Cuando tu anillo de pureza se empaña

Para la chica que ha ido demasiado lejos,

Sé que estás allá afuera. Algunas veces nos escribes, preguntando que hacer ahora, pero la mayoría de ustedes se quedan en silencio, con miedo a que si supiéramos que luchan con pecado vamos a pensar menos de ustedes.

Acércate. Escucha con atención.

Ya sabemos que luchan con el pecado. Es por eso que tenemos este blog. Las amamos. Jesús las ama. Queremos recordarles de Su verdad, incluyendo la verdad sobre su pecado.

Ya sé que estás pensando… todos pecan. Dicen mentiras piadosas, chismean, les voltean los ojos a sus padres. Pero los pecados que cometes con tu novio son diferentes. Por lo menos, se sienten diferentes.

Esto es porque, “Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo” (1 Cor. 6:18).

Cruzar líneas que Dios pretendía que no cruzaras hasta el día de tu boda es igual a otros pecados en que te separa de Cristo. Todos los pecados lo hacen. Pero es diferente en sus consecuencias. Probablemente ya estés experimentando algunas de ellas: vergüenza, ansiedad, soledad… ¿Así que ahora qué? ¿Cómo puedes reparar lo que ya ha sido roto? No puedes, pero hay Uno quien sí puede. Comencemos allí.

Confiesa tus pecados a Jesús

Dile a Jesús lo que has hecho. Dile que sabes que al desobedecer Su ley, has pecado contra Él. Él ya lo sabe. No puedes sorprenderlo. Él quiere que corras hacia Él con tu pecado, no para que pueda guardarlo contra ti, pero para que pueda cubrirte con una manguera de fuego de gracia.

Volverá a compadecerse de nosotros,

hollará nuestras iniquidades.

Sí, arrojarás a las profundidades del mar

todos nuestros pecados. (Miqueas 7:19).

Cuando le dices a Jesús lo que has hecho, Él lo lanza al fondo del mar. Se ha ido. Él no  tiene un traje de buceo y no planea bucear y arrastrar tu pecado de vuelta a la superficie.

 

Seguir escondiendo tu pecado no lo cambia. Solo te mantiene separada del Sanador.

Dile que necesitas transformación

Jesús no solo quiere que obedezcamos las reglas. Él quiere que seamos transformadas, que lleguemos a ser más y más como El. El no solo quiere que cambies tus acciones. Él quiere cambiar tu corazón.

 

Toma tu diario y escribe Salmo 51:10 como una oración:

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,

y renueva un espíritu recto dentro de mí.

Cuéntale a alguien más

Solo Dios puede perdonar tus pecados y solo Él puede verdaderamente transformar tu corazón, Él nos pide que arrastremos hacia la luz los pecados que preferiríamos mantener escondidos en las esquinas oscuras al decirles a otros creyentes.

Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. (Santiago 5:16).

¿Puedes saltarte estos pasos? Claro. Pero probablemente te darás cuenta que vas a seguir luchando. ¿No puedes solo confesarlo a tu novio? Si puedes, pero ¿no es eso algo como el ciego guiando a otros ciego o alguien quien se está ahogando intentando lanzar la balsa salvavidas? Si pudieran mantenerse el uno al otro alejados del pecado, ya lo habrían hecho.

Encuentra una mujer Cristiana sabia, mayor, y cuéntale de tu pecado.

Pon algo de distancia en la relación

Yo sé que no quieres terminar con tu novio. La intimidad sexual está diseñada para funcionar como Súper pegamento, uniendo a dos personas juntas. Separarse va a ser muy, muy doloroso, pero se necesita algo de distancia. He conocido a tantas de ustedes atoradas en la rueda de hámster del pecado sexual. Se ve algo como esto:

Cruzas la línea.

Lloras. El llora. Prometes nunca más volverlo a hacer.

Eso funciona por un tiempo. Unos pocos días, unas pocas semanas, unos pocos meses pasan.

Entonces cruzas la línea otra vez.

Tú lloras. El llora. Prometes nunca más volverlo a hacer.

Sin una interrupción, pueden girar juntos en este patrón para siempre. Es por eso que, al menos por ahora, necesitan separarse.

“Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y échala de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno” (Mat. 5:30).

El sexo está diseñado para ser adictivo. ¿Puedes ver como en el contexto de un matrimonio amoroso, comprometido, la adicción puede ser algo bueno? Pero ser adicta  a un muchacho quien no es tu esposo no es bueno. Quedarte en la relación es como pararse en medio de una fogata, esperando no salir quemada.

 

Este es un doloroso paso de rendición, pero Dios es bueno. Puedes confiar en Él. Él está en el negocio de hacer cosas rotas completas, cosas sin esperanza llenas de esperanza, y cosas tristes llenas de gozo. Está bien pedirte que vuelva a traerte a ti y a tu novio juntos otra vez en algún punto si eso es Su mejor para ti. Él no quiere castigarte. Él quiere restaurarte.

Piensa en la Cruz

Al estar Jesús colgado en la cruz, Él vió tu pecado sexual. El no cambió de parecer sobre ti. Él no se quejó de ti. El no meneó Su cabeza en disgusto. El continuo, dando Su misma vida para rescatarte del pecado.

Al enemigo le encantaría convencerte de que:

Has perdido el amor de Dios.

Eres mercancía dañada.

Has superado la gracia de Dios.

Nunca serás libre.

La cruz grita una historia diferente. Tal vez en cierto sentido has ido demasiado lejos, pero nunca puedes estar demasiado lejos para que la gracia de Dios te traiga de regreso.

Una fan.                                    

Erin

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Sobre el autor

Erin Davis

Erin Davis es una autora, bloguera y oradora a la que le encanta ver a mujeres de todas las edades correr hacia el pozo profundo de la Palabra de Dios. Es autora de muchos libros y estudios bíblicos, incluidos Beautiful … leer más …

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