Manifiesto

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Una declaración personal y de grupo sobre credos, promesas e intento de oración—con el fin de que Jesucristo sea exaltado y que la gloria y el poder redentor del amor de Dios puedan ser manifestados hasta en el último rincón de la tierra.

Creemos que Dios es el Señor Soberano del universo y el Creador de la vida, y que todo lo creado existe para Su deleite y para traerle gloria.1

Creemos que la creación de la humanidad, como varón y hembra , fue una parte intencional y maravillosa del sabio plan de Dios, y que los hombres y las mujeres fueron creados para reflejar la imagen de Dios en formas complementarias pero distintas. 2

Creemos que el pecado ha separado a todo ser humano de Dios y nos ha hecho incapaces de reflejar Su imagen como fuimos creados para hacerlo. Nuestra única esper¬anza de restauración y salvación se encuentra en arrepentirnos de nuestros pecados y confiar en Cristo quien vivió una vida sin pecado, murió en nuestro lugar y fue resucitado de los muertos. 3

Reconocemos que vivimos en una cultura que no reconoce el derecho de Dios para gobernar, ni acepta las Sagradas Escrituras como la norma para la vida y está sufriendo las consecuencias del abandono del diseño de Dios para los hombres y las mujeres. 4

Creemos que Jesucristo está redimiendo este mundo pe¬caminoso y haciendo todas las cosas nuevas; y Sus seguidores son llamados a compartir Sus propósitos redentores, en la medida que buscan, mediante Su poder, transfor¬mar aquellos aspectos de la vida que han sido manchados y arruinados por el pecado. 5

Como mujeres cristianas, deseamos honrar a Dios viviendo vidas contra cultura que reflejan al mundo la belleza de Cristo y Su Evangelio.

Para tal fin, declaramos que...

Las Escrituras el medio autorizado por Dios para instruirnos en Sus caminos y revelan Su patrón con para nuestra feminidad, carácter, prioridades, roles, responsabilidades y relaciones.6

Glorificamos a Dios y experimentamos Sus bendiciones cuando aceptamos y gozosamente abrazamos Su diseño, funciones y orden para nuestras vidas.7

Como pecadoras redimidas , no podemos vivir a plenitud la belleza de nuestra feminidad bíblica, separadas de la obra santificadora del Evangelio y el poder del Espíritu Santo que mora en nosotras.8

Tanto los hombres como las mujeres fueron creados a imagen de Dios y son iguales en valor y dignidad, pero tienen roles y funciones distintos en el hogar y en la Iglesia.9

Estamos llamadas , como mujeres a afirmar y alentar a los hombres en su búsqueda de expresar su masculinidad piadosa; y a honrar y apoyar el liderazgo que Dios ha ordenado en el hogar y en la Iglesia.10

El matrimonio , como fue creado por Dios, es un pacto sagrado, vinculante y para toda la vida, entre un hombre y una mujer.11

Cuando respondemos humildemente al liderazgo masculino, en el hogar y en la iglesia, demostramos una noble sumisión a la autoridad, que refleja la sumisión de Cristo a la autoridad de Dios, Su Padre.12

La insistencia egoísta sobre nuestros derechos personales es contraria al espíritu de Cristo quien se humilló a Si mismo, tomando forma de siervo y entregó su vida por nosotros. 13

La vida humana es preciosa para Dios y debe ser apreciada y protegida desde el momento de la concepción hasta la muerte.14

Los hijos son una bendición de Dios; y las mujeres fueron especialmente diseñadas para ser dadoras y sustentado¬ras de vida, ya sea a sus hijos biológicos o adoptivos, y a otros niños en su esfera de influencia.15

El plan de Dios para la humanidad es más amplio que el matrimonio. Todas las mujeres, casadas o solteras, deben modelar la feminidad en sus variadas relaciones; exhibiendo una modestia distintiva, sensibilidad y gentileza de espíritu.16

El sufrimiento es una realidad inevitable en un mundo caído. En ocasiones seremos llamadas a sufrir haciendo lo correcto, mirando la recompensa celestial antes que los deleites terrenales, por el bien del Evangelio y el avance del Reino de Cristo.17

Las mujeres cristianas maduras tienen la responsabilidad de dejar un legado de fe, discipulando a las más jóvenes en La Palabra y los caminos de Dios y modelando a la siguiente generación vidas de fructífera feminidad.18

Creyendo en lo anteriormente expuesto, declaramos nuestra intención y deseo de convertirnos en “ Mujeres Verdaderas “ de Dios. Nos consagramos a cumplir Su llamado y propósito para nuestras vidas. Mediante Su gracia y en humilde dependencia de Su poder, nosotras:

