Como el Buen Pastor, día 5
Débora: Nancy y Robert Wolgemuth dicen que cuando las esposas animan a sus esposos al decirles palabras tiernas y agradables, eso hará que ellos quieran ser mejores líderes en el matrimonio.
Nancy: Como esposas, necesitamos darnos cuenta de que para que los hombres asuman este rol se requiere valor y fe, es un llamado y una tarea abrumadora. Pienso que la mayoría de los hombres no se sienten adecuados para ello.
Existe un temor de fallar y de decepcionar a sus esposas. Él puede estar intimidado por nuestras expectativas. Creo que, si entendemos, como mujeres, que este no es un llamado fácil, entonces podremos estar realmente agradecidas incluso por los pequeños pasos que ellos den.
Robert: Sí, y cuando lo descubras haciendo algo bueno, anímalo, agradécele. Digamos que una noche él tiene el valor para orar antes de ir a dormir. A la mañana siguiente, en el desayuno, o durante …
Débora: Nancy y Robert Wolgemuth dicen que cuando las esposas animan a sus esposos al decirles palabras tiernas y agradables, eso hará que ellos quieran ser mejores líderes en el matrimonio.
Nancy: Como esposas, necesitamos darnos cuenta de que para que los hombres asuman este rol se requiere valor y fe, es un llamado y una tarea abrumadora. Pienso que la mayoría de los hombres no se sienten adecuados para ello.
Existe un temor de fallar y de decepcionar a sus esposas. Él puede estar intimidado por nuestras expectativas. Creo que, si entendemos, como mujeres, que este no es un llamado fácil, entonces podremos estar realmente agradecidas incluso por los pequeños pasos que ellos den.
Robert: Sí, y cuando lo descubras haciendo algo bueno, anímalo, agradécele. Digamos que una noche él tiene el valor para orar antes de ir a dormir. A la mañana siguiente, en el desayuno, o durante el día, o en un mensaje de texto, puedes decirle: «Cariño, gracias por lo de anoche. Gracias por orar por mí, ¡significó mucho!». No tienes que seguir y seguir; no tienes que decir más.
Nancy: Mucho menos decir: «Desearía que pudieras hacer esto CADA noche».
Robert: Exacto. Da un paso a la vez. Pero sin duda, él estará motivado por tu ánimo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 28 de junio de 2024.
Esta semana hemos tenido a un invitado especial aquí en Aviva Nuestros Corazones, Robert Wolgemuth, el esposo de Nancy. Ellos han estado conversando acerca de un libro escrito por Robert, en la serie que de hecho lleva el título del libro del que han hablado: «Como el buen pastor». Si te perdiste cualquiera de los episodios anteriores, encuéntralos en AvivaNuestrosCorazones.com. Aquí están Robert y Nancy para continuar con la conversación.
Nancy: Bueno, esta conversación ha sido más larga de lo que originalmente habíamos pensado. Pero cariño, ha sido un gozo para mí tenerte aquí en el estudio y para nosotros tener esta conversación (estamos aprendiendo y creciendo mientras tenemos este tipo de conversaciones) y para hablar acerca de este libro que has escrito y que pienso que será un gran regalo para los esposos y para las esposas también.
Se titula: Como el buen Pastor. Y por supuesto que «Pastor» con «P» mayúscula, se refiere a Cristo, nuestro Buen Pastor. Y el subtítulo del libro es: Lidera tu matrimonio con amor y gracia.
Quisiera leerte algo que no sé si ya has visto. Una de tus hermanas respondió después de leer este libro, ella ha estado casada por muchos años. Escribió: «Este libro es poderoso porque fue escrito por un hombre que ha vivido (y sigue viviendo) este llamado diseñado por Dios sin importar qué».
¡Así que gracias por ser de ánimo tanto para los hombres como para las mujeres, por medio de lo que Dios ha derramado en tu vida durante estos años!
Robert: Bueno, gracias a ti. Y solo para que sepan, es un gozo estar sentado aquí.En realidad no es muy diferente a sentarse en la mesa de la cocina después de cenar y simplemente abrir nuestros corazones el uno al otro y ser transparentes. ¡Me encanta ser parte de esta conversación! Solo que en esta ocasión algunas personas nos están espiando.
