El arte de vivir el duelo de la manera adecuada
Dannah Gresh: Elizabeth Mitchell aprendió algo muy valioso tras la muerte de su hijo adolescente.
Elizabeth Mitchell: Usar esa nube negra que me cubre, esa depresión o ansiedad o miedo, en vez de esconderme de ello, usarlo como un recordatorio para orar y adorar como si fuera un reloj despertador. Estoy triste, estoy desanimada, tengo temor, este es el tiempo perfecto para adorar.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 10 de septiembre de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: La muerte de un hijo trae un dolor único. Fui testigo cuando mi madre tuvo que pasar por eso hace muchos años cuando mi hermano de 22 años murió en un accidente de auto. No hay nada como ese tipo de dolor. Es algo …
Dannah Gresh: Elizabeth Mitchell aprendió algo muy valioso tras la muerte de su hijo adolescente.
Elizabeth Mitchell: Usar esa nube negra que me cubre, esa depresión o ansiedad o miedo, en vez de esconderme de ello, usarlo como un recordatorio para orar y adorar como si fuera un reloj despertador. Estoy triste, estoy desanimada, tengo temor, este es el tiempo perfecto para adorar.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 10 de septiembre de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: La muerte de un hijo trae un dolor único. Fui testigo cuando mi madre tuvo que pasar por eso hace muchos años cuando mi hermano de 22 años murió en un accidente de auto. No hay nada como ese tipo de dolor. Es algo que cualquier padre quisiera evitar. Pero en un mundo caído, muchos pasan por ello.
Tal vez tú lo has experimentado o alguien que tú conoces ha pasado por ello. Si es así, conoces la agonía, la profunda tristeza y en ocasiones, inclusive, el hecho de cuestionar la bondad de Dios.
Bueno, el día de ayer en Aviva Nuestros Corazones, Elizabeth Mitchell compartió algunas de esas emociones que sintió cuando su hijo James falleció a la edad de 13 años. Si te perdiste el programa anterior quiero animarte a que lo escuches en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones o en AvivaNuestrosCorazones.com, creo que te conmoverá profundamente.
Elizabeth ha regresado el día de hoy para ayudarnos a aprender el arte de vivir el duelo bien. Aquí está mi coanfitriona, Dannah Gresh, hablando con Elizabeth Mitchell.
Dannah: Elizabeth, si alguien estuviera aquí sentada que está pasando por el mismo tipo de dolor que tú has tenido que vivir, ¿cuál sería la primera palabra de aliento o consejo que le darías?
Elizabeth: Yo le diría que no necesita entender todo, ni tener las respuestas a todas sus preguntas. Que lo mejor que puede hacer, aun con sus preguntas, es voltear su rostro en dirección a Dios, clamarle y pedirle que la sostenga o que lo sostenga, y afirmarla en el conocimiento de que Dios está con ella.
Que Él no es indiferente a su dolor.
Salmos 27, un versículo conocido:
«El Señor es mi luz y mi salvación;
¿A quién temeré?
El Señor es la fortaleza de mi vida;
¿De quién tendré temor?» (Salmo 27:1-2).
Él es suficiente. Él es capaz. A Él le puedo dar mis temores cuando no puedo compartirlo con nadie más. Así que, deja entrar a Jesús y a Su Palabra en tu corazón. No puedo hacer suficiente énfasis en esto, aun porciones de la Palabra que tal vez no entiendas, al leerla será un bálsamo. Es tu fuerza, es tu oxígeno, como lo mencioné ayer. Él es el Pan de vida. Él es el agua viva. De la misma forma que un padre nunca abandonaría a su hijo, Dios no te ha abandonado.
Te mueves en compasión hacia un niño cuando está sufriendo. A Satanás le encanta que nos sintamos abandonadas cuando estamos atravesando grandes desafíos. Le encanta hacernos sentir separadas de nuestro Padre celestial, y eso es una mentira.
Nuestro Padre que está en el cielo es perfecto. Él nunca estará más cerca y más presente en sus vidas que cuando sus hijos están sufriendo. De la misma manera que un padre amoroso busca a su hijo, nuestro Padre nos abraza.
Dannah: Te estoy escuchando decir esto y no puedo evitar pensar en aquella persona que está escuchando y diciendo: «No te creo. Estoy enojada con Dios. No creo que Él esté ahí. Estoy enojada ante las palabras de las Escrituras. ¿Por qué un Dios bueno se llevaría a mi hijo, a mi matrimonio, mi propósito en la vida, mi carrera? ¿Por qué un Dios bueno ha permitido que mis padres me abandonen? ¿Cómo puedo entender de un Dios que no abandona cuando mis propios padres me han abandonado?».
