¿Quiénes fueron los sabios?
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos recuerda una verdad importante.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios es soberano sobre toda la historia, sobre todos los reyes, sobre todos los gobernantes, sobre todos los reinos. Ningún rey o gobernante o reino puede frustrar la voluntad de Dios. Me han oído decirlo muchas veces, y quiero decirlo hoy de nuevo: ¡El cielo gobierna!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El cielo gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 6 de enero de 2025.
¿Quiénes eran los misteriosos visitantes que aparecieron para adorar a Jesús? ¿Y qué tienen que ver contigo y conmigo? Eso es algo que Nancy explorará en esta nueva serie titulada «Sabios, reyes y la providencia de Dios». Aquí está Nancy.
Nancy: Quiero invitarte a que si tienes tu Biblia física o tu celular, la abras en el primer libro del Nuevo Testamento, el …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos recuerda una verdad importante.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios es soberano sobre toda la historia, sobre todos los reyes, sobre todos los gobernantes, sobre todos los reinos. Ningún rey o gobernante o reino puede frustrar la voluntad de Dios. Me han oído decirlo muchas veces, y quiero decirlo hoy de nuevo: ¡El cielo gobierna!
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El cielo gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 6 de enero de 2025.
¿Quiénes eran los misteriosos visitantes que aparecieron para adorar a Jesús? ¿Y qué tienen que ver contigo y conmigo? Eso es algo que Nancy explorará en esta nueva serie titulada «Sabios, reyes y la providencia de Dios». Aquí está Nancy.
Nancy: Quiero invitarte a que si tienes tu Biblia física o tu celular, la abras en el primer libro del Nuevo Testamento, el Evangelio de Mateo, capítulo 2, versículo 1. Y si estás conduciendo te ruego que solamente escuches. Estoy leyendo del evangelio de Mateo, capítulo 1, versículo 1. Dice así la Palabra de Dios:
«Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, unos sabios del oriente [y otras traducciones dicen Magos] llegaron a Jerusalén. . .».
Y puede que algunas de ustedes estén pensando: ¡Pero espera un momento, esto forma parte de la historia de la Navidad, así que, ¿por qué estamos hablando de esto en enero? Acabo de guardar todos mis adornos y la decoración. Realmente ya no quiero escuchar sobre los Reyes Magos.
Bueno, la temporada navideña moderna, en muchos países, comienza en algún momento de octubre. Pero en la mayoría de la Iglesia, esta temporada comenzaba el 25 de diciembre y continuaba durante doce días. Así que realmente hay doce días de Navidad: desde el 25 de diciembre hasta el 5 de enero. Y a esos doce días les sigue la fiesta del 6 de enero, que es la que celebramos hoy. Esa fiesta marca el final de la temporada navideña.
En algunas tradiciones de la fe, el 6 de enero se observa en el calendario de la Iglesia como «La Epifanía». O tal vez la has escuchado como «Epifanía del Señor», y junto con la Navidad y la Pascua, la Epifanía es uno de los tres días festivos principales y más antiguos que ha observado la Iglesia cristiana a lo largo de su historia.
Ahora, puede que no estés familiarizada con esa palabra. La palabra «epifanía» significa «aparición, manifestación o revelación». Quizás en algún momento has dicho: «Tuve una epifanía». Bueno, eso significa que tuviste un momento como «¡Ajá!», un momento de una repentina o gran revelación. Pero, originalmente, esa palabra se usaba para referirse a la manifestación de Dios al mundo gentil, y se relacionaba con la visita de los sabios, o Reyes Magos, la visita de ellos a Jesús como un niño.
Así que, la Epifanía celebra que el Mesías vino, no solo para la salvación de los judíos, porque los judíos sabían que eso iba a suceder, sino que también vino para la salvación de los gentiles. ¡Y me da mucho gozo porque eso nos incluye a nosotras!
Este día celebra la manifestación de Dios al mundo gentil. ¿Y no te alegras de que haya venido, no solo a Su pueblo, los judíos, sino porque Su intención siempre fue que las naciones y los pueblos de la tierra conocieran, amaran, siguieran y pertenecieran a Jesús? Así que, ¡Feliz Epifanía! Si has oído esa palabra antes, de ahí viene.
Tengo unos amigos que viven en España, y en la última celebración de la epifanía, ellos me escribieron lo siguiente:
«La Epifanía se celebra aquí en España como el día de Reyes, con más gusto y estruendo que el día de Navidad. Hay una gran cabalgata el 5 de enero, que culmina con los Reyes Magos ocupando tronos en el parque central de la ciudad, dejando que los niños se sienten en su regazo para pedirles que les traigan algo de regalo el día de Reyes.
