Restaurando los años
Débora: ¿Cómo se siente el perdón genuino luego de haber cargado con un fuerte dolor por años? Una mujer llamada Kathy nos cuenta lo que ella experimentó.
Kathy: Fue liberador. Me llenó de gozo. Fue doloroso también, porque es como dejar algo que ha sido parte de ti por tanto tiempo, que duele sacarlo de ti. Pero una vez lo dejas salir, se siente tan bien.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de noviembre de 2024.
En el episodio de hoy, como parte de la serie titulada, «Lidiando con la depresión y la duda», escucharás la conversación que tuvieron dos amigas del ministerio a quienes has escuchado en series anteriores.
Ellas son Holly Elliff y Kathy Helvey, Kathy actualmente se encuentra en la presencia del Señor. Además, escucharás de una oyente que también se llama Kathy. …
Débora: ¿Cómo se siente el perdón genuino luego de haber cargado con un fuerte dolor por años? Una mujer llamada Kathy nos cuenta lo que ella experimentó.
Kathy: Fue liberador. Me llenó de gozo. Fue doloroso también, porque es como dejar algo que ha sido parte de ti por tanto tiempo, que duele sacarlo de ti. Pero una vez lo dejas salir, se siente tan bien.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 8 de noviembre de 2024.
En el episodio de hoy, como parte de la serie titulada, «Lidiando con la depresión y la duda», escucharás la conversación que tuvieron dos amigas del ministerio a quienes has escuchado en series anteriores.
Ellas son Holly Elliff y Kathy Helvey, Kathy actualmente se encuentra en la presencia del Señor. Además, escucharás de una oyente que también se llama Kathy. Ella tuvo muchas razones para deprimirse, pero fue sanada por Dios de una gran herida.
Aquí está Nancy para introducir la conversación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Kathy, tú y yo tuvimos una conversación interesante. Y me contabas que recordabas la primera vez que viniste a una sesión de Aviva Nuestros Corazones, y te sentaste a escuchar una larga sesión sobre el perdón. ¿Qué cosas recuerdas haber escuchado? O mejor, ¿qué pasaba por tu corazón en la medida en que escuchabas?
Kathy: Yo pienso que en lo que más me enfocaba era en el hecho más doloroso que había experimentado mientras estaba en la secundaria y que todavía no había perdonado. Había pensado muchas veces que estaba perdonado, pero dentro de mi alma este sentimiento había sido enterrado. Y Dios me dijo: «No, realmente no los has perdonado. Has cargado con esto por tantos años y no se lo has contado a nadie. Eso ha estado enterrado por tanto tiempo que lo olvidaste por un tiempo, pero lo he traído para que experimentes la libertad que el perdón produce. Tienes que perdonar. Y la respuesta de la otra persona no es tu responsabilidad».
Nancy: Recuerdo que al final de ese día, tú te colocaste frente al micrófono, y nos reuníamos en la Iglesia Summit. Era un grupo pequeño de mujeres y tú compartiste abierta y honestamente algunas de las circunstancias que te habían sucedido en la secundaria y cómo Dios las había traído de vuelta a tu mente durante la sesión.
¿Te sientes en libertad de compartir hoy con nosotras todo lo que Dios puso en tu corazón en ese momento?
Kathy: Sí. Repasaba una y otra vez en mi mente el hecho de que fui violada en la secundaria cuando tenía dieciséis años. Una de las cosas que lo hizo tan doloroso fue el hecho de que lo hicieran muchachos que pensé que eran mis amigos y que hubiese más de uno. Por muchos años enterré esa situación, como les conté en ese momento, no lo compartí con nadie.
Yo pensaba: «Bueno, se desvanecerá. Desaparecerá». Yo lo enterré muy profundamente. De hecho, por mucho tiempo, desapareció, pero tenía recuerdos que regresaban en forma de imágenes del pasado. Yo seguía recordando cuánto odio sentía, y cómo odiaba a esos muchachos. Dije en mi testimonio que de ser posible asesinar y no tener que responder por ello, yo los hubiera asesinado, hubiera cometido homicidio. Estoy convencida en mi corazón.
