La soltería alguna vez fue vista como inusual, desdichada, antinatural e incluso indeseable. Luego innumerables libros cristianos, revistas y seminarios exploraron el tema, ofreciendo desde consejos (como ser soltera y satisfecha) hasta consolación (como ser feliz aunque soltera). Las solteras fueron animadas a no considerarse como ciudadanas de segunda categoría y retadas a expresarse. Para sentirse plenas, debían buscar cosas como sus carreras, pasatiempos y los grupos de solteros en la iglesia.
Estos materiales han ayudando a la comunidad cristiana a desarrollar una nueva perspectiva sobre la soltería. Ya no es un estigma social. De hecho, los solteros disfrutan de más aceptación social que nunca antes. La mayoría de las iglesias ya no consideran a los solteros como aquellos que no son suficientemente espiritualmente maduros como para estar casados. Los grupos de solteros en las iglesias están floreciendo—muchas iglesias incluso emplean a un ministro para los solteros.
Esta mayor conciencia sobre el valor y las necesidades de los solteros ha sido saludable, pero he sido testigo de algunas tendencias dañinas que ahora están ganando aceptación. Por ejemplo, con el aumento de divorcios y la insatisfacción generalizada con la vida familiar, muchos adultos escogen permanecer solteros para evadir las presiones, responsabilidades y limitaciones de tener una familia. Frecuentemente oigo adultos solteros decir, “No hay forma de que me case en mucho tiempo, no quiero estar amarrado a una familia.”
El estado de soltería ha sido exaltado a un nivel equitativo con el estado de matrimonio, haciendo que el estado civil de una persona sea una cuestión únicamente de preferencia personal. Mientras Dios llama a muchos a un período de soltería, y algunos pocos a una soltería de toda la vida, nunca debemos olvidar que el llama a la mayoría al matrimonio.
Claro, el matrimonio implica una tremenda responsabilidad y restricciones. Pero, al llevar a cabo los roles familiares que Dios ordena, nos convertimos en la máxima expresión de todo lo que el pretende que seamos.
También he observado otra tendencia peligrosa en el movimiento de cristianos ‘solteros’. Es muy fácil para los solteros vivir para si mismos y estar muy preocupados con su éxito en el mundo profesional. Ahora, ciertamente no hay nada malo con las carreras y salarios lucrativos, pero Dios esta preocupado por las motivaciones del corazón de sus hijos. Muchos cristianos solteros son atrapados en la trampa de buscarse a si mismos y buscar la plenitud personal. Embarcarse en una carrera simplemente para alcanzar éxito personal y seguridad material es una calle sin salida.
Pablo advirtió a Timoteo, “Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores. Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.” (1 Tim 6:9-11)
La mayoría de los solteros no tienen la presión de proveer para una familia; pero esta no puede ser una licencia para perseguir valores temporales. La mejor posición no es en el tope de una escalera corporativa, sino ser siervo de Jesucristo. El mayor prestigio no es reconocimiento humano, sino el “bien hecho, siervo bueno y fiel” de nuestro Maestro.
Para evitar las trampas potenciales de la soltería, es importante hacer algunos compromisos espirituales no-negociables basados en los principios de la Palabra de Dios. Quisiera compartirles siete compromisos que yo he hecho como soltera cristiana. No son compromisos aplaudidos por el sistema del mundo. Pueden parecer agotadores o limitantes para algunos. Pero al hacer estos compromisos y confiar en el poder que Dios me da para cumplirlos por su gracia, he entrado a un lugar de mayor abundancia espiritual y libertad genuina.
1. Estoy comprometida a servir a Cristo con todo mi tiempo, habilidades y energía. Este es el énfasis en las enseñanzas de Pablo en 1ra de Corintios 7. Pablo le habla a aquellos a quienes Dios les ha dado el don de ser solteros. Sus palabras son desafiantes: “Mas quiero que estéis libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor; pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, por cómo agradar a su mujer, y sus intereses están divididos. Y la mujer que no está casada y la doncella se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Y esto digo para vuestro propio beneficio; no para poneros restricción, sino para promover lo que es honesto y para asegurar vuestra constante devoción al Señor.” (1 Corintios 7:32-35).