Nancy: Iba a decir que en la mesa de nuestra cocina no se sienta todo el mundo a escucharnos (aunque algunos lo disfrutarían). Y tenemos conversaciones agradables, en ocasiones conversaciones difíciles y. . . ¿Qué hacemos? ¡Miramos hacia arriba y oramos! Eso es algo que hacemos mucho.
De hecho, cuando veníamos de camino al estudio tomaste mi mano en el auto y comenzaste a orar. Decíamos que para muchos esposos (y tal vez para muchas esposas también) puede ser intimidante hacer ese tipo de oración o se pueden sentir incómodas si no es un hábito.
Te pregunté si siempre te sentiste cómodo haciendo esto al comienzo de tu matrimonio con Bobbie.
Robert: Puedo decir que sí, porque yo vi a mis padres orar juntos. Pero, sé que esto puede ser intimidante. Sé de hombres que hacen presentaciones a grupos muy intimidantes.
Hace un tiempo tuve una conversación con un amigo muy cercano que es un genio, un experto en bienes raíces. Él vende casas grandes, pequeñas y medianas; es muy exitoso. Y le dije: «pienso que sería una gran idea que ores con tu esposa».
Y él dijo: «Bueno, no sé si pueda hacer algo así. ¿Qué voy a decir?».
Llamemos a eso una respuesta muy común que dan los hombres. Lo que les diría es: «Eres tú, tu esposa y Cristo. Mi recomendación, mi consejo sería, incluso en la noche, justo antes de que vayas a la cama a dormir, solo acércate, toma su mano y di: “Señor, es el final de un día muy ocupado. Estamos cansados, pero queremos agradecerte por este día. Te pido que le des a mi esposa un buen descanso. Ambos necesitamos un buen descanso. Mañana será otro día ocupado con muchas cosas que hacer. Así que, te agradecemos por estar con nosotros. Te amamos; nos amamos el uno al otro, en el nombre de Jesús, amén”».
Es decir, lo que salga de tu corazón, aquellas palabras que dices como si estuvieras hablando con un amigo. Y mientras tú oras, tu esposa está escuchándote decirle eso al Señor. Nancy, cuéntame qué significa para ti cuando yo hago esto cada noche.
Nancy: ¡Oh, es precioso! No solo cada noche, sino cada mañana… y normalmente es muy temprano. Pero si me despierto cuando te levantas y sales de la habitación, oras conmigo. Y si no lo hago, entonces nos conectamos en cuanto me despierto.
Solo te toma unos momentos. No es largo, no es laborioso. No es una hora de oración planificada «tiempo de oración planificado», son momentos agradables de oración. Pero tú los inicias, ¡y eso me encanta porque me confirma que tengo un esposo que busca al Señor!
Creo que a veces todo esto de liderar tu matrimonio, especialmente con las expectativas de las esposas siendo lo que son, para que él sea un líder espiritual. . . ¿Qué significa eso? ¿Cómo se ve eso? ¿Quién podría lograrlo?
Así que, mujeres, tenemos que moderar nuestras expectativas y asegurarnos de que no sean irreales, o que estén esclavizando a nuestros esposos, o poniéndolos en prisión. Y mientras entregamos esas expectativas al Señor, yo le diría a hombres y mujeres, (y lo que diré ahora no es ciencia espacial):
Esposas, incluso los pasos más pequeños y sencillos pueden hacer una gran diferencia en su relación, y los cambios más pequeños y sencillos pueden cambiar el rumbo de las cosas de manera significativa. Sé la primera en estar dispuesta. Y a los esposos les diría, ni se imaginan…
De hecho, estoy pensando acerca de un momento en particular (cariño, recordarás esto). Fue al inicio de nuestro matrimonio (fue cuando estaba escribiendo prólogo de este libro). Estábamos cerca de la fecha límite y yo estaba en medio de otras fechas límites.
Robert: ¡Una locura!
Nancy: Así que terminé quedándome toda la noche despierta trabajando en el prólogo de este libro. Tú bajaste a las cuatro y media de la mañana (lo cual es tu hora normal, aproximadamente), y yo había estado sentada trabajando en mi laptop toda la noche. Me miraste como diciendo: «¿Pero. . .qué. . .haces. . .aquí?».