¿Qué hacemos con esas preguntas?
Elizabeth: Son preguntas profundas.
Dannah: Sin duda lo son.
Elizabeth: Puedes hacer esas preguntas, sin alejarte de tu única fuente de ayuda. Le llevas a Dios tus dudas, le dices que piensas que ha hecho algo terrible, pero continúas pidiéndole que se revele a ti. O pídele que te dé la fe para creer que Él está ahí. O que envíe a alguien a tu vida, que conoce tu situación y que te puede dar esa guía que necesitas en ese momento.
Hazle las preguntas difíciles, a sabiendas de que tal vez no te dé la respuesta que tú quieres. «Sin fe», dice Dios, «es imposible agradarme». Queremos caminar por vista y eso solo va a pasar en la eternidad. Tenemos que caminar por fe. Tengo que creer en este Dios que apenas estoy conociendo o este Dios que no tengo ni idea de quién es.
Mi querida amiga que estás sufriendo, nada más ha funcionado en tu vida. Todos los otros caminos están cerrados. El alcohol o tu indiferencia no te han dado consuelo. Tu enojo no te ha dado ninguna sensación de descanso. ¿Qué te ha dado tu amargura?
Si nada de esto ha servido, ¿podrías, por favor, confiar en alguien que ya pasó por lo que estás pasando y que entiende lo que estás viviendo? ¿Podrías confiar en que no estoy inventando todo esto? Que si te digo que Él es digno de confianza es porque, cuando no había nadie en quien confiar, Él estuvo presente, y quiero que tú también lo experimentes.
Es normal que tengas dudas. Es normal que estés enojada. Él lo puede manejar. Pero no cortes tu única fuente de ayuda y esperanza.
Dannah: ¿Alguna vez te sentiste tentada a hacerlo? ¿Tuviste momentos de duda?
Elizabeth: Sí. Cuando me dijeron que James necesitaba un trasplante de corazón, estaba bastante enojada con Dios y pensé: «¡¿A los 4 años y medio?!, después de todo lo que ha tenido que pasar, ¿y ahora esto? ¿Cómo es posible que Dios nos traicione de esta manera y que nos pida lidiar con un trasplante de corazón y con todas las repercusiones, las consecuencias y el manejo que conlleva?».
Recuerdo no querer nada que ver con eso, estaba sumamente enojada. Sí, ese fue un tiempo muy difícil.
Dannah: Bueno, superaste esa prueba, ¿cómo lograste pasar a través de eso específicamente?
Elizabeth: Lloré mucho. Alimenté mi enojo por un tiempo y le pedí ayuda a Dios. Le dije: «Tienes que ayudarme». Y Él envió a personas a hablar conmigo acerca de los trasplantes y me mostraron fotos de sus hijos que habían sobrevivido esa prueba. Y confortó mi corazón de diferentes maneras, pero usó a personas.
Él usó a personas que sabían lo rota que yo estaba. Y me ayudaron a sanar y me recordaron que había olvidado Su gracia y Su misericordia. Lo había olvidado todo y ahora necesitaba ponerlo en práctica.
Dannah: Creo que es fácil tener amnesia espiritual en tiempos de prueba.
Elizabeth: Sí.
Dannah: Pero es evidente que lo has recordado, porque has escrito las lecciones que has aprendido en tu libro Viaje para el corazón: Esperanza cuando la vida es injusta.
Ahora bien, probablemente no haya en este libro un plan de tres pasos para recuperar tu corazón y encontrar el gozo, porque sencillamente no funciona así. Nuestros caminos son tan diferentes como lo somos cada uno de nosotros como individuos. Pero llévanos a algunas de las lecciones que aprendiste en tu historia y sobre las que escribes en ese libro. ¿Cuál es una de ellas?
Elizabeth: Cuando me despertaba en la mañana, y pensaba: «No puedo afrontar el día de hoy», tenía que recordarme a mí misma que hay gracia nueva y misericordia nueva para hoy. No me la acabé el día anterior
Recuerdo concretamente un día cuando estaba en el hospital para niños de Miami, cuanto sentía que no podía levantarme del pequeño catre para padres que nos habían proporcionado al otro lado del pasillo. Le dije a Dios: «Necesito misericordia. No puedo más».
Entré al cubículo de James y la asistente de la enfermera me dijo: «Hola señora Mitchell. Estoy aquí para ayudarle el día de hoy con James. Mi nombre es Mercy», que traducido quiere decir misericordia. Y pensé: «Él me acaba de enviar una postal para recordarme: “Sí, todo está bien, Yo estoy aquí contigo”».
