¿Cómo leer la Biblia con Jesús en mente?

La Palabra de Dios contiene la más hermosa noticia: ¡el evangelio, las buenas nuevas de Jesucristo! La Biblia nos cuenta el plan de redención en el cual Dios rescata a los que en Él creen a través de la muerte de Jesucristo en la cruz para otorgarles libertad y vida en Él. Pero esta maravillosa verdad no se encuentra solamente en el Nuevo Testamento, sino que, desde el Antiguo Testamento, cada uno de los libros apuntan a Jesús y la promesa del Mesías que había de venir.

Así que, queremos mostrarte 3 ejemplos en los que podemos encontrar a Jesús desde el inicio de la revelación de Dios.

Jesús en Génesis

Comenzando por los primeros capítulos de la Biblia en Génesis, encontramos a Dios, la creación y la caída. Aquí está el fundamento de toda la Escritura que cumple una función: el origen del universo y el origen de la humanidad. El inicio de nuestra comprensión de quién es Dios, el despliegue de Su carácter en los orígenes del universo y el plan redentor que tenía con Su Hijo Jesús que encontramos en Génesis 3:15 cuando nos dice: «Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; Él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el talón».

Jesús en Éxodo

Luego, en el capítulo 12 de Éxodo encontramos el relato de la institución de la Pascua, cuando el pueblo de Israel ya estaba por salir de Egipto. Había que sacrificar un corderito y pondrían su sangre en el dintel de las puertas de sus casas para que el Ángel de la Muerte no entrara a quitarle la vida a los primogénitos. Esta era una representación que apuntaba al Salvador que había de ser sacrificado en la cruz en nuestro lugar, Jesús es el Cordero Pascual que satisfizo la ira de Dios.  Gracias a Su vida en nosotras es que Dios nos ve justificadas.

Jesús en Levítico

Finalmente, el tema principal de Levítico es la santidad de Dios. El Señor le hizo saber a Su pueblo cómo es que tanto ellos, como los sacerdotes, debían acercarse a Su presencia para no ser consumidos por Su ira justa ante el pecado. El pueblo debía traer un cordero sin mancha, y los sacerdotes siempre debían purificarse para ofrecer los sacrificios y ofrendas al Dios Santo e interceder por el pueblo. Además, los sacerdotes podían entrar al Lugar Santísimo solamente una vez al año. Esto apuntaba a nuestro Sumo Sacerdote, como dice Hebreos 4:15: «Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado». A través de la muerte de Cristo, ya no es necesario traer un sacrificio para que un sacerdote entre a la presencia de Dios, el velo se ha roto ya, Cristo Jesús es el Sumo Sacerdote que nos da libre entrada a la presencia del Padre.

¡Qué maravilla poder ver a Cristo en la revelación de Dios contenida en los 66 libros de la Biblia, la Palabra de Dios! Solo nuestro Dios, con gran poder, con una mente tan sabia y con un plan tan soberano, podría cuidar de cada detalle de la historia para llevar a cabo Su plan redentor por amor a nosotras. A simple vista, en muchas ocasiones no podemos ver todo lo que Dios está haciendo o hará; pero Su Palabra escrita pone en evidencia que Sus propósitos son perfectos para nuestra vida y que Él siempre está presente. Como afirma Hebreos 13:7: «... Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos». Dios tiene absoluto control de cada detalle en Su plan redentor.

Queremos compartirte que, al leer la Palabra con Jesús en mente, buscando intencionalmente conocerlo, fue que encontramos el agua que saciaba nuestra sed y el perfecto amor que echaba fuera todo temor. Descubrimos personalmente que en Jesús está toda la plenitud de Dios como dice Efesios 3:19. Queremos animarte a pasar tiempo con Dios y Su Palabra, apartando un lugar y el primer momento de tu día. Solo así conocerás a Aquel que nuestra alma anhela, Aquel que necesitamos día tras día para renovar nuestra mente y hallar esperanza, de tal manera que podamos vivir con libertad, propósito y plenitud en Jesús. 

Te animamos a seguir encontrando a Jesús en los demás libros de la Biblia, ¿por qué no te unes hoy al reto de lectura MV365?