  1. Buscaremos amar a Dios nuestro Señor con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas.19
  2. Gozosamente le cederemos el control de nuestras vidas a Cristo como Señor - diremos: “Sí, Señor” a la Palabra y la voluntad de Dios.20
  3. Seremos mujeres de La Palabra, buscando crecer en nuestro conocimiento de las Escrituras y vivir de acuerdo a la sana doctrina en cada área de nuestras vidas.21
  4. Cultivaremos nuestra comunión e intimidad con Dios a través de la oración: en alabanza, acción de gracias, confesión, intercesión y suplica.22
  5. Aceptaremos y expresaremos nuestro diseño y llamado únicos como mujeres, con humildad, gratitud, fe y gozo.2
  6. Buscaremos glorificar a Dios cultivando virtudes como pureza, modestia, sumisión, mansedumbre y amor.24
  7. Mostraremos el respeto debido a hombres y mujeres, creados a imagen de Dios, considerando a los demás como mejores que nosotros;buscando edificarlos, poniendo de lado la amargura, el odio y las palabras malas.25
  8. Estaremos comprometidas fielmente en nuestra iglesia local, sometiéndonos a nuestros líderes espirituales, creciendo en el contexto de la comunidad de fe, usando los dones que Dios nos ha dado para servir a otros, edificando el Cuerpo de Cristo y cumpliendo con Sus propósitos redentores en el mundo. 26
  9. Buscaremos establecer hogares que manifiesten el amor, gracia, belleza y el orden de Dios; que provean un clima favorable a la vida y que brinden hospitalidad cristiana a aquellos fuera de las paredes de nuestro hogar.27
  10. Honraremos la santidad, pureza y permanencia del pacto matrimonial, ya sea el nuestro o el de otros.28
  11. Recibiremos los hijos como una bendición de Dios, buscando entrenarlos para que amen y sigan a Jesucristo y para que consagren sus vidas a Su Evangelio y Su Reino.29
  12. Modelaremos el mandato de Tito 2, como mujeres mayores, modelando piedad y entrenando a las más jóvenes para que agraden a Dios en todos los aspectos; como mujeres jóvenes recibiendo la instrucción con mansedumbre y humildad, aspirando llegar a ser mujeres de Dios maduras quien a su vez entrenarán a la siguiente genera¬ción.30
  13. Buscaremos oportunidades para compartir el Evangelio de Cristo con los inconversos.31
  14. Reflejaremos el corazón de Dios hacia los pobres, enfermos, oprimidos, las viudas, los huérfanos y los que están en prisión; ministrándoles a sus necesidades físicas y espirituales en el nombre de Cristo. 32
  15. Oraremos por un movimiento de avivamiento y reforma entre el pueblo de Dios que resultará el avance del Reino y del Evangelio de Cristo entre todas las naciones. 33

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Recursos

Textos de apoyo:

1 1 Co. 8:6; Col. 1:16; Ap. 4:11

2 Gn. 1:26–27; 2:18; 1 Co. 11:8

3 Gn. 3:1–7, 15–16; Mr. 1:15; 1 Co. 15:1–4

4 Pr. 14:12; Jer. 17:9; Ro. 3:18, 8:6–7; 2 Ti. 3:16

5 Ef. 4:22–24; Col. 3:12–14; Tit. 2:14

6 Jos.1:8; 2 Tim. 3:16; 2 P. 1:20–21; 3:15–16

7 1 Tim. 2:9; Tit. 2:3–5; 1 P. 3:3–6

8 Jn. 15:1–5; 1 Co. 15:10; Ef.. 2:8–10; Fil. 2:12–13

9 Gn. 1:26–28; 2:18; Gal. 3:26–28; Ef.. 5:22–33

10 Mr. 9:35; 10:42–45; Gn. 2:18; 1 P. 5:1–4; 1 Co. 14:34; 1 Ti. 2:12–3:7

11 Gn. 2:24; Mr. 10:7–9

12 Ef. 5:22–33; 1 Co. 11:3

13 Lc. 13:30; Jn. 15:13; Ef. 4:32; Fil. 2:5–8

14 Sal. 139:13–16

15 Gn 1:28; 9:1; Sal. 127; Tit. 2:4–5

16 1 Co. 11:2–16; 1 Ti. 2:9–13

17 Mt. 5:10–12; 2 Co. 4:17; Stg. 1:12; 1 P. 2:21–23; 3:14–17; 4:14

18 Tit. 2:3–5

19 Dt. 6:4–5; Mr. 12:29–30

20 Sal. 25:4–5; Ro. 6:11–13; 16–18; Ef. 5:15–17

21 Hch. 17:11; 1 P. 1:15; 2 P. 3:17–18; Tit. 2:1, 3–5, 7

22 Sal. 5:2; Fil. 4:6; 1 Ti. 2:1–2

23 Pr. 31:10–31; Col. 3:18; Ef. 5:22–24, 33b

24 Ro. 12:9–21; 1 P. 3:1–6; 1 Ti. 2:9–14

25 Ef. 4:29–32; Fil. 2:1–4; Stg. 3:7–10; 4:11

26 Ro. 12:6–8; 14:19; Ef. 4:15, 29; He. 13:17

27 Pr. 31:10–31; 1 Ti. 5:10; 1 Jn. 3:17–18

28 Mt. 5:27–28; Mr. 10:5–9; 1 Co. 6:15–20; He. 13:4

29 Sal. 127:3; Pr. 4:1–23; 22:6

30 Tit. 2:3–5

31 Mt. 28:19–20; Col. 4:3–6

32 Mt. 25:36; Lc. 10:25–37; Stg. 1:27; 1 Ti. 6:17–19

33 2 Cr. 7:14; Sal. 51:1–10; 85:6; 2 P. 3:9

© Nancy Leigh DeMoss. Revive Our Hearts/Aviva Nuestros Corazones. Usado con Permiso.
www.AvivaNuestrosCorazones.com