Dannah: ¡Wow!
Elizabeth: Así que, se trata de la suficiente gracia y misericordia de Dios, y saber que no puedes controlar nada. Que la vida es un regalo increíble, pero tú no estás en control. El control es una ilusión. Alguien alguna vez dijo y reconoció que mi llamado para el día de hoy es solo hacerlo…Como Elisabeth Elliot decía: «Haz la siguiente cosa». Alguien dijo: «Haz la cosa correcta que sigue».
Dannah: Así es.
Elizabeth: No puedes conquistar el mundo. En este momento estás en duelo o estás confundida o estás desilusionada, pero puedes tomar la decisión de salir de tu cama y lavarte los dientes y cepillarte el cabello y hacer desayuno para tus otros hijos y encender la computadora y hacer una tarea. Haces lo que sigue. No necesitas saber el final. No necesitas. . .Nadie puede resolver tus problemas y tú menos. Pero un paso a la vez. Suena trillado, pero es la verdad. Continúa haciendo lo que sigue.
Dannah: ¿Cómo haces para querer hacerlo? ¿Simplemente te dices a ti misma: «Solo necesito hacer lo que sigue»?
Porque, recuerdo cuando pasé por una situación traumática y me quedé sin comer por 3 días. Honestamente, no fue por elección, simplemente se me olvidó comer. Mi mamá llegó al tercer día, y me preguntó: «¿Ya comiste algo?», y me di cuenta: «Oh, no he comido».
Mi esposo estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos, en traumatología, y yo no sabía cómo iba a terminar la historia. Gracias a Dios terminó bien, pero por tres días, no pude ni pensar. Así es que, ¿cómo haces lo que sigue? Así como alimentarte o lavarte los dientes.
Elizabeth: Creo que en los buenos tiempos necesitas desarrollar hábitos espirituales. Aprendes acerca de la adoración y la oración, lees Su Palabra, ayunas, escribes, aprendes a estar en quietud. Todo esto lo aprendes cuando las cosas están bien. Lo practicas, como un atleta que se prepara para la carrera. El atleta no llega un buen día al maratón y lo corre. El atleta se prepara.
La vida es dura, en la vida hay pruebas. No las puedes evadir. No importa cuántos años lleves caminando con el Señor, la vida no es fácil. Así que te preparas para lo que va a venir teniendo hábitos espirituales para que cuando venga la prueba, cuando esa calamidad llegue, tienes de quién depender.
Dannah: Sí.
Elizabeth: Esa es una forma. Y tener una tribu, un grupo de amigos con quien te diviertes, a quienes amas, con quien ríes y que sabes que cuando necesites oración ahí estarán. Cuando no puedes leer el versículo o cuando no lo quieres ni escuchar, cuando la vida es demasiado dura, le mandas un mensaje a tu amiga: «¡Ayuda! Ora por mí. Me estoy hundiendo». Lo que sea que tengas que decir.
Así es que, desarrolla esas amistades cuando el sol está brillando para que cuando venga la tormenta tienes a quién acudir y no dependes solo de ti.
Dannah: Sí. Y en mi experiencia, cuando vienen este tipo de situaciones, es cuando te das cuenta qué relaciones son realmente sólidas y cuáles están arraigadas en la roca de Jesucristo, cuando te conviertes en un proyecto difícil, cuando te conviertes en una dificultad, cuando eres mucho trabajo para los demás.
Seguramente tuviste amigas que sacrificaron mucho para caminar contigo y con tus hijos, cuando te apoyaban en su enseñanza escolar o a cuidar de ellos, cuando tú estabas con James, y cuando estuvieron contigo en todo tu proceso de dolor.
Elizabeth: Sí.
Dannah: ¿Has encontrado que algunas personas se sienten abrumadas por la gran carga que son para otros y dejan de pedir ayuda cuando en realidad la necesitan mucho?
Elizabeth: Sí, totalmente, ese podría ser el caso.
Dannah: ¿Qué le dirías a la mujer que está batallando con ese sentimiento?
Elizabeth: Deja que otros te ayuden. Y mientras te fortaleces, luego sabrás cómo ayudar a otros.
Dannah: Hermoso.
Elizabeth: Así que, recibe la ayuda ahora, aunque sea incómodo, aunque no quieras pedirla, con la mentalidad de: «Conforme mejore, a medida que me fortalezca, que sane, entonces será mi turno de ayudar a alguien más».
