que le tenía».

¡Wow! ¿Siete años de trabajo manual que pasaron en un instante porque él estaba enamorado de su prometida? De esto están hechos los sueños, ¿no es así?

Pero esa es la única parte inspiradora de su historia, porque lo que sucede a continuación se siente como las artimañas de tus pesadillas. En cambio, el tío de Jacob, Labán, le da a su hija mayor, Lea, para que sea la esposa de Jacob (Gen. 29:21-26).

¡Qué injusto! Jacob trabajó de todo corazón por la mujer de la que estaba enamorado. ¿Y ahora ha sido engañado y se tiene que quedar con Lea? No, esto no puede ser. Veámoslo de nuevo. (Al menos, así es como siempre vi la situación a través de mis ojos de niña en la escuela dominical. ¡El verdadero amor debe poder verse en esos franelógrafos!)

Labán parecía disfrutar el tener a Jacob bajo su malintencionado control; interesante, porque Jacob mismo era un estafador. (Me parece recordar un pequeño problema sobre un derecho de primogenitura y su hermano Esaú... ve a Génesis 27para ese relato). 

Así que Jacob opta por comenzar de nuevo. Él toma a Lea como su esposa, y trabaja otros siete años por su amada Raquel (Gen. 29:30). Cuéntalo, son catorce años de trabajo por la mujer que amaba. Eso, amigas mías, es devoción.

Embarazada, sin embargo no deseada

Nos gusta ponernos del lado de Raquel, ¿no? Ella es la hermosa, la hermana que fue engañada por su padre, la que lucha contra la infertilidad durante años. Ella anhela ser madre, está totalmente desesperada por dar a luz a un hijo y, sin importar sus esfuerzos, se siente olvidada por Dios.

Pero no podemos olvidar a Lea, la hermana con ojos delicados. Imagina cómo pudo haberse sentido ella… totalmente indeseada, viene a la mente. ¿Compitiendo con tu hermana por los afectos del mismo hombre? Hace que se te revuelva el estómago. Lea sabe que Raquel es la hermosa a quien Jacob ama, pero tal vez, si ella puede darle suficientes hijos, tal vez Jacob la valorará como él valora a Raquel.

Echa un vistazo a Génesis 29:31-35.

Vió el Señor que Lea era aborrecida, y le concedió hijos; pero Raquel era estéril. Y concibió Lea y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Rubén, pues dijo: “Por cuanto el Señor ha visto mi aflicción, sin duda ahora mi marido me amará”. Concibió de nuevo y dio a luz un hijo, y dijo: “Por cuanto el Señor ha oído que soy aborrecida, me ha dado también este hijo”. Así que le puso por nombre Simeón. Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: “Ahora esta vez mi marido se apegará a mí, porque le he dado tres hijos”. Así que le puso por nombre Leví. Concibió una vez más y dio a luz un hijo, y dijo: “Esta vez alabaré al Señor”; así que le puso por nombre Judá; y dejó de dar a luz (énfasis añadido)

Ella no era deseada, incluso aborrecida, considerando sus palabras en el versículo 33. ¿Crees que Jacob sentía a Lea como un gran error? Las Escrituras no nos lo dicen, pero el uso de «aborrecida» nos da algunas pistas sólidas sobre la forma en que Lea podría haber sido tratada. Pero todos esos meses de embarazo, todos esos nacimientos… (Sin la medicina moderna, ¡esas mujeres eran verdaderamente unas guerreras!) Todos esos sueños de finalmente hacer algo bien para ganar sentimientos de amor y afirmación... nunca funcionaron. Así que, cuando tuvo a Judá, dijo: «Esta vez alabaré al Señor».

Me encanta esto. Ella no es deseada, tiene una camada de hijos y se da cuenta de que su esposo no satisfará los deseos de su alma. Ella alaba a Dios por el regalo de un niño, no como una moneda para negociar su amor terrenal, sino como un verdadero regalo de Él.

Muy amada, sin embargo, estéril

Luego está Raquel, que está haciendo todo lo posible para alcanzar a su hermana en las guerras de bebés. Ella no ha concebido un bebé, por lo que ofrece su esclava a Jacob como otro camino para tener hijos. También le ofreció a Lea una noche con Jacob a cambio de mandrágoras, una planta que se creía que aumentaba la fertilidad de una mujer. Ella parece estar tomando medidas bastante desesperadas.

Y eso es lo que hacemos cuando anhelamos algo que creemos que nos va a satisfacer, ¿no es así? Intentamos cualquier cosa. Lo intentamos todo. Nos desesperamos.

Considera esto. Raquel tenía el corazón de Jacob. ¡Él la amaba! ¿No debería ella sentirse deseada, afirmada, segura y satisfecha? Pero en ese mundo donde tus hijos eran tu valor, ella creía que no tenía ningún valor en lo absoluto. Así que ella haría todo lo que pudiera.

Dos hermanas, ambas anhelando desesperadamente algo que creían que podría satisfacer, ambas necesitando encontrar su esperanza únicamente en Dios.

Dios se acuerda de Raquel y le permite concebir un hijo, José.

«Entonces Dios se acordó de Raquel; y Dios la escuchó y le concedió hijos. Ella concibió y dio a luz un hijo, y dijo: “Dios ha quitado mi afrenta”. Y le puso por nombre José, diciendo: “Que el Señor me añada otro hijo”» (Gen. 30:22-24).