Ahora, no sé, si de tener la oportunidad lo habría hecho, porque claramente nunca la tuve, gracias a Dios. Pero en mi corazón, sí cometí el homicidio. Yo sentí eso contra ellos en mi corazón. Y dolía demasiado volver a la secundaria y pensar que nunca le diría a nadie, pero ellos probablemente le contarían a todo el mundo.
Por eso, mi último año en la secundaria fue terrible para mí, por esa situación. Porque sentía que cuando las personas me miraban, eso era lo que veían, que no me veían a mí. Cuando dije que era escandalosa, creo que esa es una de las razones por las que me comportaba como un payaso. Yo era todas las cosas que pudieran distraer de esa situación. Puedo verlo claro ahora. No podía verlo en ese momento.
Nancy: Y ahora, décadas más tarde, el Señor trae esos recuerdos de vuelta a tu mente. ¿Creo recordar que me comentaste que uno o más de esos hombres ya no están con vida? ¿Es eso así?
Kathy: Dos de ellos han muerto…fueron tres…
Nancy: Algunos dirían: «Olvida eso, está en el pasado, simplemente entiérralo». Pero por alguna razón Dios no te ha dejado simplemente enterrarlo.
Kathy: No, Dios no me lo había permitido, porque a través de una serie de situaciones muy difíciles en mi vida (enfermedades que no se suponía que sobreviviera, cirugías muy serias) me acerqué mucho al Señor. En mi corazón yo tenía la certeza de que Dios simplemente quería limpiarlo todo. Él quería que todo se colocara en su lugar correcto para que yo pudiera servirle a Él en la forma en yo necesitaba servirle, en la forma en que Él quería que yo le sirviera.
Yo sabía que mientras esa falta de perdón permaneciera en mi corazón… me di cuenta ese día que tú hablaste del perdón, que yo nunca los había perdonado. Dios ya venía mostrándomelo, sin embargo, cuando miro hacia atrás, Nancy, ahora sé que el Espíritu me estaba preparando para ese día.
Nancy (clip conferencia): Si nos convertimos en personas que acumulamos deudas, en última instancia caminamos hacia el resentimiento y la amargura. Ese es el camino de la revancha…
Nancy: Y con relación a tu esposo han surgido algunas situaciones relacionadas con todo esto.
Kathy: Sí. Nunca le dije nada a mi esposo, pero finalmente tuve el coraje para hacerlo. Lo interesante es que él ya lo había descifrado. Sabes, nuestros esposos muchas veces nos conocen mejor de lo que pensamos. Si estábamos mirando televisión y aparecían programas en los que había ese tipo de agresión, o si yo leía algo relacionado con el tema, por mi reacción, él ya se había dado cuenta de que algo me había sucedido.
Pero él fue tan maravilloso, y no se entrometió conmigo o con el plan de Dios de cómo iba a terminar todo, de cómo yo iba a lidiar con esto. Simplemente lo dejaba pasar y me alentaba de manera indirecta en cuanto a mi reacción y en cuanto a lo que sucedió. Por ejemplo, hablábamos del tema en términos de otra mujer, nunca de mí y ese tipo de cosas.
Por eso fue sorprendente cuando se lo conté, pues él ya lo sabía.
Nancy (clip conferencia): Cuando nos convertimos en personas que acumulamos ofensas, nos colocamos a nosotras mismas en la cárcel.
Nancy: Si alguien te hubiera preguntado una semana o un año antes: «¿Eres una persona amargada? ¿Hay falta de perdón en tu corazón?». ¿Cómo tú crees que habrías respondido?
Kathy: Probablemente habría dicho que no, pues pensaba que los había perdonado. Creo que una de las razones por las que pensé que los había perdonado es porque dos de ellos habían muerto y me preguntaba cosas cómo: «¿Tengo que perdonarlos? Ellos ya no están».
Debo admitir que en ese momento el deseo de asesinarlos ya se había ido, porque Dios trabajó con mi corazón lo suficiente para hacerme entender que desear eso estaba mal. Pero cuando hablaba sobre ese tiempo, debo confesar que en aquel momento deseaba asesinarlos, que podría haber asesinado a esas personas.
Nancy: ¿Cómo te diste cuenta de que todavía necesitabas perdonarlos, de que había más necesidad de perdonar?
Kathy: Me encontraba en un retiro espiritual y Dios hizo una obra en mi corazón en ese sentido. Hable con Él por un largo tiempo en un altar. Tuvimos una larga conversación al respecto. Luego comencé a sentir: «Bueno, tal vez no los he perdonado completamente».
