Cómo ser una buena amiga

Todas queremos amistades. Las mujeres en especial solemos desear una amistad de nuestro mismo género con quien reír, relajarnos, hacer memorias, hablar y hablar y hablar, quien nos escuche y siempre tenga tiempo para nosotras. En fin, todas deseamos relaciones de amistad, y en parte las deseamos porque Dios nos creó específicamente como seres relacionales.

Pero todas hemos experimentado la dolorosa ruptura de amistad. Puede que haya sido un proceso de enfriamiento gradual, o quizá un malentendido, un rumor, un chisme, una molestia, una cita olvidada, unas palabras dichas en un momento de enojo o cansancio o tristeza. Lo que parecía una amistad fuerte se torna en algo decepcionante y triste. ¿Por qué suceden estas cosas? ¿Qué estorba que yo tenga relaciones duraderas? ¿Qué hace que yo no sea una buena amiga?

Respuesta corta y obvia: el pecado. Aunque puede parecer una respuesta fácil que da la impresión de que no hay mucho remedio, tenemos que reconocer que es una realidad que afecta todas nuestras relaciones. El pecado produce perspectivas deficientes de las relaciones. Te voy a mencionar dos que son ampliamente aceptadas, pero que siguen siendo erróneas:

50/50. Podríamos llamar esta perspectiva la del “provecho común”. Ambas personas en la relación tenemos que sentir que le sacamos provecho a esta relación. Si ella peca demasiado contra mí, o si las cosas se ponen muy difíciles, me voy. Solo me quedo hasta el punto de que me convenga, porque no tengo porqué seguir en una relación que no me conviene.

“Las amigas no se hacen eso”. Esta es la perspectiva del “pecado imperdonable”. Entendemos que la otra persona es pecadora, pero hay ciertas cosas que las amigas simplemente no se hacen. Yo decido qué es aceptable o no en esta amistad, y si cruzas esa raya, ya no sigue la amistad.

¿Cuál es el enfoque principal en estas perspectivas? Soy YO—mi conveniencia y mis deseos.

Cristo ofrece otra perspectiva totalmente diferente. ¿Sabías que el Evangelio puede ser la base, como lo debe ser para todo, de la manera en que tú ves y tratas a tus amistades? El trato de Cristo hacia mí es el modelo de mi trato hacia otras personas, y me provee de excelentes perspectivas sobre la amistad:

Como Cristo es el único que me puede satisfacer, no busco que mis amigas satisfagan mis necesidades. Salmo 118:8 dice: Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. No es justo esperar de una amiga lo que solo Dios puede ofrecerte. Esto significa que tu relación con Cristo, tu caminar diario, y tu búsqueda de felicidad y satisfacción impactará directamente en tus relaciones con tus amistades. Hasta que encuentres en Cristo tu satisfacción, serás la amiga “chupa-sangre” que busca que otras satisfagan sus necesidades.

Como Cristo me ama incondicionalmente, mi amor por mis amigas será incondicional. Proverbios 17:17 dice: En todo tiempo ama el amigo. El amor de Cristo en mí es el único motor que puede propulsar un amor genuino a otros. Ya no tendré que buscar que todo sea parejo y justo. Aunque ella me haya ofendido, me puedo sacrificar por ella reflejando ese amor que Cristo me extiende a mí.

Como Cristo me perdonó, yo puedo perdonar cualquier ofensa. Efesios 4:32: Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo. Pensemos un momento: si todos somos pecadores, todos pecaremos. ¿Por qué nos sorprende tanto que alguien peque en nuestra contra? Sabiendo que seguiríamos pecando, Cristo nos extendió, y nos sigue extendiendo (1 Jn. 1:9), su perdón sacrificial. Esta es la fuente para el perdón que podemos y debemos ofrecer a nuestros amigos.

Como Cristo busca mi santificación, yo busco la santificación de mis amigas. Proverbios 27:5 y 6: Mejor es la reprensión franca que el amor encubierto. Fieles son las heridas del amigo. Sabiendo que la necesidad más grande de mi amiga es la misma que yo tengo, siempre procuro apuntarla hacia Cristo. No hago nada para estorbar su crecimiento espiritual. Me importa más su relación con Dios que su relación conmigo. No le ayudo a mi amiga a hacer algo incorrecto. Le animo a confesar su pecado y restaurar su relación con Dios y otros. Si su buena opinión de mí es más importante para mí que su crecimiento espiritual, no le amo verdaderamente.

Dios quiere que los creyentes nos tratemos entre nosotros como Él nos trata a nosotros. Estos mismos principios se pueden aplicar al noviazgo, a las relaciones familiares, y al matrimonio. Este es el único tipo de relación que durará a largo plazo. La autora de nuestro libro, Chicas sabias en un mundo salvaje, habla de la sostenibilidad de las relaciones en el capítulo 19. Junto con la educabilidad, son los últimos puntos de contraste que estudiaremos en este club de lectura que ha tratado de la “chica salvaje” y la “chica sabia”.

¿Te has visto en algunos de estos 20 puntos de contraste a lo largo de este libro? ¿Qué cambios has hecho hasta ahora en tu vida? ¿Has oído a la Señora Sabiduría llamándote a dejar tu necedad y ver tu necesidad de estar siempre en comunión y obediencia a Dios?

Hemos hecho este viaje juntas, y espero que lo hayas disfrutado tanto como yo. ¡Me da tristeza guardar mi libro que ahora está hojeado y subrayado! Mi oración es que el Espíritu Santo continúe la obra que ha empezado en ti a través de este estudio. Aférrate a Filipenses 1:6:

Estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.

Reto

Lee:

Chicas Sabias en un Mundo Salvaje: Capítulo 19: Sostenibilidad; y Capítulo

20: Educabilidad; Conclusión (p. 251-284).

1 Corintios 6:12-20; Proverbios 14

Memoriza:

Filipenses 2:5 Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús.

Reflexiona:

  • ¿Qué perspectiva tienes hacia las personas cercanas a ti? ¿Consideras que existen para servirte a ti y cumplir tus deseos?
  • ¿Estás dispuesta a considerar a Cristo como el modelo para tus relaciones interpersonales? ¿Qué tendrías que cambiar en tus perspectivas de otras personas?
  • ¿Eres una persona enseñable y humilde? ¿Permites que otros te llamen la atención y participen en tu santificación?

Ora:

Cristo Jesús, gracias por tu perfecto ejemplo de una relación sustentable y duradera. Deseo imitar el amor y perdón que ofreces a las personas que amas. Te pido que me vacíes de mí misma y me llenes de satisfacción en ti para poder darme en sacrificio a otros.

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Sobre el autor

Susi Bixby

Tiene 21 años de casada con Mateo, y ama a sus tres regalos de Dios: Aaron, Ana y David. Deseando vivir el diseño de Dios para su vida, dedica la mayor parte de su energía a su familia. Es esposa … leer más …

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