Luego, esa noche, según la tradición, los tres Reyes Magos entran en secreto a todas las casas y les dejan regalos a los niños, muy parecido a lo de Papá Noel, también llamado como Santa Claus.
Pero me encanta separar estos días de la Navidad, en parte porque la visita de los Reyes Magos probablemente tuvo lugar dos años después de que naciera Jesús, pero también porque nos permite considerar el papel que desempeñan la búsqueda y la visión de la vida en Jesús.
El Adviento nos enseña a esperar y a prepararnos. La Navidad nos enseña a recibir y a gozarnos. Y la Epifanía fue, para los Magos, una experiencia de ver por fin lo que habían buscado y de responder adecuadamente».
Ahora, aquella primera Navidad, la gran mayoría de la gente no tenía ni idea de quién era Jesús, ni de por qué había nacido, ni de que hubiera nada extraordinario acerca de Él. Para ellos, no era más que otro niño nacido de una pareja pobre,de una pareja judía.
Pero a partir del nacimiento de Jesús en Belén, y de eso hablamos mucho en nuestras iglesias, Dios reveló la identidad de Su Hijo a varias personas o grupos de personas. Y la mayoría de esos relatos se encuentran en el Evangelio de Lucas, capítulos 1 y 2.
Antes del nacimiento de Jesús, Dios le dio a conocer al sacerdote Zacarías y a su esposa Elisabet, que el Mesías vendría, y que su hijo Juan el Bautista sería el que lo iba a preceder.
Luego, Dios envió un ángel para darlo a conocer a María y a José. Y luego, la noche que Jesús nació, recuerda que los pastores estaban en el campo, y el coro de ángeles apareció y les anunció el nacimiento de este niño.
Después de que Jesús nació cuando tenía cuarenta días, fue llevado al templo, como lo ordenaba la Ley, para ser dedicado por Su madre y José. Y allí, en el templo, fue recibido por dos santos ancianos, Ana y Simeón, que habían estado esperando ansiosamente el nacimiento del Mesías.
Ahora, todas estas personas eran judíos fieles. Pero luego llegamos al capítulo 2 de Mateo, y aquí es donde Dios dio a conocer esta maravilla del nacimiento del Mesías a un grupo de gentiles. Ahora, eso puede no sonar como una gran cosa para ti, pero eso habría sido asombroso para los judíos de ese día que pensaban que ellos (los judíos) tenían una posición privilegiada en Jehová, en Yahweh, y en el Mesías. ¿Gentiles? ¿De qué se trata esto? ¿Dios viene a darse a conocer a los gentiles? Eso habría sido impensable para ellos.
Pero quiero que volvamos por un momento a Mateo, capítulo 2, versículo 1:
«Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, unos sabios del oriente [otras traducciones dicen Magos] llegaron a Jerusalén, preguntando: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos Su estrella en el oriente y lo hemos venido a adorar”» (vv. 1-2)
Y quiero detenerme aquí un momento. Vamos a continuar con este pasaje durante el resto de la semana; este es un relato que solo se encuentra en el Evangelio de Mateo. Y lo que encontramos aquí, es en realidad una representación de los Reyes Magos bastante diferente a como los presenta nuestra cultura en general: en las tarjetas de Navidad, en los pesebres y nacimientos, hasta en el villancico popular «Somos los Reyes Magos de Oriente».
Y si juntamos todo eso, nos encontramos con una serie de, bueno, llamémoslos mitos y conceptos erróneos sobre los Reyes Magos.
Para empezar, no tenemos ni idea de cuántos eran en realidad. La leyenda dice que fueron tres, y en las pequeñas representaciones decorativas que utilizamos hoy podemos ver que seguimos esa tradición de tres Reyes Magos que en realidad vinieron de nuestras casas y de nuestros entornos navideños. Y debo decir que me encantan, y me parecen preciosos, y por eso los pongo en Navidad. Pero la realidad es que no sabemos si eran tres.
De hecho, un dato muy interesante es que la Tradición Ortodoxa dice que fueron doce. Podrían haber sido más. Pero creo que el número tres probablemente provenía del hecho de que había tres tipos diferentes de regalos que le trajeron a Jesús. Aunque en realidad no sabemos cuántos eran. Sin embargo, por muchos que fueran, es probable que llevaran un séquito, algo así como una escolta militar que les acompañaba en el largo viaje.
