Perdonando: ¡Poniendo en libertad a tus cautivos!

por Nancy Leigh DeMoss

¿Te has encontrado pensando o pronunciando algunas de esta declaraciones? A medida que trabajas en este ejercicio, considera cómo Dios quisiera ajustar tu pensamiento en relación a este asunto del perdón.

1. “No hay falta de perdón en mi corazón”.

¿Todavía te sientes molesta con esa persona que te hirió? ¿Tienes un deseo secreto de que esa persona pague por lo que te hizo? ¿Has estado contándole a otros sobre cómo esa persona te hirió?

Si tu respuesta a alguna de esas preguntas es sí, esto es una indicación de que no has perdonado totalmente a una o mas personas que han pecado contra ti.

2. “No hay forma que algún día pueda perdonar a (nombre de la persona) por  (ofensa cometida). El o ella me hirió profundamente”.

¿Cómo nos ha tratado Dios a nosotros que hemos pecado tanto contra Él? (ver Efesios 2:4-5; Isaías 43:25;  Hebreos 10:17; Miqueas 7:18-19).

¿Cómo nos manda el Nuevo Testamento a responder a aquellos que nos ofenden o nos hacen mal? (ver Lucas 6:27; Lucas 17:3-4; Romanos 12:17-21 ).

3. “No merecen perdón.”

¿Qué hicimos para ganarnos o merecer el perdón de Dios? (Ver Romanos 5:8 ; Efesios 2:4-9).

4. “Si los perdono los libero.”

Liberar a tu ofensor no significa que Dios lo haya liberado. El perdón implica transferir al prisionero a Aquél que es responsable de hacer justicia. Nos libera de la carga y la responsabilidad de retenerlos como nuestros prisioneros.

5. “Los he perdonado, pero nunca olvidaré lo que me hicieron!”

Cuando Dios nos perdona, ¿que nos promete? (Ver Jeremías 31:34; Hebreos 10: 17;  Salmos 103:12 ).

Dios no nos pide que olvidemos el mal que nos han hecho sino que perdonemos. Sin embargo, la actitud de nuestro corazón cuando pensamos en la ofensa, puede ser un indicador de si hemos perdonado realmente.

6. “Creo que he perdonado, pero todavía batallo con mis sentimientos y mis heridas”

¿Qué más tenemos que hacer además de perdonar a aquellos que han pecado contra nosotros? (Ver Lucas 6:27-31;  Romanos 12:17-21).

El acto de perdonar es solo el punto de partida en el trato con los  que nos han ofendido. Luego de esto debe venir el compromiso de retornar bien por mal.  Es ahí donde está la clave para la sanación emocional y la sanidad completa. En situaciones donde no es posible o apropiado reconstruir una relación, aun podemos invertir en esa vida por medio de la oración.

7. “No perdonaré”

El perdón se reduce a una elección. Es una elección a la que Dios nos manda y que nos habilita para tomar. Pero algunos simplemente rehúsan tomar esa decisión. 

¿Qué podemos esperar si nos rehusamos a perdonar a aquellos que han pecado contra nosotros? (ver Mateo 6:14-15;  Mateo 18:32-35;  2 Corintios 2-10-11)

Elegir el camino del perdón puede resultar extremadamente difícil. Puede que hayan pecado contra ti de maneras que hayan causado mucho dolor y consecuencias en tu vida. Leer esto puede que haya abierto algunas heridas o recuerdos que no hayas enfrentado hasta hoy. Debes estar seguro de que si quieres caminar por el dolor, Dios estará contigo. Mientras más difícil sea perdonar aquellos que han pecado contra ti, más libertad experimentarás al obedecer a Dios, por su Gracia.

© Revive Our Hearts. Usado con permiso. Adaptado de Seeking Him: Experiencing the Joy of Personal Revival (Buscándole a Él: El gozo del avivamiento personal) por Nancy Leigh DeMoss & Tim Grissom. www.ReviveOurHearts.com  www.AvivaNuestrosCorazones.com

Sobre el autor

Nancy DeMoss Wolgemuth

Nancy DeMoss Wolgemuth ha tocado las vidas de millones de mujeres a través del ministerio de Aviva Nuestros Corazones y del Movimiento de Mujer Verdadera, llamando a las mujeres a un avivamiento espiritual y a la feminidad bíblica. Su amor por Cristo y por Su Palabra es contagioso y permea todos sus alcances, desde sus conferencias hasta sus programas de radio.

Ha escrito veintidós libros, incluyendo Mentiras que las mujeres creen y la Verdad que las hace libres, En busca de Dios (junto a Tim Grissom), y Adornadas. Sus libros han vendido más de cuatro millones de copias y están llegando a los corazones de las mujeres alrededor del mundo. Nancy y su esposo, Robert, radican en Michigan.