¿Está Dios decepcionado de mí?

¿Te embargan sentimientos de frustración al final del día? ¿En ocasiones sientes que Dios está decepcionado de ti? ¿Como si estuviera esperando de un tipo de comportamiento o nivel de santidad que jamás podrás alcanzar?

Como si te imaginaras a Dios como un maestro (de esos que no tienen piedad) que está pasándote una prueba y cuando fallas coloca una “x” en su listado de calificaciones. Al finalizar el día todas esas “x” te pesan mucho sobre tus hombros, y ahí estás tú con el ánimo en el piso porque una vez más no pudiste “llenar las expectativas” de Dios.

¿Te has sentido de esa manera?

No sé de ti pero, a menudo esos sentimientos se apoderan de mi corazón. Es horrible la impotencia que siento cuando aun haciendo mi mejor esfuerzo me doy cuenta que nada de lo que haga podrá satisfacer plenamente a Dios. Es precisamente esa calle sin salida la que me ayuda a entender todos los días que simplemente es imposible.

Dios es santo y nunca podrás alcanzar su Santidad

El pecado nos ha alejado tanto de la santidad de Dios, que no había forma alguna de que pudiéramos “hacer” lo correcto para satisfacer Su ira. Ninguna obra humana es lo suficientemente limpia para presentarse delante de la deslumbrante santidad de Dios. Solo uno que viviera en completa y absoluta santidad y que cumpliera a cabalidad toda la ley de Dios podría llenar el estándar de Dios. Y como Dios sabía que jamás íbamos a poder alcanzarlo, Él nos envió a Su Hijo perfecto para que hiciera lo que jamás íbamos a poder hacer.

Jesús nos ha librado de la esclavitud de tratar de ser perfectas para agradar a Dios.

Su vida y Su muerte fueron suficientes para llenar el estándar de Dios. Ahora al depositar tu confianza en Cristo para el perdón de tus pecados puedes ser libre de la esclavitud de la ley. ¿Leíste bien? ¡ERES LIBRE!

Cuando siento que Dios está decepcionado de mí, solo debo mirar a Aquel que llenó el estándar en mi lugar. Cuando siento que no he dado la talla entonces necesito postrarme ante Aquel que fue perfecto y recibir de Él la gracia que para continuar viviendo para su gloria.

Y ahora partiendo de que hemos sido santificadas y justificadas en Cristo podremos experimentar la libertad y el gozo de consagrar nuestras vidas a Dios y agradarle en todo… y cuando fallemos recordémonos una vez estas verdades.

Al final de cuentas cuando caemos en la trampa del desempeño simplemente estamos reduciendo al Dios que nos compró a precio de sangre en un simple “dios” de nuestra imaginación. Recuerda lo que aprendimos a inicio de semana: Si tienes un concepto incorrecto acerca de Dios, vas a estar equivocada en todo lo demás.

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Sobre el autor

Betsy Gómez

Betsy Gómez tiene una gran pasión por inspirar a otras mujeres a atesorar a Cristo en lo ordinario de la vida. Nació en la República Dominicana, y ahora vive en Irving, Texas, donde su esposo, Moisés, sirve como pastor hispano … leer más …

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