Y la mayoría de nuestros pesebres y nacimientos decorativos, incluidos varios de los que tengo en casa, muestran a los Reyes Magos, ¿dónde?, los muestran frente al pesebre, junto a sus camellos, junto a María y José, los pastores, las ovejas. Pero sabemos que no fue así como sucedió en realidad.
Sabemos que los pastores llegaron al establo la noche en que nació Jesús. Los Reyes Magos, los sabios, probablemente llegaron al menos semanas, o meses, o quizás un par de años después. Y para entonces, la familia ya no se encontraba en el pesebre, sino que ya estaban en una casa en Belén.
Además, tampoco sabemos cómo se llamaban los Sabios. En algún momento, unos 500 años después de Cristo, comenzó la tradición de que se llamaban «Gaspar, Melchor y Baltasar».
Pero no sabemos cómo se llamaban en realidad. Y tampoco se nos dice que eran reyes; no creemos que fueran reyes. Eso podría suponerse porque hay algunas profecías del Antiguo Testamento que hablan de reyes adorando al Mesías, y las veremos más adelante en esta serie. Pero es muy probable que no fueran reyes.
Y también es muy poco probable que cabalgaran hasta Jerusalén y luego hasta Belén en camellos. Es más probable, según algunos comentaristas, que fueran en caballos persas. Incluso, imaginamos a estos sabios siguiendo la estrella desde su país de origen hasta Jerusalén. ¿Es así como lo pensabas? Bueno, quizás sí.
La estrella de Belén a los magos guio
En la noche silente en Judea brilló
El pesebre encontraron siguiendo la luz
Y le dieron presentes al Niño Jesús
Noel, Noel, Noel, Noel,
Hoy ha nacido el Rey de Israel.
Pero las Escrituras en realidad no dicen eso. De hecho, sugieren que solo vieron la estrella mientras estaban en su país de origen, en el este, en oriente, y luego viajaron sin ver la estrella, hasta donde la habían visto ubicada. Y después, una vez llegaron a Jerusalén, la estrella los condujo hasta Belén.
Y quizás dirás: «Bueno, eso es un detalle pequeño, que no tiene importancia», ¡pero la verdad es que es muy importante! Sin embargo, al estudiar este pasaje queremos ver lo que las Escrituras tienen que decirnos sobre estos sabios. Y espero no haber estropeado las Navidades futuras.
Las Escrituras no nos dan muchos detalles sobre los sabios, así que ha sido un estudio fascinante para mí tratar de profundizar en lo que sí dice. Pero hay una cosa que sabemos con seguridad: y es que las Escrituras nos dicen todo lo que necesitamos saber sobre aquellos hombres.
Sabemos que lo que se nos dice está inspirado por Dios, y «es útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia», como nos dice 2 Timoteo 3. Toda la Palabra de Dios es inspirada y útil. Así que este pasaje es importante, y es importante para nosotras hoy.
Entonces, ¿quiénes eran estos «Sabios»? Bueno, algunas de sus traducciones dicen «magos», «Los magos». La palabra griega aquí es «magoi, mágos», que suena como nuestra palabra «mago» o «magos» en plural.
- Estos sabios eran consejeros de los reyes de la antigua Media, Persia, Babilonia y esos países.
- Eran eruditos.
- Formaban parte de una tribu sacerdotal.
- Estaban bien educados en ciencia y filosofía.
- Eran astrónomos. Estudiaban las estrellas y los planetas porque creían que contenían mensajes divinos para nuestro mundo.
- Estos hombres eran representantes de reyes. Trabajaban para los reyes. Eran una élite educada, investigaban y aprobaban a cualquier nuevo rey que subiera al trono.
Ahora, no sabemos con certeza de dónde vinieron. Las Escrituras solo dicen que vinieron «del Oriente». La mayoría cree que eran de Persia, que sería el actual Irán. Y algunos creen que vinieron de la antigua Babilonia, que ahora sería Irak.
Otros piensan que vinieron del antiguo reino de Saba. Hay una referencia a esto en el Salmo 72 que veremos en un momento. Saba sería el actual Yemen, en el extremo sur de la península arábiga. Ese país, Yemen, es conocido por sus vastos recursos de oro y por su producción de incienso y mirra. Así que es una posibilidad.
Pero, en última instancia, no sabemos con certeza de dónde vinieron. Cualquiera de esos lugares habría estado a miles de kilómetros o más de Jerusalén y Belén. Así que, ten en cuenta que esto no era como viajar a la próxima ciudad o estado. En esa época, era una larga distancia.
