Redefiniendo nuestro valor en un mundo confuso

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En un mundo que nos bombardea con mensajes de identidad y que celebra el encontrar nuestro valor en nuestro trabajo, nuestra imagen, nuestra sexualidad, nuestras relaciones y más, es importante que nos mantengamos alertas y constantemente evaluando en qué estamos encontrando nuestra identidad como hijas de Dios. ¡Acompáñanos en el episodio de hoy!

Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:

Es natural para todas nosotras desear ser amadas y aceptadas.
La Biblia nos enseña en Efesios 1:6 que en Cristo somos aceptadas por Dios con amor incondicional. Esto significa que nuestra verdadera identidad y valía provienen de Dios mismo.
Al reconocer y abrazar el amor y la aceptación de Dios, encontramos libertad y seguridad verdaderas.
Buscar nuestro valor en el amor romántico o el interés de un chico, es una cárcel. Poner nuestro valor en otro ser humano que nos puede decepcionar y que no es …

Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:

Es natural para todas nosotras desear ser amadas y aceptadas.
La Biblia nos enseña en Efesios 1:6 que en Cristo somos aceptadas por Dios con amor incondicional. Esto significa que nuestra verdadera identidad y valía provienen de Dios mismo.
Al reconocer y abrazar el amor y la aceptación de Dios, encontramos libertad y seguridad verdaderas.
Buscar nuestro valor en el amor romántico o el interés de un chico, es una cárcel. Poner nuestro valor en otro ser humano que nos puede decepcionar y que no es perfecto, hace que nuestro corazón y nuestra mente pierdan de vista cómo Dios ya nos ve en Cristo una vez que somos salvas.
Los mensajes culturales que recibimos a través del entretenimiento y los medios de comunicación ponen énfasis en encontrar aceptación y valor en los lugares incorrectos.
Una triste mentira es que la cultura nos pone a nosotras mismas en un pedestal, nos promete que somos el centro de nuestro mundo, que somos los protagonistas de nuestras vidas y nos anima a buscar el gozo en nuestro interior.
Nuestra dignidad y significado vienen directamente de Dios, quien nos formó con propósito y amor. Entender esto cambia nuestra perspectiva sobre nosotras mismas y sobre los demás.
Desde Génesis, la Biblia nos dice que fuimos creadas a imagen y semejanza de Dios, pero en nuestra pecaminosidad, buscamos imagen y semejanza en otras personas, y buscamos valor e identidad en otras cosas que no son el Señor.
Jesús vino a este mundo para morir en la cruz por nuestros pecados. Él tomó nuestro lugar, pagando el precio de nuestras faltas para que pudiéramos ser perdonadas y reconciliadas con Dios.
Cuando Cristo nos salva, tenemos la seguridad de que Su identidad, Su vida y Su obediencia nos es imputada. Al final no se trata de nosotras, se trata de Cristo.

Para reflexionar:

¿A dónde o a quién corres para encontrar tu valor y tu identidad?
¿Es Cristo para ti la fuente de tu satisfacción?
Recuerda que como hijas redimidas por la sangre de Cristo, es nuestro deber y privilegio servirlo a Él.
Tu valor no cambiará por la opinión o las expectativas de otros. Tu valor se encuentra en estar arraigada en el amor y en el propósito de Dios para tu vida.