No me regañaste, sino que empezaste a orar, porque era temprano y eso es lo que hacemos. Recuerdo que dijiste al final de la oración: «Y Señor, por favor, muéstrame cómo debo pastorear a esta preciosa mujer que me has dado».
Nos reímos un poco, pero me conmovió mucho porque yo sabía que no sabías cómo manejar esta situación, y yo no sabía cómo manejarlo tampoco. Entonces dijiste: «Amén», y luego dijiste: «Muy bien, cariño, vete a dormir, regresa a la cama».
Robert: «Ve a la cama,» no «Regresa a la cama».
Nancy: Fue un regalo muy agradable para mí. Y esto crea en el corazón de una mujer un sentido de seguridad, paz y gratitud, el saber que su esposo busca al Señor.
Pero hermanas, ¡podemos arruinarlo! Recuerdo haber escuchado a una mujer decir que cuando ella y su esposo se casaron, su esposo oró con ella, y cuando él terminó, ella corrigió la forma en la que él había orado. Ella dijo: «Esa fue la última vez, durante décadas, que él oró conmigo».
Él lo intentó. Él sacó la cabeza y ella se la cortó, y él tuvo miedo de intentarlo de nuevo. Así que tenemos que ser cuidadosas en ese aspecto.
Robert: ¿Puedo confesarte algo? Mientras más envejezco, y mientras más entiendo lo que significa caminar con Cristo, más inadecuado me siento. Más inadecuado me siento de ser un buen esposo para ti. Así que al orar estoy reconociendo que no puedo hacerlo solo.
Al invocar la presencia de Dios en mi vida, experimento que Su gracia es suficiente para cubrir mis faltas y para dar vida a un hombre muerto. Así es como funciona.
Nancy: Y esto me dice que como esposas, necesitamos darnos cuenta de que para que los hombres asuman este rol se requiere valor y fe, es un llamado y una tarea abrumadora. Pienso que la mayoría de los hombres no se sienten adecuados para ello.
Existe un temor a fallar y a decepcionar a sus esposas. Él puede estar intimidado por nuestras expectativas. Creo que, si entendemos, como mujeres, que este no es un llamado fácil, entonces podremos estar realmente agradecidas incluso por los pequeños pasos que ellos den.
Robert: Sí, y cuando lo descubras haciendo algo bueno, anímalo, agradécele. Digamos que una noche él tiene el valor para orar antes de ir a dormir. A la mañana siguiente, en el desayuno, o durante el día, o en un mensaje de texto, puedes decirle: «Cariño, gracias por lo de anoche. Gracias por orar conmigo mí, ¡significó mucho!». No tienes que decir más.
Nancy: Mucho menos decir: «Desearía que pudieras hacer esto CADA noche».
Robert: Exacto. Da un paso a la vez. Pero sin lugar a duda, él estará motivado por tu ánimo.
Nancy: Entonces el ánimo corresponde a ambas partes en la relación. Pero hay cosas que pueden desanimar y desmotivar. Así que, cariño, háblanos a nosotras las mujeres. ¿De qué maneras podemos como esposas hacer difícil para nuestros esposos el pastorearnos?
Robert: Wow.
Nancy: Y se honesto.
Robert: ¿En serio? ¿Esto es entre tú y yo, verdad?
Nancy: Entre tú y yo, y unas miles de personas escuchando.
Robert: Bueno, creo que cuando una esposa juzga los criterios de su esposo… Ahora, esto es realmente importante, porque eres una mujer muy inteligente, y yo cuento contigo. Cuento contigo para que me des buenos puntos de vista, y yo te digo esto con frecuencia: «¡Qué buena idea es esa!».
Pero creo que hay ocasiones en las que un hombre siente que no puede estar a la altura, cuando cualquier cosa que haga, cualquier cosa que diga, simplemente no es suficientemente buena. Pienso que eso puede ser muy dañino.
Hay un libro que se publicó hace años llamado The One Minute Manager (El ejecutivo al minuto). El libro vendió millones de copias. Es una alegoría. Una de las cosas de las que se habla en el libro es de la importancia de la motivación.
Cuando tengas que corregir, hazlo como un sándwich: motivación, instrucción, ánimo. Eso por un lado, y por el otro (y tú no lo haces Nancy, ¡te prometo que no!): voltear los ojos o hacer comentarios sarcásticos que pueden ser muy desalentadores para un hombre.
