El mundo ha definido la esperanza como “el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”. La forma en que conocemos la esperanza es como esa sensación que experimentamos cuando estamos ahorrando para el viaje de nuestros sueños, como cuando el chico que te gusta comienza a poner su atención en ti o quizás como algo tan sencillo como ese deseo interno de que no llueva el día de tu cumpleaños. Hay algo que tienen en común todos los casos en los que “sientes esperanza” y es que tienen un alto porcentaje de probabilidad de que eso por lo que esperamos no suceda. Y la realidad es que por mas que cruces los dedos o cierres los ojos y los aprietes muy fuerte con un intenso deseo de que algo suceda, nunca tendrás ninguna garantía de que pueda hacerse realidad.
El mundo en que vivimos no ofrece ninguna seguridad para la esperanza que guardamos en el corazón, ¡pero hay una buena noticia! La Biblia nos enseña que hay un tipo de esperanza en la que sí podemos confiar plenamente. ¡Una esperanza que no solo es segura, si no que también está viva!
Te invito a que #LeamosLaBibliaJuntas en 1 Pedro 1:3-5
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,
4 para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros,
5 que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.
La semana pasada iniciamos nuestro recorrido por este libro que tiene como propósito animar a los creyentes que están pasando por momentos difíciles. En su saludo, Pedro les recordó que ellos han sido elegidos para obedecer a Cristo y ahora les presenta cuál es la verdadera razón de su esperanza.
Imagínate que estás pasando por un momento super archi mega difícil, estás triste, todo se ve oscuro y viene alguien con la intención de animarte y te dice: “No te preocupes, cierra los ojos e imagina que todo estará bien” –Te quedas mirándolo por un momento y comienzas a dudar si esa persona está perdiendo la cabeza y dices “¡Eso no es lo que yo necesito, necesito que me des una esperanza real, que me ayudes a ver cómo este panorama va a cambiar.
En momentos de dificultad, tú no necesitas una “esperanza muerta”, necesitas una esperanza real, que esté viva y eso es precisamente lo que Pedro trata de decirnos aquí.
¡Aquí hay tantas riquezas! Miremos las palabras que están resaltadas:
La razón de nuestra esperanza está en el versículo 5: para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo.
Todo en este mundo puede fallar, pero la salvación que tenemos en Cristo es lo único que tenemos seguro. Mira cómo los versículos anteriores describen esa salvación.
Hemos nacido de nuevo a una esperanza viva, cuando naciste de tu madre, no fue un trabajo que tú hiciste, Dios te trajo. De la misma forma cuando pusiste tu fe en Jesús, fue gracias a la misericordia de Dios el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Ahora estás conectada a la familia de Dios a través de Cristo, quien no es un Salvador distante, sino que es tu Salvador personal (¿viste que dice “de nuestro Señor”?) y con Su resurrección Él garantiza que tú también resucitarás con Él y tendrás vida eterna.
Pero eso no es todo, como ahora eres su hija, también has recibido los beneficios de su paternidad, has obtenido una herencia y no necesariamente una casa en la playa que un ciclón puede destruir, sino una una herencia incorruptible (que no puede dañarse), inmaculada (que no está contaminada con la suciedad de este mundo) , y que no se marchitará (que no se deteriora) reservada (que nadie puede quitártela) en los cielos para vosotros.
Y mientras ese día llega, en el que estaremos para juntos siempre, Dios que es todopoderoso, omnipotente, omnisciente se ha comprometido a guardarte a través de la fe en Cristo. ¡No te parece increíble que Dios mismo sea el guardaespaldas de tu relación con Él!
Él te dio la fe para creer y la preservará hasta el fin. Así que cuando los problemas de este mundo traten de apagar tu corazón, levanta tus ojos y fíjalos en el único lugar en el que encontrarás una esperanza viva y una seguridad eterna: Jesucristo. Que los problemas del camino no te distraigan en tu camino a casa. Pon tus ojos en las cosas eternas y lo que no tiene valor dejará de ser importante.
La próxima semana veremos cuál es la prueba de que tu salvación es verdadera y cuál es tu papel en todo esto, puedes adelantarte y leer los siguientes versículos.
Reflexionemos juntas
¿Qué situación difícil hace que te sientas insegura o sin esperanza?
¿En qué te estás centrando? ¿En tu problema temporal o en Dios y sus promesas eternas?
¿Cómo luce tu dificultad comparada con las seguras promesas del Señor?
¿De qué manera te llevan estos versículos a pedir perdón y a alabar a Dios?
¿Cómo puedes convertir estos pasajes en una oración a Dios?
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