En nuestro caminar por 1 de Pedro hemos sido llamadas a esperar completamente en Dios, a ser santas así como Él es santo, a vivir bajo su temor mientras vivamos en esta tierra y hoy veremos un cuarto mandato que se relaciona directamente con los anteriores. #Leamosjuntas
22 Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro.
23 Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.
Porque:
24 Toda carne es como la hierba,
y toda su gloria como la flor de la hierba.
Secase la hierba,
caese la flor,
25 mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esta es la palabra que os fue predicada.
1 Pe 1:22–25.
Me encanta la Nueva Traducción Viviente expresa el primer versículo:
Al obedecer la verdad, ustedes quedaron limpios de sus pecados, por eso ahora tienen que amarse unos a otros como hermanos, con amor sincero. Ámense profundamente de todo corazón.
Sí has creído en el mensaje del Evangelio, ¡estas palabras también son para ti! En el momento en que depositamos nuestra fe completamente en Jesús, Su sangre nos limpia de toda maldad y Su Palabra que es Verdad también nos purifica mientras nos rendimos a ella y la creemos de todo corazón. Es Su Verdad que nos capacita para poder llevar a cabo el mandato que nos da Pedro: Ámense unos a otros.
Tú puedes estar pensando, “Sí, he creído en Cristo, y lo amo a Él, pero otro asunto amar a mi amiga que me traicionó, llamándose cristiana”, o “pero es que Pedro no tiene idea de lo que me han hecho en la iglesia”, o tal vez, “él no se imagina que mis amigos cristianos son los que más me han hecho sufrir”.
Sí querida amiga, amar es difícil, a veces ni siquiera luce como algo justo, pero si nos acercamos a la cruz veremos al único justo dándolo todo por quienes lo traicionaron y le dieron la espalda. Y si te acercas un poco más podrás verlo derramar su sangre por ti, que le has fallado tantas veces, sin embargo su amor es inagotable y no cambia. ¿Por qué? Porque no se trata de la persona a la que se ama, si no de aquel que nos amó primero.
¿Qué me impide amar?
Si somos sinceras reconoceremos que lo que nos impide amar son esas manchas de pecado de las que necesitamos ser limpiadas, manchas de egoísmo, de envidia, de celos, manchas de murmuración y contienda. Horribles manchas que alimentan nuestra falta de perdón y resentimiento.
Por eso una vez puesta tu fe en Cristo, necesitas ser limpiada con el agua de Su Palabra, día tras día. Necesitas saturarte de Su Verdad, ese es el único jabón con el que puedas lavarte el alma. Y no te estoy hablando de simplemente leerla o de hacer tu devocional ¡necesitas algo más! Puede que muchas escuchen o lean la verdad, pero solo las que someten su vida a ella pueden ser limpiadas y santificadas. Y esto no te promete que esa amiga que te traicionó, se convierta en una santa y que deje de incomodarte, pero sí asegura que vas a ser libre de todo lo que te impide amar de la manera en que fuiste amada.
¿Cómo es que debo amar?
Ama sinceramente, con un corazón puro, sin fingimiento, sin engaño, sin intenciones escondidas, ni esperando nada a cambio.
Ama entrañablemente, esfuérzate para amar, sal de tu zona de confort porque este tipo de amor requiere que trabajes intensamente y constantemente a favor del otro.
Este tipo de amor es imposible
Alguien dijo: “¡Este tipo de amor es imposible, tienen que hacerme de nuevo para yo poder amar de esa manera!” ¡Exacto! Precisamente por eso este mandato está dirigido a quienes han nacido de nuevo, que tienen una nueva naturaleza y que son capacitados por el Espíritu Santo para hacerlo. ¿Recuerdas que el amor es un fruto del Espíritu? Eso quizás lo aprendiste en la Escuela Dominical, pero ahora es tiempo de vivir a la luz de esa verdad. Quita los ojos de ti misma y ponlos en Cristo, ahí se encuentran todas las razones por las que debes amar aun cuando sea difícil.
¡Buenas noticias!
La razón por la que podemos hacerlo está en el versículo 23, porque hemos nacido de nuevo, pero no a una vida que pronto terminará, si no a una que es eterna porque proviene de la Palabra de Dios. Y si por un momento pensaste qué tenía que ver lo que Pedro dice en el versículo 24 con todo esto, Él está citando un pasaje del Antiguo Testamento, buenas noticias que Isaías profetizaba en Zión después de mucha oscuridad en el pueblo de Dios. La Palabra de Dios permanece para siempre, ella es la fuente de nuestra vida, ella es el agua que limpia la suciedad de nuestros pecados (aún el más asqueroso) y ella es la que nos transforma para que podamos amar como hemos sido amadas.
Y finalmente, él concluye diciendo: “Y esta palabra es el mensaje de la Buena Noticia que se les ha predicado.” ¡Ese es el glorioso Evangelio que nos ha sido dado!
¡No te parece increíble! Dios nos da un alto estándar para vivir, pero no nos deja cargadas con un peso imposible de llevar, nos da el poder que necesitamos para vivir de acuerdo a su mandato. Nos ha dado el Evangelio que es poder de Dios para los que creen, para los que obedecen a su verdad. Ese poder está disponible para ti, tú puedes amar a tu madre a pesar de todas las cosas hirientes que te ha dicho, tú puedes perdonar a tu amiga que te traicionó, tú puedes esforzarte para amar a tus líderes en la iglesia a pesar de tus diferencias. ¡Tú puedes porque el Evangelio lo hace posible!
Para reflexionar
¿Qué es lo que gobierna tus relaciones, el amor o tus heridas?
¿Hay herman@s en la fe a l@s que no puedes amar sinceramente?
¿Cómo el Evangelio te ayuda a quitarte del centro y amar sin condiciones?
¿De qué manera te llevan estos versículos a pedir perdón y a alabar a Dios?
¿Cómo puedes convertir estos pasajes en una oración a Dios?
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Las relaciones entre los hijos de Dios se rigen por la Verdad de la Palabra de Dios que permanece para siempre. #JovenVerdadera
Si amas al redentor, entonces ama a sus redimidos. #JovenVerdadera
Tu amor por tus hermanos en la fe evidencia la veracidad de tu fe. #JovenVerdadera
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