Lo que quiero decir es, un hombre puede ir a cazar alces o matar un oso. Pero si su esposa le voltea los ojos, o dice algo desconsiderado, o sonríe con superioridad, o es sarcástica, eso le saca el aire, lo desinfla.
He tenido la oportunidad de hablar con amigos que sienten que: «No vale la pena. Mi esposa nunca estará satisfecha conmigo. Ella siempre encontrará la forma de criticarme». Así que me gustaría animar a las mujeres que están escuchando, a no voltear los ojos a sus esposos, a no hacerlos sentir como si no estuvieran haciendo bien las cosas.
Y algo más: no hablen de su esposo con sus amigas.
Nancy: Asumo que quieres decir negativamente.
Robert: Sí, exactamente.
Nancy: Porque pueden hablar positivamente, ¿cierto?
Robert: Sí, por supuesto. ¡Que un hombre escuche que su esposa dijo algo alentador sobre él, es importante! Pero, pienso que algunas veces en la iglesia, los hombres son peticiones de oración entre las mujeres.
Imagínate esto: Un hombre va a la iglesia, y una mujer que es amiga de su esposa se acerca y le dice: «Queremos que sepas que estamos orando por ti, por la razón que sea___» (llena el espacio en blanco). El que una esposa hable de su esposo y sus luchas de manera negativa puede desequilibrarlo.
¿Quién conoce mejor al esposo que su esposa? ¡Nadie! Ella tiene esa información… Por eso una esposa no puede testificar en un tribunal en contra de su esposo, porque ella conoce todo acerca de él.
El hecho de que haya cosas confidenciales entre tú y tu esposa es absolutamente crucial. Nuestra hija lo llama la «caja fuerte». Pones todo lo que conoces de tu esposo en la caja fuerte.
Nancy: Ahora, no quiero contradecirte, pero siento que tal vez deba hacer una advertencia aquí a las mujeres que nos escuchan: si hay algo que está sucediendo en tu matrimonio, que sea contra la ley, que es peligroso o abusivo, eso es diferente. Lo que acaba de decir Robert cae en otra categoría y no es con la intención de cubrir un pecado.
Robert: Así es, gracias por aclarar.
Nancy: Si algo está sucediendo, necesitas pedir ayuda sin difundirlo. El objetivo no es derribar a tu esposo o hacerlo ver mal. Es obtener ayuda para él y para ti. Así que asegúrate de que la persona con quien lo compartas sea una persona confiable. Si es contra la ley, entonces debes acudir a las autoridades.
Porque incluso en una relación de mentoría, tal vez hay situaciones donde es apropiado y edificante decir: «Estamos batallando con esto», no con la intención de exponer a tu esposo, sino para tratar de obtener ayuda para tu propio corazón y tus propias respuestas ante esa situación.
Así que no queremos decir que el pecado deba ser cubierto y que no debería ser sacado a la luz.
Robert: Por supuesto, eso es muy importante. Gracias.
Nancy: Esa es una línea muy delgada en el balance en esto, ¿cierto? Y en cuanto a menospreciar a los esposos. . . lamentablemente, eso está por todas partes. Lo escuchas en la TV, lo escuchas en las películas: mujeres hablando despectivamente acerca de sus esposos. Y eso no solo provoca la destrucción de tu matrimonio y de tu esposo, sino que también destruye el matrimonio de todos los demás.
Robert: Cierto. Las bromas acerca del esposo no son graciosas; las bromas acerca de la esposa no son graciosas.
Nancy: ¡Eso no lo permitimos en Aviva Nuestros Corazones!
Imagino que algunas de nuestras oyentes pueden pensar: Él es el líder. Él es la cabeza de este hogar. Él es el pastor. Y eso suena muy pasado de moda, muy de la vieja escuela, anticuado, culturalmente incorrecto.
Para las mujeres que han crecido en nuestra cultura de hoy en día, imagino que pueden estar pensando: No tendré voz ni voto en mi matrimonio. Debo seguirlo en silencio; él es el líder. No puedo decir nada. No puedo opinar. Así que, cariño, ¿podrías ayudar nuestras oyentes, y a los hombres, a entender que eso no es de lo que estamos hablando aquí?
