Ingredientes indispensables para la vida

 

La presencia de Dios:

¿A qué le temes? (Hebreos 13:6)

¿Qué áreas de tu vida has intentado manejar en tus fuerzas

—aun para una buena causa—pero apartada de Su presencia?

 ¿En tu matrimonio? ¿En tu maternidad?

¿En tu trabajo? ¿En el ministerio? ¿En las relaciones? ¿En tus finanzas?

 (Números 14:42-45)

¿Estás descansando en estrategias y programas

para avanzar el Reino de Cristo en el mundo,

o estás descansando en Su presencia en ti, obrando a través de ti?

(Mateo 28:19-20)

La Palabra de Dios:

¿Te estás apoyando en tus talentos y habilidades naturales,

o en un estilo de vida de meditación y obediencia a

                la Palabra de Dios? (Sal. 1:1-3)       

¿Estás fielmente asistiendo a una iglesia donde

la Palabra de Dios sea enseñada y reverenciada? (Hechos 2:42)

¿De qué forma estás enseñando diligentemente la Palabra de Dios

a tus hijos en casa? (Dt. 6:6-8)

¿Estás obedeciendo la Palabra de Dios en humidad, fielmente y

con todo tu corazón? (Stgo. 1:25)

La presencia de Dios:

Te provee plenitud de gozo (Salmo 16:11)

Te libera del temor (Hebreos 13:6)

Te ayuda a enfrentar cada reto, enemigo y obstáculo

 (Josué 1:5)

Te provee intimidad con Dios (Salmos 73:25)

La Palabra de Dios:

Te guarda del pecado y te guarda de caer (Salmos 119:9, 165)

Ofrece dirección para tu vida (Salmos 119:104-105)

Te consuela en tiempos de dolor y aflicción (Salmos 119:28, 92)

Te guía y protege (Salmos 119:98)

Te da paz en cada circunstancia (Salmos 119:165)

Sobre el autor

Aviva Nuestros Corazones

Creemos que Dios desea producir un avivamiento y una reforma generalizada entre las mujeres del mundo mientras las llamamos a la libertad, plenitud y abundancia en Cristo. También confiamos que Dios continuará avivando corazones y llevando a las mujeres a abrazar la feminidad bíblica mientras las animamos a:

  • Descubrir y abrazar el diseño y la misión de Dios para sus vidas.
  • Reflejar la hermosura y el corazón de Cristo al mundo.
  • Pasar el legado de la Verdad a la próxima generación.
  • Orar por un derramamiento del Espíritu de Dios en sus familias, iglesias, naciones y el mundo.