En el margen de mi Biblia he escrito, “Como mujer soltera, quiero servirte, Jesús, con todo mi cuerpo y espíritu”. Ves, ninguno de los que ha sido redimido por Cristo tiene el derecho de vivir despreocupado y sin compromiso. La soltería, ya sea por algunos años o por toda la vida, no es un tiempo para no tener responsabilidades, sino un tiempo para servir a Cristo de todo corazón y a tiempo completo, sin importar la ocupación.
Uno de mis pastores anteriores desafió a los miembros de su iglesia a “entregarlo todo por Dios”. Me gusta eso. Un abandono inagotable y sin temor a la voluntad y obra de Dios debe caracterizar al cristiano que es soltero.
Años atrás un líder comunista dijo, “Debemos entrenar hombres y mujeres que dediquen a la revolución no sólo sus días libres, sino sus vidas por completo.” La causa de Cristo es mucho mayor que cualquier revolución humana. La idea de un trabajo de 8 horas, con “el resto del tiempo para mi”, debe ser un pensamiento extraño para el cristiano soltero. Jesús no quiere nada menos que nuestras vidas por completo.
2. Estoy comprometida a ceder todas mis expectativas de seguridad material y física. Todos nosotros anhelamos seguridad, y algunas veces Dios se complace en proveernos seguridad más allá de nuestras necesidades reales. Pero debemos estar dispuestos a tener el espíritu de Cristo, que le contestó a un seguidor potencial, “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Mateo 8:20). Yo no quiero estar tan segura—en una casa, trabajo, grupo social o ubicación geográfica—que no esté dispuesta a moverme el instante que Dios quiera que lo haga. Debemos considerar como un privilegio el ceder toda seguridad temporal para seguir a Jesús y tener seguridad eterna.
3. Estoy comprometida a desarrollar disciplina personal. Cristo busca discípulos—cuyos cuerpos, almas y espíritus están entrenados para renunciar al mundo y seguirle a Él. La disciplina física es necesaria para un servicio espiritual efectivo. Pablo escribió a los Corintios, “Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado” (1 Co. 9:25-27).
La falta de disciplina moral es uno de los mas grandes descalificadores de aquellos que corren la carrera cristiana. Un compromiso a la pureza moral absoluta es esencial para los solteros cristianos. He observado que aquellos que se disciplinan a si mismos en asuntos físicos como comer y ejercitarse están menos sujetos a ceder a la tentación moral.
La disciplina espiritual también debe ser desarrollada. Pocos cristianos hoy son suficientemente disciplinados en cosas como la oración, el estudio bíblico, y la memorización de las Escrituras. Pablo le dijo a Timoteo “Disciplínate a ti mismo para la piedad” (1 Tim. 4:7).
4. Estoy comprometida a relacionarme con familias. Aquellos solteros cuyas vidas están caracterizadas por la soledad no han descubierto su lugar en el cuerpo de Cristo. No estamos solos. Somos parte y tenemos una responsabilidad con las familias del cuerpo de Cristo. El tiempo que he pasado con familias ha sido una de las mayores influencias en mi vida. Donde sea que vivo, busco familias que pueda servir, amar y con las que pueda adorar.
El compromiso con familias en un salvaguardas contra el egoísmo. Provee preparación práctica para el matrimonio y la crianza. Recibimos exposición de primera mano a las bendiciones de obedecer el plan de Dios para las familias y las consecuencias de no tenerlo en cuenta. Nada nos quitará las nociones idealistas y poco prácticas del matrimonio y la crianza como el involucramiento profundo con hogares reales.
Cuando los solteros son asimilados en una familia, todos se benefician. Los solteros adultos pueden tener una influencia espiritual fuerte sobre niños que apoye el entrenamiento que le dan sus padres. Parejas maduras y espiritualmente sabias pueden aconsejar y orar por la soltera. Y los solteros pueden asistir con necesidades de los padres, como tener tiempo para estar solos sin los niños.
