Quiero animarte a desempolvar una virtud muy anticuada y a hacer de ella tu estilo de vida. ¿Sábes cuál es? La reverencia. El lunes, Susi Bixby nos habló de esta virtud. Puedes leerlo aquí, te adelanto un poco:
No es posible llegar a ser una mujer reverente y prudente sin primero empezar a perseguir la reverencia en las cosas pequeñas. Lo que escogemos hacer en cada situación de vida se basa en lo que valoramos. Si una joven valora lo que el mundo valora, no llegará a ser una mujer reverente porque el mundo no valora la reverencia. ¿Por qué no valora el mundo la reverencia? Porque la reverencia se trata de Dios, y el mundo no valora a Dios.
Es probable que estés convencida que no quieres ser parte de una generación irreverente. A lo mejor deseas con todo tu ser convertirte en una joven reverente y quisieras que por arte de magia todas tus acciones lo comprueben. La mala noticia es que no hay ningún truco que pueda hacerlo en un abrir y cerrar de ojos. Pero la buena noticia es que puedes sembrar semillas de verdad en tu corazón y cultivar la reverencia hasta que sus frutos sean visibles en tu vida.
Hoy quiero compartirte algunas maneras en las que puedes crecer en reverencia y ejercitarte en esta hermosa virtud.
Conoce el carácter de Dios
La raíz de la irreverencia es desconocer el infinito valor de Dios. Tu corazón no apreciará lo que tu mente no conoce, así que lo primero que necesitas hacer para crecer en reverencia es dejarte llenar de asombro mientras descubres la hermosura del carácter de Dios y sus atributos. La Palabra de Dios nos muestra que Dios es todopoderoso, que está presente en todo lugar, que es santo, bondadoso, perfecto y muchas más cualidades. Sé una estudiante del carácter de Dios, descubre las maneras en las que Él es único y trascendente, ¡no pares de conocerle! Si deseas profundizar en este tema te recomiendo que estudies la doctrina de Dios. En el libro Teología Sistemática, Wayne Grudem lo presenta de una manera ordenada. También te invito a escuchar esta serie acerca de los nombres de Dios.
Considera el Evangelio
En la medida en que conozcas el carácter de Dios, te convencerás de lo pequeña e insuficiente que eres en ti misma. Podrás apreciar mucho mejor la santidad de Dios pero al mismo tiempo verás lo pecaminosa que eres. Un corazón que tiene en cuenta esas dos realidades sólo puede encontrar consuelo en la cruz. Ese Dios santo y sin igual tomó la forma de hombre y se dio por completo para reconciliar la bajeza del hombre con la grandeza de su Creador. Considerar la obra de Cristo a nuestro favor es el generador de asombro en nuestros corazones por excelencia. Aquí algunas publicaciones que te pueden ayudar.
Vive consciente de la presencia de Dios
Si somos honestas, tendremos que reconocer que hay momentos en los que se nos escapa el hecho de que Dios está presente en nuestras vidas. Somos muy prontas para olvidar que cada uno de nuestros pensamientos y acciones suceden ante el rostro de nuestro Creador. Una manera de cultivar la reverencia es reconociendo su presencia en medio nuestro y viviendo como una carta abierta ante Él. La cura para la irreverencia es un corazón que valora a Dios sobre todas las cosas y que reconoce su presencia en cada momento. En las palabras de R.C. Sproul, se trata de "Coram Deo", vivir la vida entera en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios, para la gloria de Dios.
Haz de tu vida un servicio de adoración
La maleza de la irreverencia crece en un corazón que se atribuye valor a sí mismo, que no toma en cuenta a Dios, ni respeta a los demás. ¿Quieres saber cuál es la manera más práctica de hacerla morir? Entregando tu vida como un sacrificio de adoración a Dios. Esa es la respuesta lógica de un corazón que ha contemplado la grandeza de la obra de Dios en su vida y que quiere responder al asombro de sus misericordias.
Un corazón reverente vive para atribuirle el valor a quien realmente lo merece y responde con acciones que muestren quién está sentado en el trono de su vida. Un corazón reverente obedece a Dios al respetar y honrar a sus padres. Se somete bajo el liderazgo de sus líderes y le da la bienvenida a toda corrección bíblica porque anhela ser conformado a la imagen de Cristo.
Haz de la reverencia tu estilo de vida
Si en realidad quieres cultivar la reverencia en tu corazón, necesitas hacer de esto tu trabajo a tiempo completo. Todo lo que hagas debe llevar la marca de tu respeto a Dios y a quienes Él ha creado. Una joven que cultiva la reverencia:
- Da la bienvenida a mujeres mayores en su vida, posee un corazón enseñable ante las amonestaciones y busca consejo bíblico.
- Respeta a tus amigos, pon límites físicos y emocionales sanos; Sé intencional en apuntarles a Cristo con tus palabras y acciones.
- Refleja tu reverencia a Dios y a todo lo que Dios valora en las redes sociales. Cada una de tus publicaciones valida que eres una hija de Dios y que tu vida está a su servicio.
- No solo honra a tus padres con palabras, colabora con el hogar y procura involucrarte en la vida de la familia, mostrando respeto en público y privado.
- Honra tu cuerpo porque estás consciente que es templo del Espíritu Santo.
La lista pudiera continuar con ejemplos de cómo luce una joven marcada por la reverencia, pero la meta de estos consejos no es que pienses que una joven reverente es perfecta. ¡No! Una joven reverente reconoce que su Salvador vivió a la perfección, murió y resucitó en su lugar para otorgarle gracia cuando ella necesite correr a Sus brazos en arrepentimiento. ¡Así que toma de esa gracia cuando la necesites y vive para honrar a Dios!
Comparte con nosotras otras ideas prácticas en las que podemos cultivar la reverencia, quizás en tu escuela o mientras miras el televisor. ¡Escribe en la sección de comentarios y únete a la conversación!
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