A veces pensamos que podemos resolver este tipo de situaciones dentro de nosotras mismas. Pero creo y ahora sé, (y esto es personal para mí) que era necesario hacerlo público para sanar.
Kathy (clip conferencia): Realmente me he esforzado por serle fiel a Dios y por tratar de hacer Su obra. Pero sé que hasta que me deshaga de todas esas cosas, no importa cuánto tiempo haya pasado, no seré libre. Y lo digo delante de ustedes hoy, «perdono a esos muchachos que ahora son hombres, mayores que yo. Los perdono, y oro por ellos».
Kathy: Fue liberador. Me llenó de gozo y fue doloroso también, porque implicaba dejar ir algo que ha sido parte de ti por tanto tiempo, que duele sacarlo. Pero una vez está fuera, se siente tan bien. Es una parte de ti que permanece dentro y que en cierta manera justifica, me imagino yo, la forma en que nos sentimos.
Pero una vez sale, te sientes limpia y completa. Y sientes que, «después de todo, eso era algo que yo no quería dentro de mí realmente». Era como una muleta, y me deshice de ella.
Fue glorioso. Cuando regresé a casa, y lo compartí con mi esposo. Fue un tiempo maravilloso para los dos.
Kathy Helvey: Saber cuánto Dios te ama y saber que Él es soberano sobre todas las cosas que nos suceden, como en Job... Saber eso y luego mirar hacia atrás, a lo que tuviste que pasar, ¿cuándo finalmente te reconciliaste, o cómo lograste reconciliar el hecho de que un Dios amoroso permitiera que esto te pasara?
Kathy: Bueno, primero escudriñé mucho las Escrituras. Una y otra vez se nos explica que las cosas no serán fáciles, que habrá situaciones difíciles. Finalmente aprendí a través de otras circunstancias difíciles en mi vida a usar las situaciones difíciles para acercarme más a Dios. No tiene nada que ver con el amor de Dios hacia mí. Tiene que ver con el pecado. Es el mundo en el que vivimos, el mundo caído en que vivimos y la depravación del hombre.
Y yo sé que fue hermoso. Doy gracias a Jesús por ese día. Esto es algo que ha dejado una marca indeleble en mi vida y que ha sido útil hasta para ayudar a otras personas. Me doy cuenta que Dios no lo hizo para castigarme; fue la depravación del hombre.
Es algo asombroso. Conozco personas que han experimentado pecados que ellos piensan que no son tan grandes. Mi pecado fue no perdonar y albergar eso y dejarlo crecer y ponerle toda esa mugre alrededor, como hacemos frecuentemente… que es tan sucio, desde el punto de vista de nuestra santidad y de nuestra oportunidad de ser libres. Pienso que lo más grandioso de todo esto es la libertad que ahora experimento. Tengo la Palabra que compartiste con nosotras ese día. La leo y la estudio bastante seguido. Ha sido de gran ayuda en los últimos meses y con los sentimientos que he tenido.
Nancy: ¿Pudieras darme un ejemplo de eso?
Kathy: Puede ser algo que mi esposo hizo y que no me gustó. Me quedo con eso por tres o cuatro días. Y me digo: «No me merezco eso», o algo así. Tal vez nadie más hace eso.
Nancy: Sí, seguramente nadie hace eso.
Kathy: Estoy tratando de ser completamente honesta con ustedes, porque a veces tengo esos sentimientos. Desde ese día que marcó mi vida, ha sido más sencillo perdonar. No sé si habrá algún momento en el que no sea así, aunque supongo que no habrá un momento en mi vida en este mundo que no tenga que perdonarle algo a alguien. No quiero volver a albergar ese sentimiento, a darle cabida y sofocarlo y justificarme con esto, porque eso es lo que significa vivir en esclavitud.
Holly Elliff: Noté que tienes tu Biblia abierta en esa Palabra que dices que Dios te enseñó ese día. ¿Puedes leer para nosotras ese pasaje?
Kathy: Así es. Nancy fue quien la compartió. Me encanta y la leo con frecuencia. La he subrayado, y he colocado la fecha de ese día al lado. Se encuentra en Isaías, uno de mis libros favoritos. Es Isaías 61. La última parte del segundo versículo dice: «Para consolar a todos los que lloran…».
