Mandy siempre había sido una chica planificadora, ella era organizada, disciplinada y nunca perdía la oportunidad de ayudar a alguien. Siempre había tenido un plan para su vida; fue criada en una familia cristiana, educada en casa desde el jardín de niños hasta la escuela secundaria, y estaba rodeada de amigos que la amaban.
Cuando cumpliera diecinueve años (la edad casadera), esperaría todavía hasta que tuviera alrededor de veintiuno para casarse con un hombre que fuera cristiano maduro, y tendría hijos. Ella soñaba con una vida «normal», pero luego cumplió veintiuno, veintidós... veintitrés... veinticuatro... y su mano izquierda seguía sin un anillo de compromiso. Los días se convirtieron en meses y los meses en años. Ahora Mandy tiene treinta y un años. Ha pasado los últimos diez años esperando y se lamenta su espera desperdiciada.
Sadie tuvo una infancia casi idéntica a la de Mandy: una familia amorosa, educada en casa, llena de esperanzas y sueños. Cuando terminó la secundaria, esperaba con ansias lo que le depararía el futuro: matrimonio, bebés, una casa propia, probablemente cuando tuviera veintiún años. Su cumpleaños número veintiuno llegó, también su cumpleaños número veintidós y veintitrés, pero Sadie no se quedó sentada esperando que la vida comenzara con un «Sí, acepto».
Sadie se dedicó al ministerio, invirtiendo su tiempo en la vida de otras chicas y ayudando a su familia; ella está usando su espera para honrar y glorificar totalmente a su Salvador. Todavía no está casada, pero no siente arrepentimiento por las oportunidades perdidas y no siente que su tiempo se ha desperdiciado.
Si eres una chica cuyo sueño es ser esposa y madre, levanta la mano (¡yo también levanto la mía en alto!). Pero ¿qué pasa si eso no sucede en el momento que hemos esperado y planeado (o tal vez nunca)? ¿Nos quedaremos sentadas esperando al «príncipe azul», o usaremos los años de soltería que Dios nos está dando para servir, ministrar y amar a los demás plenamente?
Dale la vuelta a la imagen
Invierte los papeles conmigo por un segundo: ¿qué pasaría si fueras a buscar a un chico (ten paciencia conmigo) y cuando finalmente lo encuentras, él te dijera: «¡Estoy tan feliz de que finalmente estés aquí! He estado sentado esperándote los últimos cinco años, no he hecho gran cosa con mi tiempo, solo he esperado a que vengas y hagas que mi vida comience». ¿Te parece que ese es el tipo de chico con el que quieres casarte?... Yo tampoco.
Al invertir los papeles a su lugar normal, nos queda una pregunta: ¿cómo estamos usando nuestros años de soltería como una herramienta para amar a los demás y vivir la vida para la gloria de Dios? ¿Cómo podemos usar bien este tiempo en lugar de tratarlo como una sala de espera?
Sé intencional
No dejes que pasen más días sin examinar tu vida. ¿En qué estás invirtiendo tu tiempo? Involúcrate en un ministerio, comienza a ser mentora de chicas más jóvenes. Es fácil «mantenerse ocupada» solo para llenar nuestro tiempo, pero en lugar de eso, debemos ser intencionales en cuanto a vivir de una manera digna del llamado de Cristo (1 Pd. 1:13; 1 Jn. 2:28).
Espera de forma activa
Dios nos ha dado a todas una pasión diferente, algo que hacemos muy bien. No hay nadie que pueda realizar lo que Él te creó para hacer, eres única. No perdamos nuestro tiempo mirando por la ventana a nuestros caballeros de armadura brillante cuando Dios nos ha dado una vida hermosa para vivir, usando lo que Él nos ha dado para marcar una diferencia (Gal. 6:10; Ef. 5:15-17).
Desperdiciar la espera no la hace más corta. Dios tiene el tiempo perfecto, siempre. Cuando suspiramos por un chico, lo único que hacemos es perder el tiempo y solo conseguiremos arrepentirnos después (Sal. 27:14; 90:12).
Dios es fiel y sabe lo que es mejor para tu vida. ¡Él quiere lo mejor para ti, incluso más que tú! No nos ha dado tiempo en la tierra para que lo desperdiciemos.
Comparte con nosotras: ¿cuáles son algunas maneras en que podemos usar nuestro tiempo intencionalmente?
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Joven Verdadera?
Donar $3¡Hey chicas! Nos encanta escuchar de ustedes, pero nos sentimos limitadas por las formas en que podemos ayudarlas.
Si buscas consejo te animamos a hablar primero con tu pastor o una mujer piadosa en tu vida, ya que ellos sabrán más detalles de ti y te darán seguimiento y ayuda.Lo publicado en la sección de comentarios no necesariamente refleja el punto de vista de Aviva Nuestros Corazones.
Nos reservamos el derecho de remover opiniones que puedan no ser de ayuda o inapropiadas. Puede ser que editemos o removamos tu comentario si: * Requiere o contiene información personal como emails, direcciones, teléfonos. *Ataca a otras lectoras. * Utiliza lenguaje vulgar o profano.
Únete a la conversación