• Prepara el lugar de tu reunión para asegurar una adecuada iluminación y colocación de los asientos. El ambiente debe conducir a la oración, al diálogo abierto y debe permitir el poder tomar notas.
• Completa el material de tu lección y emplea el tiempo necesario para planificarte y prepararte a dirigir.
• Siempre inicia a la hora acordada. De lo contrario, estarás motivando a las participantes a llegar tarde.
• Comienza a tiempo con una breve oración de inicio.
• Luego de orar toma unos breves minutos para dar la bienvenida de forma cálida y entusiasta a todo el grupo.
• Pide a una voluntaria que comparta su respuesta a la primera pregunta. Si nadie se ofrece puedes pedirle a alguien que usualmente siempre esté dispuesta y con una actitud positiva a responder.
• Mantén la discusión dentro de una atmósfera de interés. Previo a escuchar respuestas, es productivo dar unos momentos de silencio con el propósito de que las mujeres consideren sus respuestas y preparen sus pensamientos. Para mantenernos en el centro del tema, es importante motivar a las participantes a compartir, según sea necesario.
• Motiva una participación balanceada. Visualiza una pelota de playa entrecruzándose de una mujer a otra a medida que cada una participa. Luego de cultivar una relación de confianza, busca integrar a las conversaciones, de forma sutil, a las participantes menos expresivas. Identifica a las integrantes que sean muy conversadoras y que pudiesen dominar el grupo restringiendo a las demás de participar plenamente.
• ¡Diviértanse! Las líderes deben irradiar el gozo del Señor.
• Como facilitadora, tu propósito no es leer o enseñar el material. Redirecciona y corrige respuestas que obviamente resulten en conflicto con las Escrituras.
• Mantén la dinámica de discusión dentro del tema. Se pueden presentar discusiones tipo "gancho" que no hacen más que desviarnos hacia áreas no relacionadas al material estudiado.
• Puede que surjan momentos en los que el tema tratado nos lleve a aspectos de la vida más profundos y complejos. Si la respuesta está más allá de tu alcance, comprométete a buscar el consejo de la persona que dirija el ministerio de mujeres o refiérete a tu pastor para mayor información.
• Permite diferencias en cuanto a puntos de vista sin comprometer la verdad. La Palabra de Dios es nuestro instrumento de medida que nos permite identificar lo que está bien de lo que no lo está. Motiva a las mujeres a que mantengan corazones abiertos y dispuestos a aprender. Promueve un entorno seguro en el que se valore la honestidad.
• Asume un liderazgo seguro y amable dentro del grupo, confiando en el Espíritu Santo como tu guía y autoridad constantemente.
• Comparte tus experiencias junto con las citas bíblicas específicas que se refieran a los desafíos de la vida de una mujer. El papel de las líderes no es resolver los problemas o dar consejos a otras hermanas. En lugar de esto, las líderes han sido llamadas para ser una influencia piadosa que señale a Cristo.
• Como líder, antes de dar inicio a la reunión, dedica un tiempo personal para la confesión y el arrepentimiento. Pídele a Dios resultados sobrenaturales para tu grupo y que nuestro Señor Jesucristo sea exaltado en medio del momento que se lleve a cabo. Ora para que la gracia de Dios te permita amar a cada una de las hermanas que este presente.
• Mantén la confidencialidad. A menos que un comentario o situación esté fuera de tu alcance como líder, no divulgues nada fuera del grupo.
• Concluye a tiempo. Pídele al Espíritu Santo que te guíe mientras te mantienes consciente del tiempo.