Recuerdo que días previos a mi boda, antes de su partida con el Señor, mi madre me dio uno de los más valiosos consejos de tantos que compartió conmigo. Ella me dijo que recordara que debía llevar todo a los pies de Cristo en oración. Hasta el día de hoy, 5 años después, trato de seguir su consejo al pie de la letra, y para eso he tenido que aprender que la oración es una disciplina espiritual. Y como toda disciplina requiere esfuerzo y dedicación. Hoy quiero hablarte, precisamente de esas disciplinas y de la importancia de cultivarlas para la piedad.
Cuando escuchamos el término “disciplinas espirituales” pueden llegar a nuestras mentes muchas cosas, desde algo que es sumamente complicado hasta algo que requiere un extremo esfuerzo de nuestra parte. Según V. Raymond Edman “La nuestra es una época indisciplinada. Las disciplinas antiguas se vienen abajo...sobre todo, se hace burla de la disciplina de la gracia como legalismo, o es totalmente ajena para una generación que, en gran medida, es analfabeta en las Escrituras. Necesitamos la fuerza resistente del carácter cristiano que solo puede provenir de la disciplina”.
¿Por qué ese término? ¿Qué son realmente las disciplinas espirituales y en qué me benefician? Me gusta mucho la definición de Donald Whitney en su libro Disciplinas espirituales para la vida de piedad:“Las Disciplinas Espirituales son aquellas prácticas que se encuentran en las Escrituras que promueven el crecimiento espiritual entre los que creen en el evangelio de Jesucristo. Son los hábitos de devoción y cristianismo experiencial que el pueblo de Dios ha practicado desde los tiempos bíblicos”.
Son prácticas.
Esta palabra cambia toda la perspectiva que pudiéramos tener sobre las Disciplinas espirituales, pues las coloca en un plano más “asequible” y nos indica que pueden formar parte de nuestra vida diaria, así como mi mamá me decía, ¡ora en todo y por todo! Jesucristo es nuestro modelo a seguir en todo y en los evangelios vemos varios recuentos sobre Él poniendo en práctica algunas de las disciplinas que hoy estamos llamados a practicar. Vemos a Jesús orando siempre, intercediendo tanto por sus discípulos en ese momento, así como por nosotras… ¡sí, por nosotras!
Son de bendición.
Estas prácticas no son para que tengamos una lista que debemos cumplir o un método por el cual podamos cambiar la voluntad de Dios; tampoco son para cumplir nuestros deseos. Las disciplinas espirituales son para nuestro crecimiento, para nuestra bendición, son instrumentos que nos ayudan en el crecimiento de la piedad. Cuando vengo en oración ante Dios presentando mis peticiones, anhelos, sueños, dificultades, planes, en fin, tu pon lo que entiendas en la lista, es reconocer su soberanía, poder, dominio, amor, fidelidad… ¡y la lista sigue! Es el momento donde Dios cambia mi mente y me hace enfocarme en Él, en sus planes, y me muestra el camino a seguir. Recuerda que finalmente somos llamadas a imitar a Jesús y Él es nuestro mejor modelo en la oración.
Hay que cultivarlas.
Al ser prácticas, eso indica que no salen de la noche a la mañana y que debemos ser intencionales en hacer que formen parte de nuestra vida. No es algo que se “siente” sino que se “hace”, que busco y quiero hacerlo. Para esto hay que tener “agudeza” espiritual, es decir, hay que saber discernir cuales son las disciplinas espirituales bíblicas y cuáles no, no es cualquier cosa que nos guste o alguna actividad de moda que digan es “espiritual” no olvidemos que el mundo busca constantemente tergiversar y engañarnos y tenemos que ser sabias en ese sentido.
La Biblia debe ser siempre nuestro mapa y no desviarnos de ella, tal como dice en 2 Timoteo 3:16-17 “Toda Escritura es inspirada porDios yútil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.” Así que si alguien dice que algo es una disciplina espiritual debe pasar por el filtro de la Palabra de Dios y sin lugar a duda debe apuntar a su Autor.
Las disciplinas.
Las disciplinas espirituales, que se encuentran registradas en la biblia son: oración, adoración, evangelización, servicio, mayordomía, ayuno, silencio y retiro; cada una de ellas podemos verlas modeladas primeramente en Cristo, en muchos otros grandes de la fe descritos en la palabra, pero si nos fijamos bien, hay muchas personas en nuestro entorno que estoy segura practican al menos una de ellas ¿Te animas a acercarte y preguntarle el impacto de ellas en sus vidas?
Sin lugar a duda Dios puede utilizar situaciones y eventos en nuestras vidas de una manera u otra nos deben llevar a practicar una de estas disciplinas, ya sea el dolor, sufrimiento, alegría, o hasta un enojo, si pensamos por un momento provoca en nosotros una reacción, la pregunta es ¿estamos siendo movidas a orar, adorar, ayunar? O ¿nos movemos a la autosuficiencia, amargura, queja?
Algo que marca a cualquiera de estas disciplinas es el propósito, debemos recordar que la meta, el fin del discurso es amar a Dios, vivir para Él, no es buscar aparentar ser más espiritual porque hago esto o aquello, sino en SER, que nos parezcamos más a Cristo, que crezcamos en el conocimiento de Él y su palabra. Ciertamente la vida no va a cambiar de la noche a la mañana, tal vez tu oración no sea contestada como esperabas, pero te aseguro que tu vida no será igual. ¿Cuál de estas disciplinas vas a empezar a practicar o cuales ya prácticas? Cuéntanos aquí debajo, nos encanta escuchar de ti.
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