Robert: Bueno, claro que no, las Escrituras hablan acerca de honrarse el uno al otro y preferirse el uno al otro. La ilustración que di hace unos días en este espacio acerca de mi negocio y mi cincuenta y uno por ciento, significa que mi trabajo en ese momento era servir a mi socio de negocios, es decir, hacer todo lo que pudiera para hacerlo exitoso.
Está bien, digamos que esto es un poco pasado de moda. Bueno, echemos un vistazo a la condición del matrimonio. Puedo decir con seguridad que, en muchos casos, el matrimonio está roto.
Entonces me pregunto: ¿Qué está mal con la institución matrimonio? ¿Por qué el matrimonio está en esa condición desesperante en muchos hogares?
¿Cuáles verdades nos dice la Biblia acerca de los roles, acerca de mi rol en el hogar y mi responsabilidad de ser el pastor de mi esposa y mis hijos? Que necesito aprender cómo amarlos en humildad, liderarlos, ser amable, tierno, directo y sincero, y todas esas cosas.
De hecho, hablamos acerca de la vara y el cayado, y leemos sobre eso en Salmos 23. En el libro describo lo que son la vara y el cayado. La vara mantiene a los depredadores lejos y el cayado, cuando una oveja cae, algunas veces su lana es tan gruesa que realmente no puede levantarse, y entonces el pastor utiliza la curva del cayado para levantar a la oveja.
Lo que puedo hacer como pastor es enderezarte amorosamente. Y con eso no me refiero a corregirte, sino ayudarte a ver nuestra relación como es, ser un portador de la verdad en nuestra relación. Aquí está una de mis cosas favoritas acerca de ti, Cariño: tú también te anticipas.
Como dijiste, tenías cincuenta y siete años cuando nos casamos. De hecho, en tu libro Adornadas, comienzas un capítulo con la siguiente oración: «¿Qué hice?». Me miras en medio de la noche, y ahí está ese hombre durmiendo en nuestra cama, y ¡te das cuenta de que casi no me conoces! Ese fue un ajuste enorme para ti.
Nancy: Y, Cariño, en esos momentos hiciste un gran trabajo de aclarar y liderar a través de esos momentos difíciles en nuestra relación. Y quiero que nuestros oyentes, esposos y esposas, entiendan que realmente tú me valoras, buscas mi voz y mi corazón sobre tu negocio, sobre nuestra relación, sobre nuestras prioridades y nuestras agendas.
De hecho, al inicio de nuestra relación me dijiste (creo que fue en nuestra boda): «No quiero que nunca sientas que hay algo que no puedas decir».
Ahora bien, lo que sea que yo quiera decir, debe ser dicho respetuosamente y en el momento correcto. Hace un tiempo te comenté algo, y eran alrededor de las 10 de la noche. Tu hora de ir a dormir había pasado, estabas agotado. Pero aun así fuiste tierno para escucharme. Afortunadamente, no era algo complicado. Pero yo sé que si quiero que escuches algo, probablemente a las diez de la noche no es el mejor momento para hacerlo.
Pero tú lo valoras, me pides y me animas a dar mis opiniones y mis pensamientos. No me haces esa pregunta como el pastor y el líder en esta relación y no quieres decir con eso que tengo que seguirte sin pensar a donde quiera que vayas o en cualquier cosa que hagas. Eso no es de lo que estamos hablando aquí.
Robert: Oh, no, para nada. En los negocios, si es que puedo utilizar esta ilustración, si eres el Director Ejecutivo, serás efectivo si contratas personas que sean más inteligentes que tú. No eres el director ejecutivo porque lo sabes todo, y de ser así estarías administrando todo a modo de exigencias. Pero si reúnes alrededor de la mesa personas que son muy, muy buenas en lo que saben hacer, tu trabajo es capacitarlos, empoderarlos.
Lo que yo diría en mi matrimonio contigo, en nuestro matrimonio, es que tengo el gozo de empoderarte, de poner un marco alrededor de una hermosa pintura para que mi relación contigo, mi participación en tu vida, haga la vida más agradable, más alegre y menos frustrante.
Hace un tiempo después de cenar tuvimos una conversación difícil, y tú estabas descargando algunas frustraciones que sientes.
Nancy: No acerca de nuestro matrimonio (aunque hemos tenido esas conversaciones también).