No es un camino de una sola vía. Es una hermosa relación de doble vía con otras personas.
Dannah: Como una cadena de favores.
Elizabeth: Sí.
Dannah: Ayer compartiste un pasaje de gran significado para ti en aquellos días cuando James era un bebé. Después, cuando James tenía 13 años y fue a estar con el Señor, ¿hubo algún pasaje que cobrará vida de un modo único en esta etapa?
Elizabeth: El Señor me dio el Salmo 105, como una receta durante un tiempo muy difícil. La escribí, como el médico la escribiría: «Esta es la receta para ti».
Salmo 105:1-5:
«Den gracias al Señor, invoquen Su nombre;
Den a conocer Sus obras entre los pueblos.
Cántenle, cántenle;
Hablen de todas Sus maravillas.
Gloríense en Su santo nombre;
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor.
Busquen al Señor y Su fortaleza;
Busquen Su rostro continuamente.
Recuerden las maravillas que Él ha hecho».
Me dio esto, y luego se convirtió en un modelo de cómo podía hacer la siguiente cosa correcta que debía hacer.
Y algo que se me quedó muy grabado, que aprendí en algún libro o algún orador, quisiera recordarlo para darle el crédito, pero fue: adora, especialmente cuando no tienes ganas.
Adorar en medio de la oscuridad, usar esa nube negra que está sobre ti, esa depresión o ansiedad o temor, en lugar de huir de ello, verlo como una motivación para orar y adorar, como si fuera un reloj despertador. Estoy deprimida, desanimada, temerosa, ahora es el momento perfecto para adorar y no fingir esa adoración. Adorar Su bondad, Su carácter, Su presencia.
No buscar respuestas o tratar de entender. Tampoco estarás especialmente gozosa por las circunstancias en las que estás, no se trata de eso. Es adorar al Dios que está en control.
Dannah: ¡Oh, wow, es hermoso!
Me encanta como hablas de esa ansiedad o esa depresión… cuando esta aparece debemos usarlo como un reloj despertador, una invitación a adorar.
El salmo 105 dice: «Recuerden las maravillas que Él ha hecho». ¿Cómo encaja esto con el modelo de caminar a través de circunstancias como estas?
Elizabeth: Algunos días en el hospital, cuando estaba muy desanimada, siempre tenía mi Biblia y mi diario. Y cuando James estaba dormido y no había visitas, apagaba la televisión, para tener un poco de quietud en el cuarto. Algunas veces hacía una lista de las cosas aún más pequeñas por las que podía dar gracias. Si James ha digerido la comida hoy más que ayer o si pudo hacer. . .Él tuvo un derrame cerebral después de la segunda operación a corazón abierto, así es que, de cualquier cosa que pudiera hacer hoy que no había podido hacer el día anterior, de quien vino a visitarlo, yo hacía una lista de cosas por las que estar agradecida cuando no sentía que lo estaba.
Encontré que eso me ayudaba. Y recordar «las maravillas que Él ha hecho», creo que por eso escribí el libro. Por eso tengo un blog. Por eso enseño y animo a otras. Porque recuerdo las maravillas que Él ha hecho. El recordar es un acto de obediencia.
«Oh, ¿Tú me sostuviste a través de eso? Esto quiere decir que puedo confiar que me sostendrás o sostendrás a alguien que amo en lo que están pasando». Es importante para nosotros que recordemos. Es como traer un recuerdo de hace mucho tiempo a la memoria de corto plazo para enfocarse en Dios y decir: «Sí, puedo confiar en Él por lo que ha hecho en el pasado».
Dannah: El versículo 4 dice: «Busquen al Señor y Su fortaleza; Busquen Su rostro continuamente». ¿Cómo te sirvió esto?
Elizabeth: Es ir a Su Palabra y, para mí, aferrarme a un versículo, no pensar que necesito leer muchos capítulos o leer la Biblia en un año, a pesar de lo maravilloso que son esos planes. Buscar Su presencia es simplemente estar quieta, encontrar un tiempo regularmente y leer la Escritura y orar la Escritura a Dios, esa es una buena forma de practicar Su presencia.
Es una conversación en doble dirección. Tú lees Su Palabra y es así como Dios te habla. Y al leerle Su Palabra y orar la Palabra, es hablar con Dios, usando Sus propias palabras. Y no solo orar por nosotras mismas, sino también orar por las personas que amamos.
Dannah: Me encanta que digas que en algunos días: «solo un versículo», porque cuando estás caminando a través del dolor, tu cerebro no funciona de la misma manera que lo hace en otros momentos de tu vida. Y crear la expectativa de experimentar la Palabra de Dios de la misma manera que lo harías cuando tu cerebro está funcionando en óptimas condiciones de salud, no es justo. Esto solo puede crear mucho desánimo.
