¡En el aula del “fondo” nos espera el Maestro!

Confiamos que muchas hayan podido disfrutar de este manjar espiritual que nos ha servido nuestro Amante Padre Celestial.

En la segunda sesión de este día, Mary Kassian fue el instrumento que Dios utilizó para traernos un mensaje esperanza para momentos donde sentimos que estamos tocando fondo, esas épocas de desierto que todas enfrentaremos, más temprano que tarde; donde nuestros recursos se han agotado, espirituales, materiales y emocionales, como ocurrió a la viuda de Sarepta en 1ª Reyes 17.

Mary nos recordó que la Biblia está llena de historias de personas que tocaron fondo, que experimentaron épocas desérticas; así encontramos a Moisés exiliado de la vida maravillosa a que estaba acostumbrado en Egipto, el pueblo de Israel en el desierto, Sansón, Job, los discípulos cuando tiraban las redes y no conseguían ninguna pesca, inclusive Jesús cuando atravesó  un tiempo de prueba en el desierto.

Nos identificamos con ellos cuando sabemos lo que implica haber llegado al fondo, porque ya hemos estado allí. Situaciones dolorosas, decepciones de la vida, personas que nos lastiman, cuando nuestras iglesias entran en conflictos, o empresas quiebran; en diferentes formas y colores, llega la tragedia, y nuestra tendencia natural es estresamos, nos sentimos abrumadas y caemos en desesperación.

Algunas lecciones importantes que aprendemos en el aula “del fondo” de 1 Reyes 17 impartidas por el Maestro de Maestros, nuestro Buen Jesús:

1. Necesitamos cristianos maduros que nos ayuden a tener la perspectiva correcta para dejar de ver la grandeza del problema y poner nuestros ojos en la grandeza de Dios.

2.Resistir la tentación de olvidarnos de Dios cuando Su respuesta tarda en llegar. No tratarlo como una máquina expendedora de snacks donde colocamos la monedita de la oración y sale el artículo por el cual pagamos. Recordemos Quien es El.

3.Tocar el fondo puede ser el instrumento que Dios use para conocerlo más, para quitar nuestra atención de lo temporal y forzarnos a mirarlo a Él, nuestra respuesta al sufrimiento puede ser una de adoración.

¿Es posible lograr esa adoración? David escribió sus mejores salmos cuando era un fugitivo. Job alabó a Dios al perderlo todo; Pablo y Silas cantaron himnos de alabanza en la prisión mientras sangraban por los latigazos que habían recibid.

Desechar el temor, no enfocarnos en el problema sino en el Príncipe de Paz y Su perfecto amor que echa fuera el temor.

Tener la prioridad correcta. En momentos de aflicción, debo poner a Dios primero.  Se trata de Él, no se trata de mí.

Cuando quito al YO del trono es decir, al dejar de enfocarme en MI necesidad insatisfecha, MIS deseos, MIS expectativas, Dios me da la gracia de deponer el enojo, la frustración y la autocompasión. Pues así dice el Señor en Isaías 44:6 Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios”.

a)      Buscar primero Su reino y Su justicia

b)     Primero orar

c)      Arrepentirme primero: limpiar primero mi interior

d)     Ser la primera en buscar reconciliación

e)      Revisar mi actitud primero

f)       Ser la primera ante la cruz

g)      Volver a mi primer amor

Al igual que a la viuda de Sarepta, Dios nos demanda:

  1. 1. Obedecerlo primero (Ella sabía que Él había mandado a Elías para que lo alimentara).
  2. 2. Abrir nuestras manos para soltar lo que estamos reteniendo.
  3. 3. Dejar la autoprotección

En una frase: ¡Morir a nosotras mismas!

¿Te das cuenta que las mejores lecciones nos las enseña el Maestro en el “aula del fondo”? ¡Cuando Jesús es nuestro Maestro no tenemos miedo de tocar fondo!