¿En realidad Dios tiene el control de todo? Sí, una pregunta difícil con una respuesta simple. Hasta podríamos dar fin a esta publicación con esta afirmación, pero quiero compartirte cómo aprendí esta verdad en mi propia vida.
Existe evidencia bíblica, científica y natural acerca del control de Dios sobre todas las cosas.
Sin embargo, ¿mi vida diaria da evidencia de que creo esta verdad? ¿En los días fríos y oscuros mi alma puede reconocer que Dios tiene el control de todo?
Amada hermana, te confieso que llegar a esta afirmación en mi vida me ha costado porque soy una persona que necesita tener el control de las cosas, ya que fui criada para ser independiente y autosuficiente. Pero desde hace un tiempo Dios ha quebrantado mi corazón para hacer nuevas todas las cosas a través de mi dependencia y confianza en Él.
Pero llegué a una conclusión de hacer una declaración a mi Señor y Salvador. Te invito a que medites en esta oración que elevé al Señor si te sientes identificada, puedes hacerla tuya también como una oración diaria.
Amado Padre celestial:
Siento que cuando se trata de cederte el control y creer que estás al cuidado de todas las cosas, es como si estuviera luchando contigo. Obviamente el resultado me lleva a estar cansada física y emocionalmente, pero también frustrada porque las cosas no me salen como lo tenía pensado. Me esfuerzo tanto para que todo sea perfecto según mis propios estándares.
Señor, confieso que soy una persona terca y orgullosa, ambas actitudes nublan mi entendimiento. Acompañados de la autosuficiencia, estos pecados me impiden probar y ver Tu soberanía y providencia para mis necesidades y reconocer que en medio del caos tú eres Dios y estás en control.
Señor, estoy atrapada en este círculo vicioso que me lleva a querer ser perfecta, me invade la ansiedad, me acusa la frustración y me consume la depresión porque volví a fallarte, pues el resultado no fue lo que esperaba. Sin embargo, Señor, quiero como el salmista traer a la cruz mi incredulidad y propia sabiduría, porque te temo y tengo una nube de testigos y hechos que dan testimonio de cómo has cuidado de mí y de todo lo creado.
Clamo con mi corazón, te exalto con todas mis fuerzas porque Tú eres bueno, la iniquidad no habita en Ti, Tú cuidas de tus hijos y la creación alaba Tu grandeza. Rendirme a Ti es lo que necesita mi alma para ser escuchada, atiendes a la voz de mi súplica al confesar mi pecado.
Puedo decir al final que alabo tus hechos que son poderosos y Tu misericordia es eterna.
Señor, reconozco que fuera de ti no hay nada, necesito ceder el control absoluto de mi vida: mis pensamientos, sentimientos y acciones porque Tú eres el sabio Dios. Nada Te sorprende, nada escapa a Tu dominio, conoces todas las cosas, y en Ti está escondida mi vida porque nada puede llegar a ella sin antes haber atravesado la cruz.
Aumenta mi fe, trae a mi alma Tu Palabra, aliento fresco y nuevo cada mañana, destruyendo mi orgullo y autosuficiencia.
Señor, tienes el control de todas las cosas, porque tuyo es el universo, eres creador y quien sustentas mi suerte.
Tu Santo Espíritu traiga a mi mente la verdad de cómo hiciste, haces y harás todas las cosas.
Señor, tú controlas todo porque eres el gran Yo Soy. ¡Qué mi seguridad esté fundamentada en la piedra angular que es Cristo, la cual no será removible!
Amén, amén
Amada joven verdadera, cuando la duda toque la puerta de tu corazón ante la interrogante de si Dios tiene el control de todas las cosas, te animo a ir al Salmo 66 y meditar en él y hacerlo una oración como lo hice yo. Pero también haz un listado de cómo la mano de Dios ha intervenido en tu vida, en la de los tuyos y en la sociedad, aún cuando tú hayas querido intervenir y «ayudarlo». Cuenta tus bendiciones y recuerda que Dios siempre tiene el control.
¡Rindamos nuestra vida a Él y confiemos en Su poder!
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