Soy privilegiada de haber ‘adoptado’ niños y padres en cada parte del país en que he vivido. En el proceso de darme a mi misma a esas familias, he experimentado la gran habilidad que tiene Dios de suplir mis necesidades espirituales y emocionales.
5. Estoy comprometida a honrar y cuidar a mi mamá viuda. El mandato de Dios a los hijos de honrar sus padres no tiene fecha de expiración. Sea que estemos o no casados, por el tiempo que tengamos padres, Dios espera que los honremos. Él los ha equipado con sabiduría y consejo, independientemente de su condición espiritual. Cuando los solteros adultos rompen sus vínculos con sus padres para perseguir una independencia absoluta, son privados de gran bendición espiritual y protección.
La Biblia da instrucciones sobre la responsabilidad de los hijos de cuidar a los padres viudos (1 Tim. 5:4). La historia de Rut es una ilustración conmovedora del compromiso de una mujer soltera de cuidar a su suegra viuda. Rut puso los intereses y futuro de Noemí antes que los propios. Dios no sólo usó la obediencia de Rut para restaurar el gozo y la sanación en la vida de Noemí, sino que también le dio a Rut un esposo maravilloso y bendijeron al mundo con Jesús, que fue un descendiente de ese matrimonio.
6. Estoy comprometida a dar extravagantemente antes que vivir extravagantemente. No quiero que las cosas tengan control sobre mi vida. Y no quiero poseer nada que no esté dispuesta a darle a Jesús o a alguno de sus hijos en necesidad, de un momento a otro.
María era una mujer soltera que amaba a Jesús profundamente. La mayor expresión de su amor fue cuando ella ungió los pies de Jesús con una libra de un ungüento muy costoso. Aquellos que miraban estaban indignados con su adoración derrochadora. Era un fanatismo! Que desperdicio, ellos pensaron. Pero que puede ser un mayor desperdicio que derrochar esos regalos costosos en nosotros mismos.
El dar es la mayor expresión de amor genuino. Aprende a dar generosamente. Aprende a dar cada vez que Dios le urge a tu espíritu con la necesidad de otra persona. Nuestro dar nunca se comparará con el de Jesús. “Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a vosotros, se hizo pobre, para que vosotros por medio de su pobreza llegarais a ser ricos.” (2 Co. 8:9)
7. Finalmente, estoy comprometida a perseguir la voluntad de Dios sobre todas las demás cosas. Si Dios ha elegido para mi una vida de soltería, entonces yo me deleitaré en Su bondad y Su habilidad de suplir todas mis necesidades.
Lee las palabras del profeta Isaías a los eunucos (este término incluye a aquellos que voluntariamente habían renunciado al matrimonio por el reino de Dios—Mateo 19:12:
“Porque así dice el Señor: a los eunucos que guardan mis días de reposo, escogen lo que me agrada y se mantienen firmes en mi pacto, les daré en mi casa y en mis muros un lugar, y un nombre mejor que el de hijos e hijas; les daré nombre eterno que nunca será borrado.” (Isaías 56:4-5)
“Dios prepara un hogar para los solitarios—sólo los rebeldes habitan en tierra seca” (Salmos 68:6). Si encuentro, como soltera, que no puedo soportar los sentimientos de soledad o insatisfacción, es un indicador de que soy rebelde—indispuesta a encontrar mi completa satisfacción en Dios mismo.
Por el período que esté soltera, por la gracia de Dios seré completamente suya en cuerpo, alma y espíritu. No reclamaré ningún tiempo, aspiración o interés para mi misma y buscaré solamente complacerle a Él. Y como mujer soltera, perseguiré esas mismas cualidades que Dios valora en una esposa y madre—un espíritu gentil, tranquilo, sometido, confiable y de servicio.
Si el plan de Dios para mí es que me convierta en esposa y madre, entonces esperaré pacientemente, sin inquietarme, hasta que Dios revele el esposo de su preferencia. Mientras tanto, sin embargo, el matrimonio no puede ser mi meta. Debo perseguirlo a Él. (Salmos 62:5)
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