Nancy (clip conferencia): «Para conceder que a los que lloran en Sion (este es el ministerio de Jesús con el Espíritu Santo en nuestras vidas) se les dé diadema (y esto es maravilloso) en vez de ceniza» (Isaías 61:3). Considera como el enemigo pensó que tenía a Kathy atrapada a los dieciséis años y en cierta medida la tuvo. Así que eres simplemente un montón de cenizas. Pero mira lo que Dios está haciendo con esas cenizas, está creando algo hermoso. Él las cambia por una diadema.
Y dice recibir «aceite de alegría en vez de luto». Kathy, pienso que nunca has experimentado el gozo en la dimensión que lo harás en los días por venir. Y no estoy diciendo que no hayas experimentado ningún gozo; estoy segura de que sí lo has tenido, pero probablemente no como será tu gozo a partir de ahora.
Teniendo el «manto de alabanza en vez de espíritu abatido». Es como ir al centro comercial y comprar un juego de ropa completamente nuevo, uno que no puedes costear, pues ha sido hecho por Dios. Y me encanta, un manto de alabanza en vez de un espíritu abatido.
Y mira esto, al final del versículo 3; y esto es increíble, no solo que Él nos redimirá, nos dará libertad, sanará nuestros corazones, nos confortará, nos dará una diadema en vez de cenizas, nos dará gozo, nos dará alabanza. Esto ya de por sí, me parece suficientemente increíble. Y que luego Él quiera usarnos «para que seamos llamados robles de justicia, plantío del Señor, para que Él sea glorificado» (Isaías 61:3).
Kathy, tú eres un roble de justicia, plantío del Señor, una mujer virtuosa, limpia y perdonada. Y Dios tiene planes increíbles para tu vida. No estoy diciendo que en este momento parte de ellos no se hayan materializado, pero sé que hay mucho más que todavía no has visto. ¿Y cuál es la meta de Kathy? Que Dios sea glorificado.
Kathy: Fue la Palabra perfecta para mí. Nancy lo sabía; supongo que el Espíritu le dijo lo que yo necesitaba hacer. Pues por eso he podido contarlo a otras personas y ayudar a otros. Y de todo esto, solo me arrepiento de lo mucho que esperé para compartirlo.
Kathy Helvey: Yo pienso en esa Palabra que dice: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:18). Tu testimonio es simplemente un ejemplo iluminador. Pienso que cuando damos gracias, se trata de una ofrenda. Y es fácil dar gracias; amamos tanto a Dios. Mira lo que hizo por mí.
En otros momentos, como resultó para ti, estoy segura de que fue un sacrificio el darle las gracias durante el dolor. Pero tú le estás dando gracias en todo y a través de todo. Él no ha terminado con esto todavía. Es un gran testimonio.
Kathy: Gracias. Yo lo siento de la misma forma también. He podido trabajar con muchas mujeres jóvenes, ha sido increíble. Ahora es más fácil compartir.
Todavía es difícil, pues en ciertas formas todavía duele, pero ya no lo evado. Ha sido increíble verlas quedarse con la boca abierta. ¿Eso te sucedió a ti? Muchas creían que en la época en que yo tenía dieciséis años, no ocurría nada de eso. Y claramente eso no es verdad. Lo que ha sido increíble es las diferentes respuestas que recibo de las diferentes jóvenes con las que he trabajado y que han vivido lo mismo.
Luego, claro, les hago toda la historia de cómo pude perdonar y de quién me ayudó a perdonar. Y me acerco a las jóvenes y les explico que están en necesidad de perdonar todo, no solamente cosas como esa.
Actualmente tengo una relación con una joven que sintió que su padre la traicionó, no que abusara de ella o algo parecido. Tuvimos una verdadera conversación. «Tienes que perdonarlo por eso. Él probablemente no se ha dado cuenta que sientes que él te ha traicionado». Fue una buena conversación.
Suelo utilizar ese incidente en mi vida como punto de partida para explicar la necesidad que tenemos todos de perdonar cualquier ofensa, ya sea a tu esposo, a tu hijo, o a quien sea necesario perdonar. Existen todo tipo de situaciones que requieren que perdonemos, no solo mis circunstancias. Así que lo he usado para enfocarme en el perdón.