Ahora, ¿Cómo supieron los sabios que la estrella que vieron, cuando estaban en Oriente, anunciaba el nacimiento de un rey en Israel? Es decir, ellos miraron al cielo nocturno y vieron algunas estrellas brillantes.
- Pero, ¿qué les haría mirar hacia arriba y ver una estrella, una estrella en particular, y decir: «Esto significa que ha nacido un rey»?
- ¿Y cómo habrían sabido que era el «Rey de los judíos»?
- ¿Y por qué les habría importado ir a adorar a este Rey niño en un país lejano? No era su propio país, ni era su propio rey, por lo que ellos sabían. Así que ¿cómo lo supieron y por qué les importó?
Bueno, la respuesta es que no lo sabemos con seguridad. Pero creo que las Escrituras nos dan algunas pistas útiles: en primer lugar, podemos suponer, y es seguro suponer, que Dios les reveló esto sobrenaturalmente. Dios es quien se lo hizo saber, y ellos creyeron la palabra que Dios les reveló.
Pero también, cuando volvemos atrás y leemos a los historiadores de aquella época, los historiadores romanos escribieron sobre la creencia en aquel tiempo de que alguien que vendría de Judea gobernaría la tierra. Esto era algo comúnmente creído en ese tiempo.
Un comentarista dice:
«En la época en que nació Jesús, había en el mundo un extraño sentimiento de expectación ante la venida de un rey».
Antes de enviar a Su Hijo a este mundo, Dios había plantado este concepto en los corazones de eruditos, pensadores, reyes, gobernantes e historiadores. Había dado indicios a lo largo de las Escrituras del Antiguo Testamento de que vendría un Rey. Dios estaba preparando el camino. «Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo. . .» (Gálatas 4:4). Eso era parte de la plenitud del tiempo.
Ahora, voy a decirte algo aquí que tal vez sea una especulación fundamentada. No puedo ser dogmática al respecto, pero he aquí una posible explicación, o un poco de contexto, que me parece realmente creíble acerca de estos Sabios. Se remonta al siglo 6, antes de Cristo.
Recuerdas que cuando el pueblo judío fue exiliado de Israel y Judá, Dios los envió al cautiverio, a Babilonia, por setenta años, a causa de su pecado. Daniel estaba entre los hebreos que fueron llevados cautivos. Y cuando llegó allí, fue reclutado para servir al rey Nabucodonosor. Dios les dio a Daniel y a sus tres amigos una sabiduría y una capacidad que eran mayores que las de todos los demás consejeros del rey.
Y cuando llegas al capítulo 2 de Daniel, lees que Nabucodonosor tuvo algunos sueños que lo perturbaron, y que al mismo tiempo no lo dejaron dormir. Mira el versículo 2 de Daniel capítulo 2: «Entonces el rey mandó llamar a los magos, encantadores [recuerda esa palabra], hechiceros, y caldeos, para que le explicaran al rey sus sueños».
Esa palabra «encantadores», en la traducción griega del Antiguo Testamento, es «magos». (El Antiguo Testamento fue escrito originalmente en hebreo. La traducción griega del Antiguo Testamento se llama Septuaginta). En la traducción griega del Antiguo Testamento, esa palabra es magos, sabios.
Así que, el rey Nabucodonosor envió a estos «sabios» y les dijo: «Díganme mi sueño y qué significa». Se suponía que esos eran los más educados, los más eruditos, los hombres más dotados del reino. ¿Y qué sucedió? No pudieron hacerlo; no lo sabían; no tenían ni idea.
Así que ellos dijeron: «Si nos cuenta el sueño, podremos decirle lo que significa». (y podrían inventarse algo, ¿cierto?) Pero no podían contarle al rey su sueño, porque no tenían ningún poder o sabiduría sobrenatural o divina.
Al ver el rey que estos hombres que había llamado no podían interpretar su sueño, se puso furioso. Ordenó que todos esos sabios fueran destruidos, pero antes de que eso sucediera, Dios intervino soberanamente y le dio a Daniel, que había sido puesto allí para un momento como ese, la capacidad de interpretar y contar el sueño del rey.
Y entonces Daniel 2:48 dice:
«Entonces el rey engrandeció a Daniel y le dio muchos regalos espléndidos, y le hizo gobernador sobre toda la provincia de Babilonia y jefe supremo sobre todos los sabios [magos] de Babilonia».
