Extranjera y peregrina | Día 2: Cristo, mi pasaporte

DÍA 2

Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. Hebreos 12:18-24

En Cristo, tenemos acceso a Sion, antes estábamos separados, según Gálatas 3:10-14…

Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

Su sangre es la que rompió la maldición en nuestras vidas. Busca los siguientes versículos, y anota lo que dicen acerca de Sion.

  • Salmo 132:13,14
  • Isaías 46:13
  • Zacarías 2:10
  • Gálatas 4:21-31

Nunca seríamos capaces de cumplir la ley a cabalidad. Tú y yo pecamos constantemente, estábamos condenadas a recibir la muerte que es lo que el pecado produce, pero su gracia nos alcanzó y cambió nuestra identidad. Ya no pertenecemos a este mundo, le pertenecemos a Aquel que derramó toda su sangre para comprar nuestra vida haciéndonos justas delante de Dios.

 Reflexiona

  • ¿Has experimentado la verdadera libertad que se encuentra en Cristo? ¿Está tu pasaporte sellado con la justicia de Cristo a tu favor?
  • Lee Romanos 5:1-2, 8:1-2 y Filipenses 3:20 y medita en lo que estos pasajes dicen acerca de tu verdadera identidad.
  • No importa lo que hayas vivido hasta ahora, al venir a Cristo tú eres una nueva criatura. (2da. Corintios 5:17) Cristo te entrega su justicia y eso inicia un proceso de santificación en ti. A través de su Espíritu ya no eres esclava de los sellos anteriores que fueron puestos en nuestro tu pasaporte. ¡Gloria a Dios! Escribe una pequeña oración a Dios y agradécele por su obra en ti.

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Sobre el autor

Mary Bonilla de Lorenzana

Reside en la ciudad de Guatemala, está casada con Roberto Lorenzana, con quien tiene dos hijos, Roberto y Sofía. Ella está grandemente agradecida con el Señor por permitirle el privilegio de ser esposa y mamá de tiempo completo. Le gusta … leer más …

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