Ha habido momentos en mi vida en los que simplemente escribí un versículo, un versículo, en una ficha. Lo llevaba conmigo, porque si no lo llevaba conmigo, no recordaría lo que había leído esa mañana.
Elizabeth: Claro.
Dannah: Qué gracia es ofrecer esta invitación.
El Salmo 105 dice: «Oh simiente de Abraham, Su siervo, Hijos de Jacob, Sus escogidos».
¿Te sientes una de Sus elegidas? ¿Te sientes elegida por Dios, incluso a través de todo lo que has pasado?
Elizabeth: Sí, me siento elegida. Él nos eligió y nos sigue eligiendo para hacer Su obra, para ministrar a nuestros propios hijos y nietos, para ministrarnos el uno al otro como pareja, para ministrar a la gente que vive cerca y para ministrar a la gente que está lejos, en todo el mundo.
Las cosas que podemos hacer son un privilegio para servir a Dios. Llegar a conocerlo es un privilegio, buscar Su presencia continuamente.
Me encanta el hecho de que en la Escritura encontramos el Salmo 139 que dice: «Tú conoces mi sentarme y mi levantarme…». Él está allí
Hacemos tantas cosas cuando estamos sentadas. Tenemos reuniones. Tenemos tiempo de silencio. Nos sentamos a la mesa con nuestra familia. En todos esos lugares regulares y ordinarios, el Señor está allí con nosotras, mientras estamos sentadas, lidiando con cosas difíciles, levantándonos y haciéndonos florecer.
En este Salmo dice que la oscuridad no es oscura para Él, lo que nosotras vemos como oscuridad, lo que nos da miedo, para Él es luz. Él ve a través de ella. Ve todo a su alrededor. Nosotras vemos un pequeño boceto. Vemos una pequeña fotografía. Él ve el video completo de adónde va esto y lo que Él hará con ello. Y cómo: «Transformaré tu corazón y tu mente y te usaré para ministrar a otras personas».
Dannah: Hermoso.
Nancy: Elizabeth Mitchell estará de vuelta para orar. Su libro es «Viaje para el corazón: Esperanza cuando la vida es injusta».
Puedes obtenerlo directamente de Elizabeth. En la transcripción de este programa encontrarás un enlace para pedir este libro.
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Bueno, en el próximo episodio de Aviva Nuestros Corazones, escucharemos un mensaje alentador de Elizabeth Mitchell. Ella te mostrará que Dios puede usarte, aunque no tengas todo en orden, y ese es un mensaje que todas necesitamos.
Cuando tu situación es menos que perfecta, especialmente cuando nuestra situación es menos que perfecta, Dios sobresale al glorificarse a través de nuestra debilidad. No querrás perdértelo.
Ahora, aquí están Dannah y Elizabeth de nuevo para cerrar nuestro tiempo de hoy.
Dannah: Me pregunto si, para aquellas mujeres que aún no están allí, y se sienten débiles, y se preguntan: ¿Cómo puedo levantarme de esta silla para cepillarme los dientes o tomar una ducha? ¿Orarías por ella?
Elizabeth: Oh, amoroso Padre celestial, venimos a Ti gracias a Jesucristo, y por todo lo que Él ha hecho por todas nosotras. Hoy, Dannah y yo, venimos ante Ti en nombre de las mujeres que nos escuchan, mujeres cuyos corazones han sido destrozados por alguna injusticia o alguna gran decepción o alguna gran pena.
Y clamamos a Ti en nombre de ellas y te pedimos:
- Que el poder de tu Espíritu Santo actúe en sus vidas.
- Que les traigas esperanza.
- Que les recuerdes que sean valientes, no en la situación, sino en quién eres tú.
- Que les traigas personas amorosas para ayudarles.
- Que les des la gracia de aceptar la ayuda.
Bendice a estas mujeres donde quiera que estén, sea lo que sea con lo que están lidiando, Padre. Gracias, porque no necesitamos decirte sus historias, porque Tú las conoces, sabes todo sobre ellas y los detalles, y su corazón roto. Te encomendamos a estas mujeres a Ti, con todas las otras oyentes que necesitan compartir todo esto, y más con aquellos en sus vidas.
Bendice y anima, y continúa usando este gran ministerio para tocar los corazones de muchas personas en todo el mundo. Oro todo esto en el nombre de Jesús, amén.
Dannah: Amén.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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