Una historia desordenada que nos enseña muchas lecciones

Podríamos desarrollar esta historia de amor única por días. Hay mucho que descubrir en estos pasajes, y te animo a que sigas investigando. Pero hay algunas aplicaciones generales aqu

1. El amor de un hombre no satisfará tu corazón. 

Si elegimos y seleccionamos solo esos versículos «románticos» de esta historia, es tentador pensar que finalmente tenemos el ejemplo bíblico para encontrar a ese hombre que está dispuesto a dejarlo todo para elegirnos y ponernos un anillo.

Y cuando estás anhelando el amor, a menudo nos vemos atrapadas en creer esta idea encantadora pero engañosa: una vez que encuentre a un hombre, estaré tan segura, tan feliz, tan confiada, ¡estaré lista para la vida!

Pero una vez que se pronuncian los votos matrimoniales, la vida continúa y los capítulos que siguen pueden ser difíciles. Incluso, absolutamente dolorosos. Una relación próspera y el matrimonio pueden hacer que te sientas segura, feliz y confiada, pero no satisfarán verdaderamente los anhelos profundos de nuestros corazones.

La historia de Jacob y Raquel (¡y de Lea!) Nos recuerda que si bien una relación puede tener un amor profundo, no estaremos protegidas de las circunstancias difíciles, y otros anhelos no satisfechos pueden captar nuestra atención.

Raquel tenía a su hombre devoto, pero luego veía su descendencia como una manera de demostrar su valor. Lea tenía hijos, pero sentía la aplastante ausencia de amor. Nuestros anhelos más profundos y fuertes, incluso para las cosas buenas, deberían llevarnos a poner toda nuestra esperanza en Dios. Él puede sorprendernos con la satisfacción que Él derrama sobre nosotras.

2. Dios vio el dolor de las hermanas e intervino con gracia.

«Vio el Señor que Lea era aborrecida...» (Gen. 29:31).

«Entonces Dios se acordó de Raquel...» (Gen. 30:22).

Dios vio el dolor. Vio los anhelos. Él es un padre bondadoso que no está ciego a las luchas de Sus hijas. 

«Sana a los quebrantados de corazón,

y venda sus heridas.

Cuenta el número de las estrellas,

y a todas ellas les pone nombre.

Grande es nuestro Señor, y muy poderoso;

su entendimiento es infinito» (Sal. 147:3-5).

Compasivo para ver nuestros corazones rotos y unirlos de nuevo. Poderoso para crear y enumerar las estrellas. Sabio, más allá de nuestro entendimiento.

Esto significa que Él te ve, que Él se preocupa por ti, que Él es poderoso para responder tus oraciones y que Él es sabio para darte lo que necesitas en el momento adecuado. Puede que no sea lo que deseamos o creemos que es lo mejor, pero debido a quién es nuestro Dios, será bueno.

3. Las historias complicadas no son malas historias.

Seamos realistas aquí. Algunos de estos detalles son extraños. 

  • ¿Jacob realmente no se dio cuenta de que era Lea con quien se había casado?
  • ¿Raquel y Lea están ofreciendo a sus esclavas para dormir con Jacob para tener más hijos?
  • ¿Raquel está malvendiendo a su marido por una planta?

Pero esas son las páginas que Dios usó para escribir Su historia de redención. Las doce tribus de Israel vinieron de Raquel, Lea y esas sirvientes. Si seguimos las líneas familiares de Judá, el hijo por el que Lea agradeció a Dios, descubrimos que Jesús, el Mesías, está incluido en ese árbol genealógico.

Una historia complicada utilizada en el plan de redención y salvación del mundo de Dios.

Somos inmerecedoras, ¿no es así? Pecadoras que arruinan, engañan a otros, se lanzan tras dioses falsos y decepcionantes, y que toman el asunto en sus propias manos... A pesar de ello, son usadas para los propósitos de Dios. Esto es gracia y bondad.

Tú reto para hoy

Toma una libreta y un lápiz, y escribe lo que te llamó la atención en el pasaje de hoy, Génesis 29-30.

Luego considera estas preguntas y escribe tus respuestas:

  1. ¿Las fantasías sobre el amor y el romance atraen mi atención a menudo? ¿He sido engañada por alguna de esas fantasías? (Como la que acabamos de ver: ¡todo será de ensueño una vez que me case!)
  2. ¿He estado soñando con el día en que el amor de un hombre satisfaga mi corazón? ¿He estado buscando a un chico (un novio, prometido o incluso esposo) para satisfacer mi necesidad de amor y valor? ¿Cómo puede el amor constante de Dios cambiar el lugar de donde voy a llenar mi «tanque de amor»?
  3. ¿Qué tan alentador es que Dios usa historias complicadas para Su gloria? ¿Ha sido mi historia complicada de alguna manera? ¿Cómo podría Dios redimir esos errores o equivocaciones y reescribir algo hermoso?
  4. ¿Qué te parece el hecho de que el Salvador vino de la descendencia de Lea, la rechazada?


 

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Sobre el autor

Samantha Keller

A Samantha le encantan los días en el lago, el café fuerte y escribir sobre las formas en que Jesús transforma nuestros desórdenes cotidianos en hermosas historias. Le encantan las cuatro estaciones en el norte de Indiana y usualmente viste … leer más …

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