Estabilidad en medio del caos de mis emociones, parte 2

¿Es posible para una joven tener estabilidad espiritual? De ser así, ¿cómo pueden los creyentes caminar en estabilidad? ¿Cómo puedo como joven crecer en estabilidad? La Escritura nos dice que es a través de «Su divino poder» que «nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia» (2 Pd. 1:3-4).

Así que todo comienza con el conocimiento de nuestro Dios a través de Su Palabra. Es únicamente a través de conocer a Dios que podremos vivir vidas estables. Ya que no podemos mantenernos firmes sin conocer a Aquel que fielmente nos sostiene día a día: «el autor y consumador de nuestra fe» (Heb. 12:2). Conociendo a Aquel que es fiel para completar Su obra en nosotras (Flp. 1:6) es que podemos mantener «firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es Aquel que prometió»(Heb. 10:23).

En «Estabilidad en medio del caos de mis emociones, parte 1» vimos como esta depende completamente de nuestra relación posicional delante de Dios. Hablamos de cómo nuestra estabilidad espiritual está basada en Cristo; en Su obra redentora terminada en la cruz, y en la posición inalterable que ahora tenemos delante de Dios debido al gran regalo de salvación que Él nos ha concedido. Ya que nuestra estabilidad está basada en el acto de amor más grande de Dios para con nosotros (Ro. 5:8) y Su carácter inmutable (Stg. 1:17), es que podemos tener la seguridad de que nuestra posición no cambia delante de Dios (Ro. 8:38-39).

Por esto es vital entender la seguridad del creyente para poder caminar en estabilidad y gozo. Ya que el entender que no viene de nuestra obediencia o devoción al Señor, que no es, ni será perfecta; al igual que entender que nuestra estabilidad no cambia en medio de nuestras luchas y no se encuentra en la ausencia de pruebas y problemas, nos hace sabernos eternamente amadas y confiadas en las promesas del Señor. Él es quien ha comenzado la obra y la terminará en ti (Flp. 1:6). ¡Toma aliento, querida joven! 

Si pudiste leer Colosenses, Efesios y Filipenses (como te animaba en el primer artículo), estoy segura que tienes un contexto más amplio del deseo de Dios para con Sus hijos: hacernos crecer a imagen de Cristo (Ef. 4:12-16, Ro. 8:28-30). El deseo de Dios es que podamos caminar en plena certeza de nuestra fe y esperanza, pues Sus promesas son certeras (2 Pd. 1:4). Por esta razón, Pablo comenzó sus instrucciones finales para los filipenses de la siguiente manera: «Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estén así firmes en el Señor, amados» (Flp. 4:1, énfasis añadido).

A través de su epístola, él ha afirmado a los creyentes en la verdades del evangelio. En Filipenses 1, Pablo les anima en la seguridad de la obra del Señor en los corazones de Sus hijos (v. 6); de igual manera, él les anima a ver cómo es que el Señor había usado su condición en la prisión para el avance del evangelio (vv. 12-18). En el capítulo dos, él llama su atención a ver el ejemplo que tenemos en Cristo y ver el corazón del evangelio. Al igual que cómo deben proseguir a la meta (cap. 3). De esta manera, llegamos al final de su carta donde él dice: «Así que… estén firmes en el Señor», conectándolo una vez más, a las verdades presentadas anteriormente.

Al igual que las exhortaciones finales que está por hacer en el capítulo 4. Pablo remarca las características que evidencian un caminar firme en el Señor. Él les dice: «...vivan en armonía en el Señor… la bondad de todos ustedes sea conocida… regocíjense en el Señor…» (vv. 1, 4). Él continúa: «por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de graciassean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios… si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten. Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen… » (v. 5-6, 8-9). ¡El tiempo no nos alcanza para ahondar en estas profundas y ricas verdades espirituales!

Me pregunto cómo fue que siempre que leía esta epístola, mi favorita por cierto, pasaba por alto la conexión que existen entre los versículos de todo el capítulo. Al igual que junto con la exhortación, él nos remarca las verdades señaladas a lo largo del libro demostrando cómo es que permanecemos firmes en el Señor. «Esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes» (4:9b). ¿Puedes ver la conexión entre este versículo y la exhortación a estar firme? Mira el versículo una vez más; esta vez completo: «Lo que también han aprendido y oído, y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes».

Recordemos el contexto en el que Pablo se encontraba: una prisión, detenido por el delito de avanzar el evangelio. Pablo, a pesar de y en medio de sus múltiples pruebas, demostró ser un fiel y firme seguidor de Cristo. En 2 Corintios 11:25, él describe algunas de sus luchas; 2 Corintios 12:7 nos muestra su lucha contra su propio aguijón en la carne. Él, como nosotras, luchaba en carne propia contra el pecado, las falsas ideologías y enseñanzas, y encima de ello, su falta de libertad, comodidad, comunidad… (y la lista podría continuar…) por causa del evangelio. Pero él permanecía firme en el Señor. ¿No te hace preguntarte cómo es que Pablo podía sobrellevar cada lucha y carga y seguir permaneciendo firme en el Señor? (2 Cor. 8:10).

No sé cuál es tu perspectiva de Pablo, pero su vida espiritual y emocional no se veía como una montaña rusa. ¿Qué de ti, mi querida joven? ¿Te ha pasado que pareciera que vives en una montaña rusa de emociones? Puede que luches con todas tus fuerzas, pero pareces nunca alcanzar la estabilidad. O simplemente te has dado por vencida creyendo que es imposible vivir con aquello llamado «espiritualidad». Parece que cada prueba, por pequeña que sea, te derrumba. ¿Te sientes derrotada o apunto de darte por vencida? ¿Te sientes azotada por tus emociones bajo todo tipo de circunstancias? Espero que esa no sea tu realidad, amada joven.

Por la gracia del Señor, esta no tiene que ser tu realidad. Creo firmemente que el Señor desea que Sus hijos caminen en firmeza, a lo que me he estado refiriendo como estabilidad. Pues Él está cercano a cada uno de Sus hijos; Él está comprometido con nuestro crecimiento y desea nuestra santificación. A través de los medios de gracia recibimos la fortaleza que necesitamos para caminar firmemente en el Señor. ¡En Él estamos completas! Y de igual manera podemos caminar firmes a medida que crecemos en el conocimiento de nuestro Dios y Su Palabra (Ef. 4:14-16).

Acompáñame a la tercera parte de este tema donde podremos examinar principios bíblicos para permanecer firmes en el Señor y caminar en estabilidad espiritual que se refleja en nuestra estabilidad emocional.

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Sobre el autor

Vania Anderson

Vania Anderson

Vania es originaria de Tlaxcala, México, pero actualmente reside en California. Se graduó en Estudios Teológicos en la Universidad The Masters.

Su más grande pasión es compartir el evangelio y ayudar a los creyentes a equiparse para compartir su fe, … leer más …

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