Entre la moda y la santidad: 4 verdades bíblicas para tu vestimenta

«Espejito, espejito, dime quién es la más bella del reino», dijo la madrastra de la famosa Blancanieves, esperando ser afirmada por el señor espejo. Aunque esta frase no se refiere directamente al vestuario, la Biblia sí nos hace conscientes de que, nuestro exterior, cómo vestimos y actuamos, refleja el estado de nuestro corazón (Prov. 4:23). Nuestro espejo es la Biblia, ¿qué dice la Biblia de nuestro corazón que se refleja en nuestra vestimenta?

Una de las tentaciones más grandes que toda mujer enfrenta se relaciona con su apariencia, no es casualidad que las películas de nuestros días presenten a las actrices con el letrero: «¡Mírenme!». 

Solía preguntarles a mis hijas a qué se referían cuando decían: «ese tipo de blusa ya está pasada de moda», pues parece ser que la moda o el espejo de toda joven para su código de vestimenta es el estándar. Pero, ¿es el código de vestimenta de las jóvenes cristianas también?

Exploremos cuatro verdades que la Biblia dice y por qué su consejo es bueno para nuestro corazón.

1. La santidad es tu código de vestimenta

Dios es santo, santo, santo, quien ha decido escogerte y apartarte para Él con el propósito de transformarte y usarte para el avance de Su Reino, ¿estás de acuerdo? Debido al pecado que aún impera en tu corazón, tus decisiones se ven afectadas. Como hija de Dios eres Su representante en este mundo; por lo tanto, tu vestimenta también se trata de Dios porque refleja a quién le perteneces. 

A Dios le importa este tema, por eso te llama a vestir con ropa decorosa, con pudor y modestia, y con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad (1 Ti. 2:9-10). En vez de vestirte con oro, perlas, vestidos costosos, peinados ostentosos, vístete de tal manera que reflejes a Dios (1 Pd. 3:3-4). El enfoque está en el corazón y la respuesta a Su palabra es tu fruto. 

La santidad de Dios no es aburrida. Es decir, cuando decides vestirte, resguarda las partes de tu cuerpo que descubran demasiado al punto que otros sean tentados a verte de manera deshonrosa. Escoge aquellos colores, formas y piezas que realcen tu feminidad y no tu cuerpo reservado para Dios y tu esposo. Puedes escoger los vestidos floreados que están de moda, solo cuida que esos vestidos no revelen más de tu cuerpo de lo debido. 

2. Tú propósito es glorificar a Dios

La Biblia te llama a realizar todo para Su gloria porque fuiste creada para Su gloria (1 Cor. 10:31; Is. 43:7) Si este es el principio bíblico, pregúntate: ¿Estoy glorificando a Dios con mi ropa? O ¿me estoy vistiendo para llamar la atención de un joven o para competir con otra hermana o para sentirme hermosa o porque la moda lo dicta así? Tus motivaciones son importantes para Dios y son clave para saber lo que tu corazón atesora.

Este principio bíblico no está diciendo que dejemos de vestirnos bien o que evitemos usar joyas bonitas, sino que cuando lo hagamos, no caigamos en la tentación de llamar la atención hacia nosotras mismas, sino que mantengamos toda la atención en Dios quien nos ha llamado a la modestia, la cual nos lleva a la humildad, a la discreción, la moderación y el equilibrio en nuestras decisiones. ¡Esto es de grande estima delante de Dios! La mujer modesta glorifica a Dios. ¿Ese es tu deseo?

3. Tu vida influencia a otras

Tú has crecido en un mundo repleto de tecnología, pero eso no significa que la Palabra de Dios cambia o se ajusta a las épocas. Su Palabra permanece. Hoy no usas los vestidos de los años 50´s, pero el principio de guardar tu cuerpo para Dios es inamovible. Me encanta cuando mi esposo me dice con orgullo: «¡Qué bonita te ves!». Cuando solo me vestí con jeans, tenis blancos y una playera que dice: «Solo quiero café». O cuando le decía a mis hijas: «No necesitas revelar lo que hay debajo de tu ropa para ser auténtica, para sentirte bella o para que alguien te voltee a ver, ese deseo lo llena Cristo». Él te ha hecho única, te llama amada y te ve. ¡Él es tu audiencia principal!

Por lo tanto, ¿estás consciente de que otras te ven y siguen? Quizá es tu hermana pequeña, tu prima o las niñas de tu iglesia; tú les enseñas a través de tu elección de ropa y de cómo te conduces con ella. Amiga, tu vida le pertenece a Cristo, Él te ha comprado a precio de sangre para que, a medida que creces en Él y eres transformada por Su Espíritu, otras lo quieran conocer. 

4. Tu identidad es Cristo

Inicié diciendo que el espejo del mundo no es nuestro estándar para delimitar nuestro código de vestimenta ni es lo que determina tu belleza o valor. Al observar cómo se ven las otras jóvenes, cómo se ve la actriz en la película o las influencers, puedes pensar que no hay nada de malo en la vestimenta, al final ¡esa es la moda!. Sin embargo, la moda no es tu autoridad. Tu identidad no se basa en cómo te ves por fuera, sino en el resultado de lo que Cristo está haciendo en tu corazón. Por amor a Él guardas tu cuerpo, tu mente, tu corazón y el testimonio del evangelio en ti. 

Prepárate para rechazar las presiones del mundo, el consumismo y las apariencias, no tienes que probarte a ti misma ante los demás. No tienes que ser provocativa para conquistar, y mucho menos lucir cosas costosas para impresionar. Eres aprobada por Cristo para que tu identidad esté completa en Él. Recuerda que la mujer que teme a Dios es alabada (Prov. 31:30). Así que, la próxima vez que abras tu clóset frente a tu espejo para escoger tu vestimenta, piensa: «¿Quiero agradar a Dios o al mundo?».

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Sobre el autor

Susana de Cano

Susana vive en la Ciudad de Guatemala. Es esposa de Sergio Cano con quien tiene tres hijos, Sergio Alejandro, Daniela y Susi, quien recientemente esta casada con Esteban. Es apasionada por enseñar la Palabra de Dios a otras mujeres para … leer más …

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