Bueno, ¿quién está a cargo ahora entonces? Los sabios ahora se reportaban con Daniel. Ahora, Daniel no era más inteligente que estos hombres, pero conocía al Dios que es la fuente de toda sabiduría. Es probable que en los años siguientes, Daniel les hablara a estos hombres, que le rendían cuentas, sobre el Dios de los hebreos. Estos hombres eran aprendices, estudiantes. Eran eruditos, querían aprender. Y Daniel, que tenía una relación tan estrecha con Dios, sin duda les habría hablado de su Dios.
Incluso, al leer el libro de Daniel, cuando él fue atacado por su fe, su compromiso con Dios y su lealtad a Dios, no se vieron afectadas, sino que fielmente continuó adorando al único Dios vivo y verdadero.
Daniel sirvió bajo cuatro reyes diferentes en Babilonia y luego en el reino de los medos y los persas. En cada uno de ellos ocupó una posición de liderazgo clave en el reino durante décadas. Así que fue una persona influyente.
Durante ese tiempo de influencia, Dios le dio a Daniel visiones de lo que sucedería en el futuro. Y esas visiones incluían profecías de un Mesías. Si has leído recientemente el libro de Daniel, sabes que algunas de estas visiones son muy difíciles de entender. Son complejas. Lees todo tipo de Biblias de estudio y comentarios, pero terminas rascándote la cabeza y diciendo: «No estoy segura de lo que significa todo eso».
Y Daniel no entendió completamente lo que significaban, pero quedaron registradas para nosotros en las Escrituras. Pero está claro que vendría un Mesías. Por ejemplo, en el capítulo 9 de Daniel se nos dice que un gobernante gentil emitiría un decreto para que los judíos regresaran a Jerusalén y reconstruyeran su ciudad. Sabemos que eso sucedió bajo el rey Ciro.
Y entonces dice que 483 años más tarde, cuando haces todas las matemáticas en ese capítulo, 483 más tarde el Mesías vendría en la ciudad y se le daría muerte.
Ahora, llegas al libro de Nehemías, donde la orden de reconstruir Jerusalén fue emitida por el Rey Artajerjes, y 483 años después, Jesús fue crucificado en Jerusalén. . . 483 años después de esa orden.
Ahora bien, pienso que es muy posible, que Daniel les hablara a los sabios, a los magos, de su época, acerca del Mesías y el Rey prometido. Así que, creo que es probable que conocieran esas promesas, y que transmitieran esas profecías de generación en generación.
Es muy posible que los sabios, los magos de la época de Jesús, fueran descendientes de los sabios de Babilonia de la época de Daniel. Así que no es de extrañar que los Magos de la época de Jesús hubieran prestado atención a las pistas que se encontraban en las profecías de Daniel, y que estuvieran esperando con expectación el nacimiento del Mesías cuando esa estrella inusual apareció en el firmamento.
Y hablaremos más sobre esa estrella más adelante esta semana mientras recorremos el capítulo 2 de Mateo. Permíteme volver a los dos primeros versículos que hemos visto hoy, Mateo 2, comenzando en el versículo 1:
«Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiemposdel rey Herodes, unos sabios del oriente llegaron a Jerusalén, preguntando: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos Su estrella en el oriente y lo hemos venido a adorar”».
Permíteme sacar tres conclusiones de esos dos versículos.
En primer lugar, dice: «en tiemposdel rey Herodes», hablaremos más sobre Herodes mañana, y veremos que él fue un gobernante cruel y malvado. Sin embargo, «en tiemposdel rey Herodes», también vamos a ver que Dios es soberano; Él es soberano sobre toda la historia, sobre todos los reyes, sobre todos los gobernantes y sobre todos los reinos. Ningún rey, o gobernante, o reino, puede frustrar la voluntad de Dios.
Y me has escuchado decirlo muchas veces, y quiero decirlo aquí de nuevo: el cielo gobierna, ¡el cielo gobierna! Incluso «en los tiempos del rey Herodes». Incluso en tiempos de gobernantes impíos, indignos y malvados, Dios tiene el control. Dios siempre cumple Sus propósitos y tiene Su manera de hacer todas las cosas. En medio de cualquier gobierno, de cualquier reino, Dios está cumpliendo Sus propósitos y trayendo Su Reino a la tierra.