Robert: Sí, hemos hablado de eso. Pero en esa ocasión, esa conversación fue solo acerca de la vida. Al final me pediste disculpas. Y lo que recuerdo acerca de eso es (y esta es una buena ilustración, así que la utilizaré) mi respuesta fue: «No, quiero que sientas absoluta libertad para ser transparente».
Nancy: Y me diste la libertad de estar en desacuerdo contigo, de expresar mi desacuerdo. No parecías amenazado por ello.
Robert: Porque no lo estoy.
Nancy: Eso es lo que quieres: el «hierro con hierro se aguza». Estás diciendo: «somos coherederos de la gracia de la vida», y eso me da mucha confianza y alegría para apoyar tu liderazgo.
Pero eso no significa que vas a estar de acuerdo con mi sugerencia o con mi punto de vista acerca de algo, pero sé que he sido escuchada y que lo que he dicho ha sido valorado.
Robert: Sí. Eres una editora maravillosa (y como has dicho: «He escrito algunos libros»). Me encanta la buena edición, realmente me encanta. Ahora, algunas veces, una edición es una especie de amenaza. Ya sabes, dices (a ti mismo): «Mi editor se equivocó en esto», pero al final del día, un buen editor hace un libro mejor.
Y lo que te diría, sentados aquí, solos tú y yo, es que tu atención en los detalles hace que nuestra vida sea mejor. Tú lo ves todo, y hemos bromeado acerca del hecho de que puedes notar un error en una valla pasando a 120 kilómetros por hora (¡tienes un ojo muy agudo!). Pero al fin y al cabo eso hace que sea mejor, que el libro sea mejor y que yo sea mejor.
Entonces, soy un hombre, tengo un ego, pero tengo que ser humilde cuando mi esposa encuentre un error. Tú me conoces realmente bien, y sabes que si tú encuentras algo en lo que me equivoqué, me toma un momento para reconocerlo. Soy un poco duro conmigo mismo, así que necesito extenderme yo mismo gracia. Y tú conoces eso de mí.
Eso no te impide decir algo que necesito escuchar, pero también entiendes que probablemente no voy a decirte: ¡ay, gracias! Realmente aprecio esa palabra de corrección (o esa amonestación), pero al final del día, es tu espíritu el que hace que funcione para mí…
Y como mencionamos antes en esta serie, acerca de las instrucciones, para ti, esposa, que quieres entregarle este libro a tu esposo, él debe percibir lo siguiente: Tú estás dándome este libro, no porque yo sea un tonto, sino porque me amas y te encantaría tener la dicha de que sea un buen pastor en nuestro matrimonio.
Nancy: Gracias, cariño.
Bueno, espero que este sea el tipo de conversación e intercambio que esté sucediendo en muchos matrimonios como resultado de lo que hemos compartido juntos esta semana aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Y espero que muchos esposos hayan escuchado esta transmisión, y que al escuchar a Robert digan: «Me gustaría tener una copia de ese libro». Yo sé que hay muchas mujeres a las que se les ha pedido que obtengan una copia para su esposo, su hijo adulto, su yerno, su papá, o tal vez un pastor quiera animar a los hombres en la iglesia a que consideren estudiar juntos este libro. Hemos estado orando todo el tiempo, cariño, para que Dios use este recurso en las vidas de esposos y esposas, y en los matrimonios, ¡para hacer una gran diferencia!
Sé que hay esposas pensando: Mi esposo no lidera. ¡Él simplemente no lidera! Desearía que lo hiciera. Bueno, como matrimonio, ambos obtendrán aliento a través de este libro. Y debo decir que esto no es un club para derrotar a tu esposo, sino que el propósito es animarte a que le puedas decir: «Como seguidor de Cristo, tú puedes ser un mejor líder en tu matrimonio con amor y gracia».
Así que gracias, cariño, por escribirlo. Gracias por compartir esta vida conmigo, esta travesía conmigo, y gracias por compartir con nuestras oyentes.
Robert: Gracias, a ti, Cariño. ¡Qué alegría estar contigo!
Débora: Has estado escuchando a Nancy y Robert Wolgemuth en la serie: «Como el buen pastor». Este también es el título del libro escrito por Robert. Si has sido bendecida a través de estos episodios te animamos a adquirir el libro y a compartir esta serie con otras personas en tu círculo de influencia.
Llamándote a imitar a Cristo, el Buen Pastor, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Nueva Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.
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