Lo he utilizado en viajes misioneros que hecho con las mujeres que me cuentan cosas que sus esposos les han hecho. Y les digo que no habrá reconciliación ni paz entre ellos hasta que lo perdones.
Así que lo he usado en muchas ocasiones y siempre es una bendición. Eso es lo maravilloso de Dios, Él no deja de bendecirte. Una y otra vez sientes su bendición a través de compartir lo que Él ha hecho con otras personas. Te hace estar más dispuesta a ser abierta.
Holly: Sabes, recuerdo a Kathy ese día vívidamente. Estoy segura de que Kim también la recuerda. Y lo más precioso para mí ese día, fue que después de que compartiste ese testimonio, recuerdo la sensación que me invadió cuando un grupo de mujeres vino a rodearte, colocando sus brazos a tu alrededor mientras te llevaban en oración delante del Señor.
Realmente fue Dios liberando tu corazón, no solamente de tu pasado, sino preparándolo para el camino por el que Él te llevaría en el futuro, para lo que Él iba a hacer a través de ese testimonio en la medida en que lo sacaste a la luz. Él te iba a entregar un ministerio para otras mujeres, y tú has sido fiel a ese llamado. Y es tan maravilloso escuchar todo esto y ahora ver cómo Dios ha guiado tu vida como resultado de tu obediencia. Y eso es increíble.
Nancy: Eso es tan consistente con los caminos de Dios. Lo que fue un crimen horrible, horrendo, despreciable, algo que era feo, Dios en Su increíble misericordia redentora tiene la capacidad de cambiarlo en algo bello en tu vida, no la ofensa en sí misma. Tu vida pudo haber permanecido, así como la vida de muchas personas, marcada para siempre. Muchas personas con ese tipo de ofensa de su pasado permiten que las marque permanentemente, que sea su identidad, que defina quienes son y sienten que no valen nada.
Entonces se convierten en personas amargadas, airadas, resentidas. Y llevan todas esas cosas a sus matrimonios y toda su vida se convierte en algo horrible. Pero Dios está diciendo: «Yo quiero hacer de tu vida algo hermoso. Yo quiero hacerte un roble de justicia». Solo Dios puede tomar vidas con ese tipo de pasado, a veces por nuestro pecado, pero a veces por pecados que fueron cometidos contra nosotras, como es en este caso. A veces somos responsables, pero a veces no tenemos ninguna responsabilidad. Independientemente, Dios y solo Dios puede tomar ese pasado y liberarnos de él y llenar nuestros corazones de gozo, belleza, libertad y gracia, no solo para liberarnos de nosotras mismas, sino también para usarnos como instrumentos que pueden hacer libres a otras personas.
Débora: Has estado escuchando una conversación entre Nancy DeMoss Wolgemuth y una oyente llamada Kathy. Kathy nos contó cómo fue liberada por el poder del perdón. Por mucho tiempo ella experimentó la presión de una tormenta en su vida, pero encontró libertad y gozo en Dios. También escuchaste de Holly Elliff y de Kathy Helvey.
Y tú, ¿has experimentado la libertad y el gozo del perdón? Si en medio de tu tormenta has visto que necesitas perdonar, te animo a profundizar en lo que has escuchado hoy a través del libro escrito por Nancy titulado, «Escoja perdonar».
Sabemos que no se trata de palabras mágicas, pero sí hay principios bíblicos que te ayudarán a lidiar con el dolor. A través de este libro, Nancy te mostrará lo que la Palabra de Dios dice acerca del perdón y te dará consejos para perdonar como Dios nos ha perdonado. Encuentra más información acerca de este libro, «Escoja perdonar», en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Cuando vemos una película o leemos un libro, a la mayoría nos gustan los giros inesperados en la trama. Pero esos giros inesperados no son tan fáciles de manejar en la vida real. Tom y Diana Elliff han confiado en Dios a través de muchas ocasiones alegres y también valles oscuros. Nancy DeMoss Wolgemuth conversará con ellos sobre cómo podemos confiar en Dios para que Él escriba nuestras historias. No te pierdas esta nueva serie, aquí, en Aviva Nuestros Corazones ¡Te esperamos el próximo lunes!
Trayéndote enseñanza práctica de la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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