Bueno, el pasaje continúa diciendo: «unos sabios del oriente llegaron a Jerusalén, [estas eran tierras paganas y vinieron] para adorarlo, para adorar al Mesías recién nacido» (parafraseado). Esto es asombroso si lo piensas, pero me recuerda que Dios puede atraer sobrenatural e irresistiblemente los corazones de aquellos que están lejos de Él. Dios puede transformar eruditos seculares, científicos y personas influyentes en buscadores y adoradores de Jesús. Él puede hacerlo.
No hay ningún gobernante, ningún reino, ninguna persona influyente, ningún científico, nadie que sea tan inteligente que Dios no pueda sobrenatural e irresistiblemente atraer su corazón para convertirse en un buscador y adorador de Jesús. Esos hombres nunca hubieran buscado a Dios si Él no los hubiera atraído primero.
Déjame decirte un pequeño secreto: ni tú ni yo hubiéramos buscado a Dios si Él no hubiera puesto en nuestros corazones el hacerlo. Piensa por un momento en esa persona que conoces que está en una posición influyente del gobierno, o en tu lugar de trabajo, o en nuestra sociedad, pero que parecen estar lejos de Cristo.
Y déjame recordarte lo que mi papá solía decir: «No hay nueces demasiado difíciles de quebrar para Dios». Y mi papá sabía eso, porque él había estado tan lejos de Dios, y era rebelde contra cualquier cosa bíblica o piadosa. Pero Dios, en Su gracia y amor, tocó su corazón y lo trajo a la fe hace muchas, muchas décadas.
Y por último: cuando pienso en Daniel, él era un hombre justo que trabajaba para reyes injustos en un país pagano. Es un lugar difícil para estar, ¿cierto? A veces te sientes como Daniel, en tu lugar de trabajo, en tu familia, tal vez, incluso en nuestra cultura. Pero Daniel adoró fielmente a Dios, escuchó Su Palabra, y también influyó con su fe a aquellos que le rodeaban.
Daniel no tenía ni idea de que, 600 años después, los descendientes de aquellos con los que había vivido y trabajado viajarían a Jerusalén para encontrar y adorar al Mesías recién nacido. Él fue fiel en la época en la que vivió, pero 600 años más tarde, aquellas semillas que habían sido plantadas, dieron frutos.
En la providencia de Dios, tu fidelidad a Dios y a Su Palabra hoy puede tener un efecto dominó para las generaciones futuras, y puede proporcionar pistas para que los que vengan después de ti busquen y encuentren al Rey Jesús.
Así que, Señor, eso es lo que queremos, eso es lo que deseamos y eso es lo que anhelamos. Gracias por estos recordatorios de Tu Palabra, de que el cielo gobierna, y de que no hay corazones tan duros o tan lejanos que Tú no puedas conquistar y atraer hacia Ti. Gracias por atraer nuestros corazones. Úsanos, te ruego, en nuestros lugares de influencia, para creer en Ti firmemente y para aferrarnos a Tus promesas y compartirlas con los demás.
Y te doy gracias, por la fe, por el fruto que vendrá incluso en las generaciones futuras cuando te somos fieles hoy. Te lo ruego en el nombre de Jesús, amén.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado hablando de los sabios que vinieron a adorar a Jesús. Este fue el primer episodio de una serie que nos lleva a profundizar en esos sabios y el contexto que rodea la historia de la Navidad.
En el mensaje de hoy, vimos cómo el Señor estaba obrando en circunstancias difíciles en el momento del nacimiento de Jesús. ¿Y sabes qué? ¡Él sigue obrando hoy!
Y tomo una pausa para preguntarte, ¿alguna vez has sentido que no encuentras las palabras para orar? Sabemos que la oración es vital para nuestra relación con Dios, pero a veces puede parecer una lucha. Orar implica humillarnos, reconocer nuestras necesidades y pedirle a Dios que intervenga. Aun así, ¿quién de nosotras no ha experimentado esos momentos en que las palabras simplemente no fluyen? Ya sea que estemos pidiendo por provisión o intercediendo por un ser querido, a veces la oración se siente más difícil de lo que imaginamos.
Es por eso que queremos presentarte nuestro recurso destacado de este mes: «Cuando no encuentras palabras para orar». Con este libro tendrás a tu alcance docenas de pasajes de las Escrituras que te ayudarán a dirigir tus oraciones en diversas circunstancias y etapas de la vida. Esperamos que este recurso te anime y te inspire a profundizar en una oración basada en la Palabra de Dios.
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Y bueno, el día de mañana, Nancy continuará con esta nueva serie titulada «Sabios, reyes y la providencia de Dios». ¡Te esperamos para un episodio más de Aviva Nuestros Corazones!
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Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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